Argentina, toda risa

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Por Fabián D´Amico

Risas, música y artistas de alto nivel dan forma y sustento a un clásico show de Zapping siempre renovado y creativo.

Hay escépticos y también optimistas dentro del mundo del espectáculo. Muchos dicen que “todo esa creado” y quienes aseguran que “todo está por crearse”. En el medio, están los artistas que conocen a su público y le ofrecen siempre shows dentro de un género determinado con estilos que se adaptan o amoldan a los cambios discursivos.

El grupo Zapping conoce bien a quienes están dirigidos su espectáculos, y más allá de incorporar en su staff figuras mediáticas por exigencias de producción, nunca negocian la calidad de sus propuestas ante el marketing que ciertos nombres puedan beneficiar la boletería.

De trabajar con las “mellizas” Xipolitakis , cuando eran solo ignotas caras de televisión con contagiosas carcajadas, a protagonizar con Marcelo Iripino o La Tota Santillan, los ganadores del Premio Ace al mejor espectáculo humorístico, nominados y ganadores a varios estrella de Mar y de prestigiar la peatonal Rivadavia de la ciudad de Mar del Plata, desembarcan en la Av Corrientes, en el Teatro Broadway, con un efectivo show donde conocidos cuadros humorísticos musicales tienen siempre una cuota de innovación que los hace únicos.

Innovar hace referencia a un cambio que introduce novedades, y que se refiere a modificar elementos ya existentes con el fin de mejorarlos. No tiene porque hacer referencia a algo nuevo sino a cambios, modificaciones que hace un discurso conocido en algo perfectible.

En ATR (Argentina, toda risa) lo mediático esta dado por Gaby Gonzalez, “Rosita” de Pasión de Sábado, quien logra integrarse a la dinámica del grupo y más aún, cuando deja de lado al personaje y el actor juega el juego que plantea el grupo, se amalgama a la divertida dinámica de los cómicos. Rosita juega a ser una maestra de ceremonia del espectáculo y lleva al público hacia el camino del recuerdo, de la nostalgia, de aquellos grandes artistas de siempre y en especial aquellos de la infancia. De ahí nace un número musical con un logrado recuerdo a Gaby, Fofo y Miliki, una cuadro musical con reminiscencia a la música de los años 50 y 60 con los recordados boleros y el siempre genial número de las Tap Sister.

Como en las grandes revistas de la época de oro del género, una atracción especial engalana la velada. Miguel Angel Cherutti hace su rutina de canciones e imitaciones dentro de la propuesta general que es el tiempo pasado y la nostalgia.

Un carismático actor que oficia de alter ego masculino de Rosita (Guido Gastaldi) la ayuda en el devenir del show con las presentaciones. Dos hermanos tenores le aportan su talento musical y su inexpresividad actoral y dos grandes talentos que engalanan siempre los shows de Zapping ( Clara Quarneti y Mariangeles Re) acompañan al siempre efectivo dúo de Carlos Guedes y Cristhian Barbieri en su difícil arte de entretener.

Una adecuada puesta de luces, un colorido vestuario- a excepción del que utiliza Rosita a lo largo de la función que se nota ajeno a la propuesta estética del espectáculo- y un brillante final en celeste y blanco con la canción patria de cortina musical son los rubros técnicos que dan color a ATR, más que un show, una velada a plena risa, buena música y excelentes artistas.