La palabra imprecisa (Breve Desconcierto Breve)

Por Silvia Sánchez

Especie de Les Luthiers minimalistas, Los modernos apelan a la palabra para armar un espectáculo extremadamente lúcido.

Especie de Les Luthiers minimalistas -sin instrumentos, sin fama, casi sin recorrido- Alejandro Orlando y Pedro Paiva -o Los modernos como gustan llamarse- son un fenómeno que apela a la palabra y nada más que a la palabra, para armar un espectáculo no solo divertido sino, extremadamente lúcido.

Con la sola escenografía de un atril y un vestuario a mitad de camino entre lo masculino y lo femenino -pantalón y camisa por un lado, pollera y anillos por el otro- Los Modernos presentan en el teatro Maipo, Breve Desconcierto Breve: un viaje de aventuras por el terreno del lenguaje.

Alguna vez alguien soñó con la tiranía del sentido (todos los días alguien sueña ese sueño), alguna vez alguien creyó que atando las letras de una determinada manera era posible significar una única idea. Alguna vez alguien soñó con verdades reveladas nacidas de palabras.

Si algún sueño tienen Los modernos, es esa lucha quijotesca contra el sentido único, es ese afán por instaurar uno siempre nuevo. Por eso Breve Desconcierto Breve puede ser leído como un discurso moderno -que intenta romper con uno dominante- pero también como un discurso posmoderno, porque las palabras -mejor dicho, sus sentidos- se desvanecen, se caen, se contradicen, se desarman, sangran, se ríen.

Derrumbado el sentido impuesto -que al estar naturalizado se torna sentido común- solo queda reírse de uno mismo, de lo que uno introyecta, repite y propaga. Y he ahí la clave del espectáculo: a la original propuesta y a la capacidad interpretativa de ambos actores, se le suma la presencia de un espejo que nos torna absolutamente ridículos. Y nada mejor que una buena dosis de catarsis teatral para que el teatro sea efectivo. “Si los tres reyes magos son los padres, entonces mi madre no es mujer y además...tengo dos padres”....”si madre hay una sola...entonces todos somos hermanos!”.

De juegos como estos, está hecho este espectáculo que con varios premios en su haber ya lleva más de 500 funciones en nuestro país y 1000 en España.

Armado con títulos que remiten a especialidades diferentes (breves infantiles breves, breves sociales breves, etc), Orlando y Paiva se lucen desde el primer monólogo algo rapeado hasta el último que resulta similar y le otorga una circularidad a la obra. En el medio, momentos más que logrados: la versión flamenca en la que bailan y cantan, el delirante relato de la invención del teléfono, la escena del tango y la divertida historia de Caperucita Roja contada en idioma esperan (un idioma que se caracteriza por hacer desaparecer la última sílaba).

“Novio es el que no vio”, “¿si el patrimonio es la suma de todos los bienes, el matrimonio es la suma de todos los males?”, “la palabra es una pala que labra” “la miseria es la que no llegó a mis simpatía”. Por momentos chistes incluso algo obvios pero que logran eficacia por como están dicho y sobre todo, porque se desnudan como tales.

En poco más de una hora, Los modernos ponen en crisis el lenguaje con el que nos manejamos y nos dejan sin palabra. Vaya curiosidad: reírnos cuando nos roban lo único que creíamos preciso.