Amado Mío

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Por Fabián D´Amico

Románticas canciones italianas de amor en un show con altas dosis de romanticismo y erotismo. Talentosos intérpretes y una puesta de Valeria Ambrosio con el aporte de Elizabeth de Chapeaurouge desde la creativa coreografía.

La historia entre la música italiana y Valeria Ambrosio- por lo menos en lo que a teatro se refiere- comienza en el 2003 con el arrolador suceso como Mina que cosa sei protagonizado Elena Roger que se presenta a lo largo de varias temporadas en distintas salas. Un homenaje a las canciones de la eterna Mina en una puesta en escena innovadora. En el 2007 llega el homenaje a la Carra con Ella un show de canciones y excelentes coreografías (alguna de ellas ejecutadas por Hernán Piquín en su debut en el musical) y para el 2011 la trilogía de divas italianas se completa con Bocatto di cardinale, un divertido tributo a Rita Pavone.

El romance entre esas canciones y la directora perdura en el tiempo y en la actualidad puede verse en el Maipo Kabaret Amado Mio, la última creación de Ambrosio basada en canciones italianas de la década del 60. Ahora no hay divas a quien rendir beneplácitos sino una variada selección de temas de amor- y algún par de temas chispeantes-sin un hilo argumental conductor que genere una historia tradicional. Un show de canciones donde las voces y los cuerpos dicen mucho gracias al ingenio de la directora y al talento incalificable de Elizabeth de Chapeaurouge, coreógrafa de excelencia en nuestro país.

El escenario del Maipo Kabaret muestra una mesa, sillones, baúles, pequeños bares de donde el elenco consume bebidas alcohólicas, teléfonos antiguos y una máquina de escribir con una carta a medio terminar. Un ámbito indefinido para que el público le dé su propia impronta (departamento, buhardilla, etc) donde deambulan los tres hombres con impecables trajes italianos y una bella mujer quienes se cruzan, se rozan, se tocan, se miran, se desean pero nunca se hablan ni interactúan como si no pudieran verse en realidad.

Llamados telefónicos que no se reciben mientras se chequea el tono del teléfono, cartas que jamás se han escrito o que nunca se terminaron de enviar y muchas canciones italianas que hablan del amor, desamor, encuentros y desencuentros generan un clima de romanticismo, de nostalgia y un altísimo grado de erotismo sin que se legue a ver más piel que la de un torso masculino desnudo.

Amado mío se trata solo de eso, de climas, de una colección de logrados climas entre personas, donde las miradas intencionadas y cargadas de pasión y las sensuales coreografías de Chapeaurouge rompen los límites de los sexos y quienes aman o adolecen de ese sentimiento trascienden más allá de su identificación sexual.

Un presentador que introduce a la platea al clima poético que se genera desde el escenario (Willy Lemos) abre la puerta a este juego erótico-musical que tiene un trió masculino de excelencia ( Emmanuel Robredo Ortiz, Esteban Masturini y una revelación- en especial como cantante- llamada Nacho Perez Cortes) junto con la bella y talentosa Florencia Benitez. Debe mencionarse el increíble sonido del lugar que permite el lucimiento de la banda capitaneada por Matías Chapiro al piano y dirección musical, Juan Sak en flauta y saxo tenor y Adrian Speziale en violoncello y contrabajo.

Amando mio
es un espectáculo con el sello de garantía de su elenco y equipo creativo para disfrutar a lo largo de la representación y salir por la calle Esmeralda, en estas noches de frio, bien abrigados y cantado del brazo de su amado las bellas canciones de amor italianas. Solo falta la Fontana de Trevi, Marcello y Anita para vivir una velada soñada.