Dos platos fuertes del Festival Internacional de Cabaret en Argentina

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Por Fabián D´Amico

En el segundo día del festival se presentaron Omar Calicchio con su entrañable unipersonal y el debut de las Reinas Chulas con su Banda de las Recodas

CALICCHIO.OM.AR

Omar Calicchio presentó dentro del marco del festival su espectáculo calicchio.om.ar estrenado en 2015 en el Teatro Moliere. A diferencia de los discursos artísticos cuya intención contestaría y beligerante en defensa de principios vulnerados, la propuesta del artista nacional rumbeó hacia otras orillas, las de la diversión tanto propia como de la audiencia y en espacial, darse el gusto de cantar.

Una noche de desvelo, un patio de barrio, un hombre en pijama, donde los pensamientos y recuerdos pueden más que el cansancio o el sueño. Ocasión para que comience una diatriba sobre el tiempo pasado, los seres queridos, los olores particulares de un barrio y la música, fiel acompañante de esos momento bucólicos.

Melodías conocidas del cancionero popular cobraron vida en la voz de Calicchio, luciéndose en esta ocasión, más allá de sus dotes interpretativas, como cantante. La interacción no se hizo esperar y el público se unió, en voz y tarareo, a mucha historia compartida a través de canciones emblemáticas del rock nacional.

Entretenimiento en el más llano y estricto uso de la palabra, sin dobles lecturas, sin mensajes aleccionadores, solo un enorme artista, buenas canciones y mucha diversión.

LA BANDA DE LAS RECODAS

No hay mejor manera de conceptualizar algo, alguien o un grupo que recurriendo a la autodefinición. Por ese motivo, para poder explicar quiénes son Las reinas chulas o cuál es su arte, lo más conveniente es visitar su sitio web (www.lasreinaschulas.com) y dejar que lo hagan ellas. Según ellas “Sus espectáculos utilizan la sátira, la farsa y la música para hacer crítica social desde el humor, logrando con su trabajo una manera de disidencia y reflexión sobre temas de actualidad.”

Una frase muy acorde con lo visto sobre el escenario de El Picadero la noche del domingo, siendo esa su primera presentación en Buenos Aires dentro del 1er Festival Internacional de cabaret. Cuatro micrófonos de pie colocados como si fuéramos a escuchar un recital, un sitio para el musicalizador y mucha expectativa por descubrir a un grupo emblemático de teatro –cabaret de la ciudad de Mexico.

Cuatro mujeres ingresan al escenario con un look muy particular. Peinados voluminosos cubiertos por sombreros texanos llenos de purpurina, bustiers confeccionados con tela de telar y faldas realizadas con ponchos. Un aspecto peculiar pero referencial a México y a las agrupaciones musicales del país, sin llegar a ser rancheras con los típicos sombreros mexicanos.

La mayor- solo en edad- del conjunto toma la palabra, se presenta y lo hace con el resto. Son hermanas Carrilla, cuatrillizas, dejadas por la madre al nacer y huérfanas de padre al suicidarse luego de ver la fealdad de las recién nacidas. Para poder subsistir, deciden formar la banda y recorrer diversos lugares con su arte. Cada una de ellas tiene una personalidad y aspecto físico que la diferencia: la multioperada llamada Barbie, la mayor apodada Chaparrita, la voluptuosa y la Guera (rubia).

Comienzó con el show una suerte de autobiografía grupal y personal, en donde cada una, a través de una canción relató amores, desamores, operaciones, y muchas penurias que han vivido ellas o parte de su familia. De esas experiencias brotaron canciones- algunas desopilantes y otras sentidos alegatos sociales-que las actrices-cantantes interpretaron con gracia y con coreografías intencionalmente fallidas.

La banda de las recodas, sin bien con un formato original para nuestro público, remitieron en cierto sentido el espíritu transgresor- y un tanto olvidado en el humor nacional- de los discursos artísticos de los años 60 en el recordado Di Tella