El cartero

Por Fabián D´Amico

Emoción y poesía en una nueva puesta del texto de Skarmeta

Hay infinidad de maneras o formas de plasmar un texto sobre un escenario. Si bien es cierto que las palabras son y serán siempre las mismas, la intención, la fuerza escénica y el mensaje varia según el prisma con el cual se concibe el espectáculo.

Un ejemplo de estas diferencias se visualiza en el texto de Antonio Skarmenta, “El Cartero” (Ardiente paciencia. Desde comienzos de los años 80 varias versiones se apreciaron en nuestro país. Entre las más destacadas, la realizada por el teatro San Martín, con el protagónico de Walter Santa Ana y un elenco estelar, en donde el texto prevalecía sobre una austera puesta. Desde otra óptica, la última y promocionada versión, con figuras mediáticas y promocionadas escenas de desnudos, en donde la forma se imponía sobre el contenido.

En la presente programación del teatro Auditórium, y dentro de la cartelera de la sala Payró, una nueva versión de este texto se puede apreciar y disfrutar. Si bien es cierto que las puestas en escena lujosas son, en cierto casos, necesarias y visualmente atractivas para el desarrollo de un espectáculo teatral, el teatro es texto, palabras y más si se trata de mostrar parte de la vida de un poeta como Pablo Neruda.

Es ahí en donde radica el peso de esta versión, artesanalmente concebida por Manuel Iedvabni. Escasos elementos escenográficos y una cálida iluminación son suficientes, y ayudan a que la atención del publico se centre en lo realmente trascendente de la pieza: las palabras.

La historia que se cuenta, masivamente conocida por la versión cinematográfica, es simple. La relación entre un joven cartero, de una isla poblada de rudimentarios pescadores, y la única persona que recibe cartas en ese lugar: Pablo Neruda. La comunión entre el intelectual y el joven rudimentario en cuanto a su expresión, pero cargado de amor y poesía es la estructura para que el Skarmeta, muestre una realidad política y sobre todo humana de esta celebridad literaria. De cómo el amor, la pasión y le entrega hacia el cumplimiento de un ideal (sea amoroso o político) puede cambiar la vida de una persona, cualquiera sea el estrato social o cultural de donde provenga.

Lo importante en “El cartero” no es la anécdota, sino lo que se dice. Cada texto, cada párrafo, cada palabra tiene música, emoción, ternura. Cualidades que se potencian desde la dirección de Manuel Iedvabni, y desde un elenco comprometido con lo que se está relatando. Desde el profesionalismo de Franklin Caicedo (responsable también de la producción de la obra), la ductilidad y simpatía de Ana María Castell y el entusiasmo de Emiliano Ramos y Diamela Viani.
Un espectáculo para reencontrarse con la poesía y la emoción de un texto teatral, junto con una acertada mirada desde la dirección, la entrega de los actores hacia lo que están brindando a la audiencia y el continuo compromiso del teatro Auditórium de hacer posible que los veraneantes accedan a eventos de categoría artística.