Gente Feliz

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Por Fabián D´Amico

Grotesco moderno sobre la lucha del poder en el seno de una familia. Brillante labor de Muscari y logradas criaturas en manos de Patricia Palmer y María Leal.

José María Muscari adapta clásicos del teatro universal y le pone su impronta, se arriesga y lleva un Lorca al teatro comercial encabezado por una gran vedette- Norma Pons-, rescata del olvido a glorias del pasado y hace una peculiar trilogía como lo es Escoria, Postumos y Extinguidas, trae a nuestra época una comedia inglesa de Noel Coward con un ecléctico elenco y últimamente crea un delirio familiar con supuestas herederas de Eva Duarte en Derechas y permite disfrutar del talento inconmensurable de Claudia Lapaco en una lograda versión de Madre Coraje de Brech.

Estos son, en un apretado resumen, los grandes logros de este creativo en el teatro comercial, sin olvidar una gran comedia dramática de su autoría como es En la cama. Dentro de ese registro teatral, con un principio, un desarrollo y un final, se encuentra el último estreno del autor como lo Gente Feliz, que, según el propio Muscari, es una comedia feroz. Un texto más cercano a un moderno grotesco que a una comedia, la obra refleja las relaciones familiares y los vínculos entre cuatro generaciones de mujeres (Bisabuela, abuela, madre e hija) con sus respectivos hombres y como la evolución de la sociedad- en algunos casos involución- altera el vocabulario, la verba pero no el sentido de los sentimientos.

Ambientado en un departamento donde se destacan dos sectores bien diferenciados, cada grupo está situado en un lugar distinto ( las mujeres en el comedor diario y los hombres en el living) y tienen a sus alfas dominantes y lideres que hablan en nombre de los demás. Lele ( Patricia Palmer) es quien lidera a las féminas, es la hija de María Leal, la madre de Cecilia Dopazo y la abuela de Laura Ezquivel. Es una sesentona no asumida, que pretende seguir siendo hija pero se niega al abuelazgo, habla de manera acelerada con mucha ironia y alta carga de xenofobia.

Lele reúne a toda la familia en el departamento de su madre para hablar de algo delicado- el centro de intereses dramático que solo se conoce al final y poco cambia el desarrollo de la trama-. Tanto la hija como la nieta emulan a Lele y viven en su mundo, una en pareja con un hombre menor (Torre), y la otra de novia con un milenian (Sofritti) preocupado por su aspecto físico, su pelo y la humectación de su piel. Completa este mosaico de vanidades la moderna mater familia de más de 80 años ( Leal) y su marido artrítico (Novoa).

Muscari hace una pintura mordaz de los personajes y las maneras son más profundas que las formas. Cada rol está bien delineado y la felicidad que demuestran desde el exterior no es tal. Hombres en apariencia dominantes son sometidos solo con la mirada de sus mujeres, y los viejos descartables tienen más vida y futuro que los jóvenes viejos. Una inteligente puesta en escena hace que el texto sea dicho casi en canon, donde una frase terminada en la cocina es el comienzo de un dialogo en el living sin que medie entre ambos diálogos alguna conexión.

El rol de Muscari como director está omnipresente en Gente Feliz y crea criaturas duales, tan queribles como detestables. Todo el elenco entiende a la perfección la intención y el juego del director y se lanzan de lleno a esa ceremonia, por momentos macabra y en otros de honda ternura y humanidad.

Patricia Palmer realiza una labor brillante. Su Lele es de una superficialidad tal, que genera risas constantes cuando cita a personajes de actualidad y sus celebres frases como si fueran grandes pensadores cuando en realidad son mediáticos. El look de la actriz y su desplazamiento en escena- es innegable su origen de bailarina- atrapa al público tanto como sus ocurrencias. Junto a ella es de destacar la composición de María Leal, con una caracterización precisa de una anciana moderna y vital. Ambas actrices manejan los tiempos de la comedia de manera natural y son el sostén del ritmo de la pieza. El resto del elenco cumple correctamente con sus papeles y se lucen Mariano Torre, Gastón Sofritti como los jóvenes que deben luchar por un lugar dentro de esta peculiar manada y el siempre sobresaliente Pepe Novoa.

Gente Feliz es una pieza actual, moderna y entretenida donde a través de una excusa o pretexto se muestra la feroz lucha de sexos por dominio, por poder, por el solo hecho de transcender. Una obra sobre el apoderamiento femenino pero desde un lugar inteligente y no desde el estereotipo o el lugar común del tan polémico “pañuelo verde”