Destino de Gloria

Por Fabián D´Amico

Un nuevo “destino” para la revista.

La revista, es uno de los géneros teatrales más representativos de la idiosincrasia porteña. El lujo y brillo parisino, la alegría de la música española, la comicidad y humor de los italianos y judíos; dieron origen a esta forma de hacer teatro y de aunar las distintas culturas que colonizaron nuestro país en sus inicios, en un solo espectáculo.

Tuvo años de exitoso esplendor y otros en donde la mediocridad atentó contra su existencia, pero la revista siempre surge en épocas de crisis, donde el público busca una vía de escape a sus preocupaciones.
Antonio Gasalla eligió este formato para volver a presentarse ante el público marplatense; “Destino de Gloria” no es otra cosa que una revista, pero su mano logra que sea personal, con estilo, sagacidad, acidez, y buen gusto.

Con un frac rojo, bailes típicos de nuestro país y un monólogo en donde nadie queda exento de la ironía y del humor negro; Gasalla somete a la clase política y la farándula a un exhaustivo análisis y ridiculización, en un primer momento del espectáculo.

Manteniendo la estructura tradicional continúa Alexa Si, rememorando a las clásicas vedettes en un cuadro con espaldar de plumas y una coreografía típica de los “dorados años”.

Yolanda (Gasalla), la sufrida y paralítica madre de Marta, irrumpe en el teatro, para proponerle negocios non santos a las vedettes del elenco, siendo un momento muy logrado, el contrapunto entre Yolanda y Alexa, tomándose con humor, la reciente condición de “mujer” de la vedette.

Carlos Guedes y Cristhian Barbieri, creadores de “Zapping”, apelando a sus más conocidos personajes y gags, sirven de cortineros, para darle lugar a la aparición de KiKa, una mucama maltratada por su patrona, realizando un schetch clásico (y un tanto anacrónico) de la revista, en donde los clichés del género, son bien manejados por el elenco.

Cuatro bailarines son el marco, para que María Ritó, despliegue sus condiciones de bailarina, en un cuadro donde del ritmo frenético deviene en un adaggio erótico, con un desnudo total, de delicada plasticidad, y estética resolución.
Un nuevo monólogo lo muestra a Gasalla, frente al tema del sexo y su influencia en los medios de comunicación, en las publicidades y los colegios. Tema que en manos de otro cómico, hubiese resultado escabroso y chabacano, aquí logra un momento de comicidad plena, con una visión ácida y aguda de una sociedad un tanto pacata, no acostumbrada a llamar a las cosas por su nombre.

Dando así pie a la presentación en el escenario de María Rosa Fugazot, que con un breve diálogo con el cómico, repasa las oportunidades que se le presentaron con Chicago y Zorba.

Fugazot, una vez más, demuestra su dominio del escenario y su fibra de vedette, al interpretar con su sensual y ronca voz, “Júrame” y un compilado de boleros rodeada de los bailarines que la acompañan.
El espectáculo culmina como no podría ser de otra manera: con la aparición de Mamá Cora, criatura emblemática de Gasalla.

Buenos bailarines; la destreza en la danza y el misterioso glamour de Alexa Si; la armónica figura de María Ritó danzando; el humor de los chicos de Zapping; el talento de una gran actriz como Fugazot y el conocimiento del género y la comunicación tan especial con el público de Gasalla, posibilitan encontrarle un nuevo rumbo a la revista.
Con apenas dos cortinados como marco escenográfico, un excelente diseño de iluminación de Andrés Mattiauda, una creativa coreografía de Daniel Fernández, y un adecuado y elegante vestuario creado por Manuel González; el buen gusto, la elegancia, y la risa provocada a través de la inteligencia, se han apoderado nuevamente del teatro de revista, dándole a la misma un “Destino de Gloria”.