Bollywood,una industria sin estrellas (Mar del Plata)

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Por Fabián D´Amico

Particular mirada de Muscari sobre la fama y el éxito en formato musical y con elenco de actores no famosos.

Existen dentro del ámbito de la cultura de gestión pública ciertos "elefantes blancos" cuya administración y gestión implica un riesgo cuando hay renovación de autoridades. Todas las miradas van a estar puestas sobre esas personas a la espera de un error para criticar y pocas veces de halagos cuando la gestión es exitosa o al menos novedosa. Un ejemplo es la asunción de Alejandro Tantanián en el Teatro Nacional Cervantes y en el ámbito de la provincia de Buenos Aires ese aire renovador puede apreciarse en Mariano Moro, actual director del Complejo Auditoríum de la ciudad de Mar del Plata. Quizás la osadía más notoria de Moro es haber programado en la sala principal un estreno de un joven autor nacional como lo es El Ardor y el desembarco de Muscari con Bollywood.

José María Muscari estrena uno de sus shows performáticos autobiográficos como lo es Crudo hace un par de años en la Bodega del Complejo pero ahora la apuesta es mayor. Una de las salas mayor capacidad de la ciudad para un espectáculo netamente del circuito alternativo. Un emprendimiento plausible como riesgoso teniendo en cuenta el imaginario colectivo local en relación con ese espacio, donde cine arte, ópera, ballet y clásicos nacionales de antaño se representan durante todo el año.

La incertidumbre ante cierto discurso desconocido se diluye ni bien uno ingresa a la sala. El enorme escenario desnudo con sillas en el fondo del mismo y colgando de uno de los flats una pantalla donde puede verse y oírse un vídeo clip con escenas de reportajes de Moria Casán mientras bailarines aparecen desde distintos sectores de la sala bailando al son de la frenética y electrónica música del clip. Una verdadera bienvenida al maravilloso y particular mundo del Muscari más alternativo y contestatario de la última década.

Lejos del romance del autor por textos consagrados de Lorca o de Coward, los homenajes a figuras exitosas en una época y olvidados en la actualidad (Escoria, Póstumos, Extinguidas) Muscari vuelve a su esencia provocadora donde la dramaturgia o la no presencia de una linealidad que desconcierta a quienes no conocen esa veta del dramaturgo y el goce de quienes añoran esa mirada irónica y ácida de Muscari. Un ignoto y numeroso elenco surgido de un casting busca su minuto de fama. Gente joven y con estilos diferentes, actores maduros que bregan por hacer conocido el teatro off marplatense, una señora mayor super bronceada que ansía ser como la diva nacional de la televisión Argentina. Todos hambrientos de fama y de éxito tras años de luchar en el anonimato haciendo teatro infantil.

Un rico material con el cual trabaja Muscari y el cual utiliza alegorías y comparaciones más que extrañas pero efectivas para quien sabe leerlas en las varias capas que tiene el discuro de Bollywood.
Bollywood, una industria sin estrellas hace referencia a la industria cinematográfica india, con más estrenos que el propio Hollywood aunque con la diferencia que sus films no son exitosos ni transparente la frontera de ese país. Historias simples con fastuosos cuadros musicales donde centenares de indies vestidos con su ropa típica danzan música pop. El Bollywood de Muscari lo compara con la farándula nacional donde hay muchos nombres y pocas estrellas. Tomando una frase de uno de los personajes de la obra, son cientos de telas de colores tapando una miseria extrema. Frase que sirve como disparador para ver, analizar,cuestionar y criticar de manera despiadada a los "hijos de" que pueblan las producciones nacionales televisivas y como la totalidad del elenco daría cualquier cosa por ese minuto de gloria en un programa de chilenos.

Daniel Figueredo y Mariela Ascencio como guías que introducen y presentan los cuadros, las acciones y los musicales del resto del elenco. Son los "famosos" amigos del director y venidos desde la capital, los reyes de esa tierra frente a un autóctono elenco marplatense con una chica trans, una sexagenaria, un joven drag queen y muchos actores y actrices cansados de trabajar en sótanos o en obras barriales en cooperativas. Aprovechan está oportunidad no solo para decir "acá estoy" sino también para purgar cierto karma de "ser local y desconocido".

Proyecciones, música estridente, coreografías corales y mucho de denuncia bajo el aspecto secundario; musical nada convencional con la firma de Muscari para el asombro de los vírgenes de sus obras y el deleite de sus seguidores.