Los Quintana, el varieton.

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Por Fabián D´Amico

Histrionismo y depurada técnica de playback de los hermanos Quintana en un show previsible y arcaico.

El varieté, dentro de los géneros teatrales, es quien posee una estructura mas laxa o permeable a modificaciones ya que la revista tiene una diagramación casi geométrica (número de presentación, cuadros de bailes, sketches, monólogos y un gran final) y el music hall otro tipo de conjunción. La unión de cuadros musicales, de variedades, de magia y porque no circenses logra como resultado final un espectáculo de varieté. Dentro de este estilo se encuentra Los Quintana, El varieton, una propuesta de los hermanos Quintana que llega a los escenarios porteños del circuito comercial por primera vez.

Cuadros cortos y de resolución casi inmediata y efectiva, unidos por el cruce de los actores entre los números a telón abierto, con un ajustado mecanismo de relojería en cuanto a lo coordinación de dichos cruces, donde lo sonoro tiene un rol importante ,hace la estructura del show. Un depurada técnica de playbacks le permite a los Quintana asombrar a la audiencia que aplaude con fervor a estos artistas nacionales triunfantes en Santiago de Chile, donde este tipo de espectáculos es poco frecuentado por artistas chilenos.

Esa es quizás la falencia principal de este show.Lo que en Santiago es novedoso, en Buenos Aires es previsible y en ciertos momentos de la representación arcaico. Los playbacks de Valeria Lynch y distintas cantantes centroamericanas peleando por un amor, las guaranias de las hermanas paraguayas ejecutando las arpas, y los pastores sanadores en busca del Señor son performances vistas hasta hartazgo en boliches gays y en los inicios de exitosos grupos como los son Zapping o en los recordados y fastuosos espectáculos de Caviar,sin mencionar a próceres del transformismo local como Gustavo Liza, Omar Calicchio, Jorge Priano o Luis Podestá.

El varieton de Los Quitana permite a los artistas mostrar su talento e histrionismo, solo usando playbacks, con un vistoso vestuario y una coordinación entre acciones, bailes, música y cambios de atuendos y personajes plausible. El reparo proviene, al menos en esta única presentación a modo de auto homenaje, de la falta de creatividad en la temática de los números. El talento y desparpajo de los hermanos y el efectivo elenco chileno logra sostener la atención de la platea que ríe ante lo conocido.