Más pobres que honradas

Por Fabián D´Amico

Divertida reposición de una efectiva comedia de Gerardo Sofovich

Hace 22 años atrás, precisamente en el verano del ´85, uno de los productores más fuertes de la temporada marplatense, era Gerardo Sofovich. Con cinco teatros bajo su tutela, estrena dos comedias. Una de ellas ocupaba la desaparecida sala del Teatro Astral y era protagonizada por Santiago Bal, Rolo Puente, Patricia Dal, Ginette Reynal y Maria Rosa Fugazott. Su titulo, “Pobres, pero casi honradas”.

Siguiendo la moda de reflotar viejos éxitos, este año le toca ocupar las marquesinas del Multiteatro a esa comedia. Con una cuidada escenografía que nos lleva a un living de una lujosa casa, la trama de la pieza es lineal y más que liviana. Un grupo de amigos de alta sociedad y flacos bolsillos, están en plena debacle financiera. Acosados por acreedores y hospedando a familiares de mucho glamour y abultadas deudas, luchan denodadamente para hallar un salida a sus dificultades. La solución esperada no tarda en aparecer, en la figura de un millonario pariente del campo. Con ardides y seducción, buscan atrapar al ingenuo campesino mediante las curvas de una de las integrantes del selecto, pero no tan honrado grupo.

Pobres pero casi honradas tiene todos los ingredientes del extinto género de la picaresca: trama ligera, situaciones graciosas provocadas en su mayoría por la infaltable mucama, personajes que no son lo que parecen y señoritas con poca ropa. Sucede que lo prohibido de la picaresca, es hoy en día, factible de ser catalogado como una comedia blanca. En especial con esta pieza, en donde, es más lo que se insinúa que lo que se muestra.

Dentro del efectivo elenco masculino, y de la belleza del femenino, es de destacar la actuación de María Rosa Fugazot en un papel que le queda más que chico, pero al que le aporta el máximo de sus recursos y todo su histrionismo. La sorpresa de la pieza la da Tamara Paganini, con un manejo preciso de los tiempos de la comedia y componiendo un divertido rol, tarea nada habitual dentro de este tipo de divertimentos.

Un destacado periodista de espectáculos decía siempre que no hay buen teatro o mal teatro; hay teatro bien hecho y teatro mal hecho, dependiendo de lo que la propuesta ofreciera.
Con una historia divertida y sin falsas pretensiones dramatúrgicas, una dinámica puesta con un ritmo que nunca decae y atractiva desde lo visual, Pobre pero casi honradas, cumple con lo que promete. Una hora y media de teatro bien realizado dentro de su género y fiel a un estilo, que el público agradece con risas, carcajadas y aplausos.