Extraña pareja

Por Fabián D´Amico

Una nueva versión de un clásico de Simon en Mar del Plata.

Al hablar de textos clásicos, inmediatamente se piensa en dramaturgias de carácter dramático o trágico, de autores mundialmente reconocidos, como Shakespeare, Chejov, Ibsen. Pero además, y por suerte, hay clásicos que no se remontan a siglos pasados sino contemporáneos y en géneros tan frívolos y difíciles como la comedia. Esos textos no han adquirido su categorización por le transcurso del tiempo, sino por la calidad de sus autores, la reposición continua de sus piezas y el beneplácito del público.

Un autor que pertenece a esa casta es Neil Simon, y en especial, una de sus obras: Extraña pareja. Desde su estreno en Broadway en 1965, Buenos aires no fue ajena a su influencia. Su primera puesta fue en 1966, con Rodolfo Bebán y Palito Ortega, para ser las posteriores duplas Calvo-Darín; la versión femenina a cargo de Soledad Silveyra y Ana María Picchio y luego Patricia Palmer y Catherine Fulop, hasta llegar a la actualidad.

Extraña Pareja fue y es la pieza más representada y representativa del autor. Con un éxito rotundo en la temporada pasada en Broadway con la dupla de “los Productores” Nathan Lane y Matteew Broderick, la historia de estos dos amigos separados de sus parejas y su singular y obligada convivencia se repuso una vez más en Mar del plata.

Luego de 22 años y en le mismo lugar físico (aunque con renovada sala) Carlos Calvo vuelve a ponerse en la piel de un desprolijo divorciado que habita en un amplio y desordenado departamento, lugar de encuentro para partidas semanales de pocker con un grupo de amigos. Uno de esos amigos, papel a cargo de Pablo Rago, recientemente divorciado, inicia una convivencia forzada con su amigo, tratando de organizar un poco, el caos en el cual está inserto su compañero y el departamento. Es a partir de ese momento, que se suscitan una serie de situaciones y equivocas que son la base de la comedia.

En esta nueva versión, con dirección compartida de Rago y Luís Cicero, se opta por uno de los caminos más difíciles para encarar este tipo de proyecto; el de la comedia de texto, apartándose de la comedia brillante o de situaciones físicas.

Con diálogos precisos, sagaces e irónicos, el autor, a través de la risa, plasma un universo complejo para esa época y que no pierde trascendencia con el paso del tiempo. Temas como el divorcio, el alejamiento de los hijos, las fobias, la soledad y el valor de la amistad son mostrados con humor y potenciados en esta versión, en donde la palabra pesa más que la acción.

Desde esa óptica, Rago como director, cuenta con un elenco efectivo, aunque con registros que no son del todo homogéneos. Priman y se destacan las composiciones elaboradas y precisas de Daniel Roncoli, Anabel Cherubito y Mónica Antonopulos (estas últimas en un dúo desopilante de vecinas) frente al naturalismo del resto del elenco. Carlos Calvo conoce a la perfección las reglas de la comedia (y de esta en particular) y maneja a su papel en forma fluida y efectiva. A su lado, Pablo Rago logra el mejor trabajo actoral de la pieza. Dota a su criatura de credibilidad interpretativa, tanto desde la composición física, como desde lo interno, permitiendo que su papel crezca a lo largo de la obra y juegue los pasajes más reideros y festejados.
Con una puesta en escena más que esquemática, con la tradicional escenografía de living y una iluminación “a giorno” típica de estas comedias, Extraña Pareja es un remanso y deleite para los amantes de la buena comedia, que buscan un excelente texto para oír y buenas actuaciones para disfrutar y aplaudir en un panorama teatral bastante escaso dentro de este tipo de ofertas.