Masculino, femenino, singular.

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Por Fabián D´Amico

¡Baboshka! Canciones de mujeres ofrece un repertorio musical ecléctico con logrados climas. Destacada performance de Carlos Casella.

Un escenario despojado, piano, clarinete, batería y contrabajo. Una puesta de luces mínima, micrófono de pie y un intérprete.Escena repetida en espectáculos musicales donde la intención es presentar una producción discográfica o una selección musical.

Repertorio variado y ecléctico que va desde Mina a Lía Crucet; desde Rocío Jurado a Ramona Galarza pasando antes por Conchita Piquer y Gloria Trevi. Mujeres fuertes, con temperamento dentro del mundo de la música que necesitan de alguien con vigor para recrearlas. De eso se trata ¡Baboshka! Canciones de mujeres.

No son versiones libres ni remixes, sino verdaderas creaciones del repertorio de esas intérpretes. Una manera especial de mirar (y en cierta manera de homenajear) clásicos de todos los tiempos. Imaginarse a una cantante o actriz interpretando Besos Brujos es difícil ya que en el inconsciente colectivo está arraigada la imagen de Libertad Lamarque diciendo Besos brujos, besos brujos que son una cadena de desdicha y de dolor. Pero es poco probable escuchar No prolongues más mis desventuras Si eres hombre bueno así lo harás, de boca de un interprete masculino.

En ¡Baboshka! esto y mucho más ocurre.Se trata de un espectáculo creado por Carlos Casella, ganador del Premio ACE 2010 como mejor labor masculina protagónica en musical. En este show, el artista despliega cada una de las facetas que lo han hecho conocido- cantante, bailarín y coreógrafo-de manera precisa y elaborada. Si bien la columna vertebral de esta presentación es el canto, los movimientos, gestos y desplazamientos están pensados de manera coreográfica y plasmados con virtuosismo.

Pocas palabras, climas variados y más de una lectura del show. Una serie de canciones que vinieron a la cabeza del creador y la confesión de su obsesión hacia los marineros se reflejan en temas como Tatuaje o Ballata de la Sirena, son los ejes centrales del espectáculo. Pero hay otra lectura confesa: la diversidad.

Una diversidad puesta de manifiesto en versos, melodías y versiones musicales pensadas para mujeres que en la voz y presencia del Casella toman un nuevo matiz y ganan fuerza. Usando solo un traje negro, cuyas partes se van perdiendo a lo largo de la representación, demuestra que se puede transitar el delicado límite entre lo masculino y lo femenino sin necesidad de tacos, pestañas ni trajes de colores.

¡Baboshka! Canciones de mujeres ofrece tangos y boleros en tono intimista, irreconocibles versiones en forma de jazz de temas de Lía Crucet y algo del pop con sello particular, ejecutados por una excelente agrupación musical y con una estética puesta de luces de Julián Gómez. Temas que cobran vida en el cuerpo del cantate-bailarín (muy difícil disociar esto en Casella y en Baboshka) y llegan a la platea con la misma fuerza que se vive sobre el escenario del Maipo Kabaret, siendo La gata bajo la lluvia de Rocío Durcal e India de Ramona Galarza lo más logrados a nivel interpretativo.

Una propuesta que desde la retórica masculina aborda una temática femenina, logrando un vínculo singular con el público, que se traduce en el disfrute de un repertorio musical heterogéneo en manos de un artista integral.