El nacimiento de un capo cómico

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Por Fabián D´Amico

“La cátedra del macho” es un unipersonal humorístico sobre el comportamiento del hombre en nuestra sociedad. Destacada labor de Silly como autor y como un verdadero capo cómico.

Hay historiadores que sostienen o ubican la muerte del arte en la década del 60, marcando así el comienzo del post-modernismo. A partir de esa fecha todo lo conocido y establecido como arte deja de serlo y da paso a una nueva corriente o vanguardia artística donde solo lo nuevo es arte. Un poco de este pensamiento, aunque no sea precisamente sobre ninguna corriente artística, es el que sostiene Coco Silly en su unipersonal “La cátedra del macho” que se ofrece en el nuevo Teatro Bristol de Mar del Plata.

El lenguaje de Silly que utiliza en su cátedra y su intención al compartirla con la audiencia está lejos de ser vinculada con lo académico o pedagógico, aunque tenga mucho de observación y de didáctico. El actor y autor de la pieza sostiene que el hombre con el modernismo se aputazó, haciendo una marcada diferencia entre lo que es un hombre “macho” y uno “puto”. Argumenta esa diferenciación basándose en épocas pasadas con el presente, y lejos de hacer una apología discriminatoria, utiliza el término “puto” para referirse a las costumbres del hombre moderno, sin referencia alguna a la elección sexual del sujeto bajo análisis.

A partir de una presentación donde deja aclarado que su intención está lejos de ser homofóbica, hace una semblanza del hombre actual, de sus costumbres alimenticias, de su higiene personal y de sus amistades; en una analogía con las tradiciones y raigambres barriales, los lugares donde comer y que platos elegir, y los cosméticos permitidos para los hombres de barrio y en especial de Parque Patricios de donde Silly es oriundo. Las rivalidades entre los restaurantes de Palermo Hollywood, los platos que se sirven en esos lugares, los nombres de los establecimientos y la verdadera comida que debe comer todo hombre que se considere “macho” es una partes más desopilantes del espectáculo con un poder de observación preciso y eficaz comparable con la pluma de Enrique Pinti en el ámbito del humor político.

Luego de presentar sus máximas y posturas, Silly hace una comparación entre la manera de organizar y festejar los cumpleaños de quince años décadas atrás y como se realizan ahora. En este cuadro es donde el actor despliega todo su histrionismo y la química que logra con el público en una comunión de risas y aplausos. Una actuación que pone en tela de juicio ciertos prejuicios de productores teatrales quienes sostienen que ya no existen más capos cómicos de teatro de revista. Silly demuestra que puede ser uno de ellos, y de los buenos, aunque nunca haya participado de un espectáculo revisteril. En un último cuadro, tal vez el de menor impacto cómico y de mayor nivel de injustificadas “malas palabras”, hace un recorrido de los distintos tipos de mujeres que son el objeto de deseo de los machos argentinos.

“La cátedra del macho”
es un espectáculo de humor frontal, simple y llano, no apto para público en busca de un lenguaje sacro o de alto vuelo poético. Un unipersonal que, con la intención de hacer pasar un momento grato a una audiencia predispuesta al juego cómplice de ser partícipe de esta cátedra. El actor logra que el público se enfrente a su visión sobre la realidad del “macho” en nuestra sociedad, la que es compartida y festejada por sus seguidores. Con esta cátedra, Coco Silly demuestra que más allá de ser un excelente actor, logra explotar de manera efectiva su costado de capo cómico carismático y hábil observador de la realidad.