25 millones de argentinos

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Por Fabián D´Amico

Narración,con escasa acción dramática,para un hecho doloroso de nuestro pasado cercano.

Se estima que para considerar a un hecho como histórico es necesario que pasen más de cincuenta años de su acontecimiento para relatarlo como tal. Hay hechos, situaciones y épocas mucho más cercana que necesitan de su revisión constante y permanente para cerrar heridas muy profundas que los mismos dejaron o simplemente como actos de catarsis colectiva. Esto ocurre con el holocausto ocurrido durante la última dictadura militar en nuestro país ( 1976/1983). Libros, películas, noticas reales y ficcionales, series y demás lenguajes artísticos usan ese tema y otros vinculados directa o indirectamente para un discurso artístico.

25 millones de argentinos, pieza teatral de Lisandro Fiks toma como disparador los festejos de la última semana del mundial del fútbol 1978 para narrar una historia de amor y desamor entre la hija de un militar y un guerrillero.

Nunca mejor utilizada la palabra “narrar” para hablar de lo que sucede, a nivel dramatúrgico, en la pieza de Fiks. El inicio (y final) de la obra- lo más interesante y potente del texto- nos muestra a Ana, una joven mujer sentada en la mesa de un bar en un dialogo que nunca queda en claro si es hacia con el público o con un interlocutor ficticio. La mujer cuenta en esa charla parte de su vida y la incertidumbre actual sobre el paradero de su amor, un estudiante comprometido políticamente con los montoneros en la época más dura de la represión y teóricamente “chupado” en una redada. Una narración naturalista, con un preciso tono entre nostalgioso y cansino de la actriz, que marca su estado de ánimo actual, entre recuerdos y muchos olvidos que no dejan de recordarse.

La mayor dificultad de la obra radica en el momento en el cual la narración se transforma en acción dramática y esta última nunca aparece. Desde el instante que Ana deja su relato y los nombres que ella pronunciaba cobra vida, la intensidad se convierte en una discursividad plagada de artificialidad. Una madre de alta sociedad negadora de la realidad del país que habla imitando el tono de voz de Graciela Borges, su mejor amiga- hija de un militar amigo de su padre ya fallecido- entre ingenua y snob, el novio de esta última cuyo discurso está plagado de frases hechas y un joven militar que desea el amor de Ana pero que termina convirtiéndose en su verdugo. Una mirada- intencionada políticamente - con un tratamiento tan cuidadoso de no herir sensibilidades que termina por carecer de esta.

Fiks, en su rol de director, utiliza varias publicidades televisivas de la época, que se proyectan sobre el fondo del dispositivo escénico, con slogans y disparadores que forman parte del inconsciente colectivo para ilustrar el tiempo y espacio donde transcurre la acción. Una idea original de puesta pero que refuerza el carácter de lugares comunes donde cae el texto como vinculo enunciativo ( “ los argentinos somos derechos y humanos”,” el silencio es salud”, etc.)

Con una ambientación y vestuario adecuados a la producción y al espacio escénico y con actuaciones que fluctúan entre el más puro naturalismo hasta la más estructurada declamación, 25 millones de argentinos ofrece una mirada un tanto distante y acartonada, en donde solo hay buenos y malos, de un hecho tan pasional e hiriente para la sociedad argentina.