Al maestro, con cariño

Por Fabián D´Amico

“De hombre a hombre”, la historia de un romance que no debe ser, y sin embargo es, en una poética obra de Mariano Moro.

No solo en la ciudad autónoma de Buenos Aires, capital teatral de Argentina, y una de las más importantes de América Latina, el teatro off ha tenido un sostenido crecimiento en los últimos años. Mar del Plata extendió su oferta teatral más allá de los límites de sus peatonales. Un foco cultural marplatense es La Bancaria, acercando al público local y veraneante, temporada a temporada, variadas e interesantes propuestas. Como mentor de esta movida particular está Mariano Moro, responsable de éxitos que vieron su luz en ésta, su ciudad, y se transformaron en sucesos nacionales e internacionales, como las multipremiadas “La Suplente” y “Quien lo probó, lo sabe”.

En la temporada 2007/2008, se estrenó una pieza de su autoría, “De Hombre a Hombre”, ganadora del Concurso estival Visible para Obras dramáticas, Madrid, 2007,cuya reposición puede verse en la actualidad en la Alizana Francesa de la Ciudad de Mar del Plata. Un texto poético, profundo, que acerca al público a la palabra, a escuchar lo que se dice sobre un escenario, libre y ajeno de todo elemento innecesario que distraiga la atención y la comunicación entre los actores, el texto y los espectadores. Una historia simple y lineal, en donde lo que se cuenta queda eclipsado por como se cuenta. Un caso particular en donde la palabra, elemento básico para el relato verbal que significa el hecho teatral básico, tiene mucha más fuerza que la historia que la contiene.

Un verborragico profesor de literatura hace su presentación magistral ante su clase (siendo la platea parte de la misma). El típico caso de profesor “encantador de serpientes” que ante una audiencia anodina utiliza recursos literarios y poéticos para captar, con sus conocimientos, algo de la atención a sus alumnos. Pero el discurso armado, la clase previamente preparada y cronometrada en su duración, se derrumba ante la participación continua, permanente y en toda situación, oportuna, de uno de sus alumnos. Un alumno de apariencia débil, pero con un conocimiento preciso de su persona, gustos y preferencias. Este irá derrumbando, primero con su sed de conocimientos, y luego, con su necesidad de acercamiento físico, la muralla prefabricada de palabras y de aparentes convicciones religiosas que el docente tenía como escudo y defensa hacia una vida no resuelta.

En cada clase, la distancia entre docente y alumno, es menor, y la atracción se torna más fuerte e irrefrenable, siendo las armas de seducción entre ambos, la palabra, la poesía más bella, los autores más románticos. La distancia, transformada en relación, muestra que las fortalezas del docente eran ficticias, avasalladas por los juveniles y poco prejuiciosos deseos adolescentes. Una fuerza aniquiladora que el alumno pone de manifiesto en el duro y conmovedor final de la historia.

Una experiencia teatral la de “De hombre a hombre” que pude ser disfrutada desde dos aspectos o lecturas: desde el análisis objetivo de una excelente pieza de teatro, con una fuerte (y en ocasiones idealizada) relación de amor entre dos hombres a través de la literatura como vínculo común; o como un homenaje (a mi entender explicito) a Alberto Migré, quedándose el publico, con un maravilloso melodrama de la década del 70.

Desde el programa de mano, se aclara la influencia de Migre en la infancia del autor. Lo que sucede es que los que vivimos esa época maravillosas de los teleteatros de Migré y presenciamos la obra; cada gesto, cada recurso literario, cada acercamiento entre los actores, cada cita a un autor, el nombre y apellido del protagonista que empieza con la misma inicial (recurso utilizado por Migre en todas sus novelas) es un golpe bajo a la nostalgia, al recuerdo, a épocas en donde la palabra tenía un valor, en donde una melodía, o solo el primer acorde de un canción, nos remitía a lugares, sitios específicos, momentos inolvidables. Un mérito mayor del Moro como autor, es no haberse quedado solo en el recuerdo del autor o en su manera de escribir, sino haber creado en base a él, una historia de amor, tal vez pensada, pero nunca materializada, por Migré, con recursos del melodrama, pero con un drama profundo y real.

Pilar fundamental dentro de esta pieza, son los actores. Mariano Mazzei, actor fetiche de Moro, realiza un trabajo profundo, plagado de matices. Dota a su personaje de una fuerza exterior en lucha constante con su debilidad interna, a través de una precisa y exquisita labor corporal y de su voz. Junto a él, Emiliano Dionisi, encuentra el registro exacto a su criatura, comprometido con su papel en cada frase que dice, en cada gesto. Una composición lograda que se potencia con la comunicación que se vivencia existe entre los actores (ambos protagonizaron por mucho tiempo “El Sr. Martín”) y que llega de manera potente a la platea.

“De Hombre a Hombre” es una nueva posibilidad de disfrutar de un buen producto de Mariano Moro, en donde la sutileza, el buen gusto y el refinamiento de lo que se dice, y como se lo dice, traspasa cualquier tema tabú, y lo convierte en una obra de arte.