El teatro musical trae poesía y así me acerqué más al maestro Lorca.

Por Axel Drimer

Graciela Daniele, directora y coreógrafa argentina reconocida en Broadway, estrenó en el Lincoln Center “Bernarda Alba, el musical”.

Nota realizada por Axel Drimer, corresponsal en New York.

Graciela Daniele nació y creció en Buenos Aires. Luego de recibirse de la escuela de danzas del Teatro Colón, viajó al exterior y desde hace 40 años trabaja en Broadway. Es muy reconocida en esta comunidad teatral y ha compartido experiencias con prestigiosos artistas como Bob Fosse, Astor Piazolla, Chita Rivera, Woody Allen y Liza Minnelli. Como directora residente del staff artístico estable del Lincoln Center, está muy satisfecha con el proyecto de "Bernarda Alba, el musical", el cual ha dirigido y coreografiado. El personaje protagónico será interpretado por Phylicia Rashad -conocida en Argentina por ser la madre en La familia Cosby, la exitosa tira televisiva de los 80´y 90´-. Una de las hijas será interpretada por Daphne Roubin-Vega, quien interpretó a Mimi en la versión de Rent original.

Graciela, criada en Buenos Aires, en una familia con raíces españolas y alrededor de mujeres similares a Bernarda, le contó a Mundo Teatral el proceso creativo de la obra, su esfuerzo por transmitir la poesía y la brutalidad de Federico García Lorca y sus ganas de denunciar el sufrimiento al que muchas mujeres son sometidas a lo largo de la historia. Sostiene que únicamente pudo lograr todo esto a través de una versión musical.

Habiendo sido criada en Buenos Aires ¿tuviste contacto con personas con un comportamiento similar al que se ve en el texto de Bernarda Alba?
Sí, yo nací en Argentina pero mi abuela era de Galicia, de Vigo. Eran once hermanas y un hermano y todos emigraron a la Argentina, por lo que me crié alrededor de ellos. Vivía con once mujeres de la época de Bernarda, con la misma clase de educación que ella: la cosa católica, no hablar del sexo, etc. Por suerte, en Argentina y con el tiempo, empezaron a vivir una vida más moderna y, seguramente, a través de sus hijos, se abrieron mucho más.

¿Cómo comenzó el proyecto de Bernarda Alba, el musical?

La idea viene dando vueltas desde hace tiempo. Siempre hubo en mí un vínculo especial con Lorca y su maravillosa poesía. Yo dirigí hace muchos años Bodas de Sangre como obra sin música y, a pesar de que la producción fue muy buena, lo que me molestaba personalmente era que Lorca traducido al inglés pierde la poesía. Y sin su poesía podés lograr un buen texto pero no lo que él es. Yo había visto en Estados Unidos algunas producciones de Bernarda y noté que la tendencia era hacerla de una forma muy solemne, sin la pasión y la autoridad que tiene el texto, eran muy gritadas y chilladas; nunca aparecía la verdad de Lorca. Como pertenezco al Lincoln Center desde hace años, el director artístico, Andre Bishop, me pidió una vez que hiciera una versión. Lo pensé un tiempo pero me negué a hacerla porque, aunque leí muchas traducciones, en ninguna me encontré con su poesía. Hace un año y medio se me acercó Michael John Lachiusa (quien adaptó el libro y compuso tanto la música como la letra del musical) con la idea de Bernarda Alba como obra musical y me hizo pensar lo interesante que sería, porque la música, combinada con las letras, traen poesía y tal vez esa era la forma de acercarme un poco más al gran maestro, a la poesía de Lorca, que no lograba encontrar traduciendo el texto literalmente al inglés. Hicimos un work shop el año pasado y pude ir descubriendo formas de poner a Lorca en inglés sobre el escenario. Durante todo el proceso nos dimos cuenta que las escenas, por ser un musical, tienen ser reducidas a una forma esencial y así obtuvimos la fuerza de Lorca, su brutalidad.

¿Cómo es la música? ¿Tiene ritmos españoles?

La música es extraordinaria, como te dije, fue compuesta por Michael John Lachiusa. Tiene ritmos flamencos aunque no es puramente flamenca. El estilo de Michael es personal, no imita a nadie. También ha puesto melodías románticas, tal vez inspirado en la obra en sí. Ha estudiado la música española, realizó una extraordinaria mezcla inspirada por el flamenco. Y así es como debe ser si se trata de una adaptación del texto de Lorca.

¿Cómo trataste de transmitir esa pasión de Lorca que mencionás?

Obtuvimos la verdad brutal de los personajes sin tratar de hacerlos más accesibles al público de Estados Unidos. La cultura estadounidense, lógicamente, es muy diferente a la cultura hispánica, especialmente a la cultura de la época en la que Lorca escribió el libro. Pero aún ahora todavía todos los hispanos somos mucho más apasionados y de alguna forma nuestras pasiones se vuelven más violentas, más rápidas que las del estadounidense. Nos dimos cuenta que tratando de amenguar estas cosas no iba a funcionar, por lo que volvimos al texto. Las escenas son realmente sacadas casi libremente de Lorca. Durante los ensayos, yo trabajaba con el texto en español y Michael trabajaba con la traducción. Muchas veces, al traducir algo literalmente del español no se logra la profundidad y eso es lo que Michael pudo detectar. Hubo entonces una combinación de letra y música desde ese punto de vista y así sus canciones ayudaron a llegar a lo que buscábamos. Yo estoy feliz porque creo esta versión presenta a Federico al teatro estadounidense de un modo más profundo de lo que podría ser simplemente una traducción directa.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Phylicia Rashad quien interpreta a Bernarda?

Phylicia fue una revelación para nosotros. Desde que ella entró, yo me dije: “Ella es Bernarda”. Es gracioso porque Phylicia es muy abierta, muy simpática y muy buena persona pero a su vez tiene algo especial como actriz dramática, que para interpretar a Bernarda Alba era muy importante: una majestad y una presencia que te inspira inmediatamente respeto y un poquito de distancia. Por eso no tiene que actuar demasiado, no tiene que chillar. Los grandes líderes no necesitan eso. Pueden hablar muy lentamente y atravesarte y ella tiene ese poder. Así que es extraordinario lo que sucedió con ella.

¿Cómo es el elenco?

Lo pensamos de una forma con la cual tal vez muchos hispánicos no estén de acuerdo. No hicimos un reparto sólo de mujeres españolas. En realidad se podría pensar también que ni siquiera se trata de una obra que refleja a toda la España del momento, es más que nada andaluza. No creo que lo que se cuenta en la obra pasara en el norte de España. Pero a pesar de todo esto, pienso que hay una universalidad en la historia. No solamente por las cuestiones del abuso de poder y la influencia del fachismo en esa época, detectables en Lorca, sino por el retrato del mundo femenino. Hoy en Medio Oriente hay mujeres que están sometidas a las mismas torturas físicas y mentales que esas mujeres en la Andalucía de finales del siglo XIX. Por eso, en vez de formar todo el reparto con “mujeres de Andalucía” nos resultó interesante ampliarlo más, porque todas ellas son mujeres sin importar su origen. Cuando nos liberamos de ese peso, fue mucho más fácil elegir a las personas que creíamos más cercanas a los personajes. Así juntamos diez fabulosas actrices ¡Son extraordinarias! Es una mezcla de mujeres y de razas. Phylicia y Nikki James son afroamericanas, Saundra Santiago y Daphne Roubin-Vega son latinas, Judith Blazer es estadounidense pero descendiente de italianos. Hay una mezcla de orígenes en el elenco y, sin embargo, eso no es lo más importa sino que focalizamos nuestro interés en el mundo interior femenino. Yo estoy encantada con el trabajo que hemos hecho.

¿La situación transcurre en España?

Sí. La primera línea de la obra ya lo explica “Once upon another time, in a little town of Spain, there lived a woman and her five doghters” (“Una vez, en un pequeño pueblo de España, vivían una mujer con sus cinco hijas”). Michael John, en el número musical que escribió para el prólogo, presenta a los personajes y a este pequeño pueblo español, allí Poncia canta un poco acerca de la historia de Bernarda antes de que muera Antonio. No pensamos en ningún momento en incluir las culturas de otros países aunque el reparto se conforme con actrices que son de diferentes razas. Actúan como si vivieran dentro de la cultura española de ese momento. Sin embargo, se puede ver en la obra que no existen diferentes culturas cuando se trata de la conciencia de los sufrimientos que las mujeres han pasado o están pasando todavía, sólo por su género. Hay una hermandad que no tiene raza, color, ni religión; hay algo mucho más profundo, que nos une a todos.

De acuerdo a esa diferencia entre la cultura norteamericana e hispánica que mencionaste ¿Cómo creés que va a ser la recepción del público estadounidense?

A veces creo que el público de Estados Unidos no va a dejarse envolver para poder sentir la tragedia de estas cinco muchachas ante la opresión de su madre y el posterior suicidio de Adela por tratar de ser libre. Quizá puedan aceptarlo mentalmente, pero no se si lo van a sentir por dentro porque la cultura de Estados Unidos, a Dios gracias, no ha sufrido tanto este tipo de abusos. Sin embargo el musical, un género muy norteamericano, es un gran vehículo que nos sirvió para acercarnos a Lorca.

Pareciera que conocés muy bien lo que Lorca quiere transmitir. ¿Realmente pudiste sentirlo en tu familia?

En un principio sí, en cierta manera. Mi abuela, quién me crió, fue extraordinaria porque con el tiempo se transformó en una mujer muy moderna. Pero durante sus primeros años en Argentina, cuando yo era chica, no era tan así. Recuerdo que había mandatos muy estrictos. ¡Algunas de las cosas que Lorca dice me hacen acordar tanto a mi abuela! Tengo dos ejemplos favoritos que Lorca describió del mismo modo en dos de sus obras. En el último acto de Bodas de Sangre, la madre comenta cuando matan a su hijo: “El mundo se ha terminado para tí, vamos a sellar las puertas y las ventanas de la casa. Lo único que te queda es tu hijo”. En el primer acto de Bernarda Alba la madre le dice a las hijas: “En los ocho años que estaré de luto no ha de entrar el viento en esta casa. Haceros de cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas”. Y justamente eso pasó cuando mi abuelo murió. Tuvimos duelo no sé por cuántos años... También viví una situación similar, con este tipo de cometidos, cuando tenía siete años y mi madre se divorció de mi padre. Fue en 1947 y en Argentina no existía el divorcio todavía, la cuestión católica influía bastante y una separación podía indicar para muchos que no eras una mujer de buena vida. Recuerdo a mi abuela parada frente de mi madre, diciéndole las mismas palabras: “Ahora se ha terminado tu vida, vamos a sellar las puertas y las ventanas, todo lo que tienes es tu hija”. Y me acuerdo de mi madre, respondiéndole: “¡No! Al contrario, vamos a abrir las puertas y las ventanas, ahora la vida va a entrar dentro de nuestra casa”. Y gracias a mi madre me he vuelto lo que soy ahora, una mujer independiente. Mi abuela cambió también. Creo que por haber vivido estas situaciones en mi propia familia no fue difícil entrar en la obra, porque me crié con mujeres que eran como su protagonista.

Muy pronto podrás encontrar en Mundo Teatral la segunda parte de la entrevista, en la que Graciela Daniele cuenta sus éxitos y los momentos compartidos con las estrellas y profesionales más importantes de Broadway y del cine estadounidense.

La sorpresa: Phylicia Rashad.

Quizá al publico argentino le resulte llamativo ver a Phylicia Rashad sobre el escenario ya que en Argentina se la reconoce por haber interpretado a la madre Clair Huxtable en el exitoso programa televisivo "La familia Cosby" ("The cosby show"). Pero la actriz, además de haber trabajado en otros éxitos televisivos, ha actuado desde joven en Broadway y fue merecedora de un premio Tony en el 2005 por mejor actriz protagónica en la obra "A raisin in the sun". Entre otros trabajos, también ha participado en el musical "The Wiz", la versión teatral de "El mago de Oz" con elenco de raza negra, el cual ganó un premio Tony por mejor musical en 1975. Phylicia también ha actuado en el famoso musical “Dreamgirls” y a su vez ha interpretado al papel de la bruja en el revival del galardonado "Into de woods" de Stephen Sondheim.
Resulta interesante a su vez mencionar la relación con el ambiente artístico de algunos familiares. Su hermana, Debbie Allen, fue protagonista de la serie "Fama" interpretando a la recordada hiperestricta y sarcástica profesora de la academia. Y su primer marido, Víctor Willis, fue el líder de los "Village People".
Fotos de lct.org.com y Broadway.com