Jekyll & Hyde.

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Por Fabián D´Amico

Emblemático musical de Broadway con interesantes actuaciones en una acotada producción local.

La producción de comedias musicales en Buenos Aires es anterior al desembarco de los grandes monstruos de Broadway a partir de los años 2000. Muchos jóvenes, hoy fanáticos y seguidores del género, tienen su primer contacto con los musicales a partir de Bella y Bestia o en el ámbito local con las mega producciones de Cibrián en el Luna Park. En la década del 60 muchos de los títulos que se estrenaban en las grandes capitales del espectáculo-más los pocos nacionales casi dedicados exclusivamente al tango o a la música ciudadana- tienen su versión local casi en simultaneo aunque con un bache importante entre estreno y estreno, lo cual impide que se cree una corriente de público habitué a esa manera tan peculiar de narrar una historia con música, canciones y bailes sobre el escenario.

Un periodista especializado en teatro musical sostiene, para ese entonces, que los musicales en Argentina tienen que hacerse tal cual como fueron diseñados o de caso contrario es preferible no hacerlos. Esta máxima de Leo Vannes, el periodista antes mencionado, es poco respetada hoy en día, pero a toda regla hay excepciones. Jekyll & Hyde es esa excepción, siendo un título emblemático de la comedia musical nacida en Broadway cuya versión local es efectiva, aunque con algunos reparos, frente al desafío de su estreno nacional.

La historia del científico- Dr Jekyll- que desafía a la medicina de su época en busca de escindir el bien y el mal existente en una misma persona con una pócima medicinal es conocida a través de cine y de la literatura. Ante la falta de apoyo de los miembros del consejo directivo del hospital para el cual trabaja, se utiliza a él mismo como conejillo de indias. El fracaso del experimento, el surgimiento del lado más oscuro de la personalidad del médico- Hyde-, asesinatos, venganza, amores contrariados y un final donde el bien triunfa sobre el mal es un compendio de tips del romanticismo que Sergio Lombardo-director de la puesta local- supo trasladar bien a escena.

Marcaciones declamatorias, diálogos encorsetados en cierta regla de ceremonial de un Londres victoriano y un cierto dejo de folletín es el camino elegido a la hora de dirigir a los actores. Juan Rodo sale airoso de este difícil protagónico que le demanda promediando la obra una dualidad interpretativa la cual sortea efectivamente sosteniéndose en una buena labor vocal, tal vez la mejor del intérprete en los últimos tiempos. Junto a él, en el debut en el rol femenino de mayor peso en la obra, Natalie Pérez- en reemplazo de Malania Lenoir-demuestra oficio dentro del género y si bien la coloratura oscura del personaje no condice con el physique du role, la actriz le irá encontrando con el correr de las funciones el tono adecuado a su Lucy, ya que vocalmente es impecable y recibe fervorosos aplausos aún antes de concluir las más bellas canciones de este musical que recaen en su personaje. Raúl Lavie, en un personaje pequeño pero de rotunda importancia, da cátedra de como caminar sobre un escenario y adueñarse de todas las miradas. El resto del elenco cumple con correctas actuaciones, donde el ensamble cubre muchos de los personajes secundarios de manera precisa.

Los reparos más importantes a Jekyll & Hyde se encuentran en la puesta en escena del mismo. Un estilo valedero a la hora de plasmar las acciones dramáticas, no tiene su apoyatura de impacto en la parte visual de la producción nacional. Un vestuario que incluye distintas época y una escenografía conceptual no llegan a sorprender aportando solo elementos funcionales para el desarrollo de las escenas

La versión nacional de Jekyll & Hyde es un acercamiento valido al musical americano, que a pesar de los reparos mencionados, merece ser tenida en cuenta por la manera en la cual está narrada la historia y quienes la narran. Es necesario tener en cuenta que contar un musical desde el circuito comercial tiene que tener, de manera insoslayable, el correlato de una dirección de arte contundente, siendo este uno de los principales defectos de esta puesta.