Me entregaron la obra para que yo me imaginara todo lo que pudiese.

Por Axel Drimer

Pichón Baldinu, uno de los creadores de De la Guarda, cuenta cómo participará en el nuevo musical de Disney, en exclusiva para MundoTeatral.

Nota realizada por Axel Drimer, corresponsal en New York.

Pichón Baldinu, uno de los creadores del reconocido grupo argentino De la Guarda, es el diseñador de todo lo relacionado con el movimiento aéreo y las formas de vuelo de Tarzán, el nuevo musical de Disney. Aunque el trabajo en el aire ya es una característica suya, no le gusta encasillarse. Mas allá de lo entusiasmado que se lo ve con este nuevo proyecto, prefiere mencionar que sus objetivos se relacionan más bien con un extremo interés por los grandes desafíos, el aprendizaje y la experimentación.

Pichón se mueve en un ámbito de máxima creatividad, riesgo y redefiniciones constantes: de su cabeza salió el diseño de lo aéreo para el nuevo espectáculo teatral de Disney, Tarzán. A su cargo están las formas de vuelo, los arneses, todos los movimientos y traslados en el aire y algunas coreografías. Está experimentando una nueva forma de trabajar, muy diferente a la que realizó anteriormente y, si bien juega en primera a nivel creativo, no pierde su humildad. Lo buscan constantemente personas de los diferentes departamentos de Disney Theatrical y sin embargo, él se toma el tiempo para moverle el piano a un utilero, en una actitud que no se ve seguido en Broadway (en donde, por lo general, cada persona se ocupa exclusivamente de su función sin mirar demasiado al de al lado). Y, ya incorporado al equipo creativo de la producción Disney piensa seguir explorando y aprendiendo.

¿Cómo te sentís trabajando para un musical de Disney, un género y un ámbito que no coinciden a simple vista con tu pasado?
Tiene puntos de conexión, aunque no lo parezca. Es una experiencia muy intensa: la obra tiene una plataforma de experimentación fuerte, precisamente por este factor nuevo que se le agrega, lo aéreo, que está presente durante todo el show. Y cuando despegás los pies de la tierra todo tiene otro lenguaje, todo es tridimensional, todo necesita estar sobre motores, sogas y programación. Es un rompecabezas enorme, gigante, mover cada pieza implica una gran consecuencia y eso es fascinante. No tengo en mente que estoy trabajando para un musical, es mucho más que eso.

¿Cómo es trabajar para una empresa como Disney?
Disney Theatrical tiene un vuelo espectacular. Desde El rey León que viene apostando a nuevas formas de crear en el teatro musical. Eso se debe a su director Tom Schumacher y a toda la gente que él tiene alrededor, como Michele Steckler, otra productora que aporta mucho. Para Tarzán es clave la dirección de Bob Crowle quien, a su vez, es el diseñador de la escenografía y del vestuario, por lo que tiene un dominio del show desde ángulos muy interesantes.

¿Cuándo eras chico te gustaba Tarzán?
Sí, y en realidad era uno de mis ídolos, yo jugaba a ser Tarzán. Resulta paradójico que ahora esté trabajando para un proyecto relacionado con uno de mis héroes infantiles, por el cual rompí varias lámparas y arañas de mi casa.

¿Y cómo es que llegaste a Broadway? No parece haber sido un deseo de toda tu vida como ocurre con la mayoría de los que llegan; parecía que estabas en otras cosas…
Mi llegada a Broadway fue un accidente. Yo no soy de esos que dicen siempre haber querido estar acá. Yo estoy, no por el musical, sino porque puedo desarrollar toda una nueva necesidad que tiene este musical en particular.

¿Cuáles fueron tus sensaciones cuando te plantearon la idea?
Cuando me junté con Tom Schumacher me contó cuanto habían circulado con Tarzán antes de acercarse a mí. Pasaron por diferentes experiencias tratando de entender cómo podía ser el lenguaje aéreo y siempre observaban un gran soporte tecnológico y nada más. Tom me preguntó qué podría aportar yo más allá de la técnica, porque la tecnología ellos ya la manejaban muy bien. Necesitaban un input más creativo, más artístico que técnico. No querían ver algo en el aire que remita a la danza, al circo o a la acrobacia; necesitaban otra cosa. Y pudieron ver que De la Guarda tenía ese espíritu que estaban buscando y que nadie les podía dar: lo salvaje, lo espontáneo, lo sucio, esa mezcla entre agresividad y poesía que tenía DLG. Pero de esos factores a un musical de Disney hay un paso bastante grande, por eso hubo un proceso en el que querían ver bien cómo iba a encajar esa pasión en el musical. Cuando comprendí que el espacio que me daban tenía que ver con un vuelo que no era el técnico únicamente me empecé a enganchar. Ellos me involucraron de una manera total, dentro de su equipo creativo. No sólo me ofrecieron participar de forma acotada en el movimiento aéreo, me entregaron la obra, la música, mucha información, como para que yo me imaginara todo lo que pudiese.

Y para corroborar que las ideas funcionaban realizaste un workshop en Buenos Aires. ¿Cómo fue esa experiencia?
Otra vez, fue una experiencia intensa: tenía a toda la cúpula de Disney Theatrical en un teatro viejo, en la Boca. Organicé todo con mi productora Ojalá y con mi mujer Gabriela. Tuvimos que diseñar el espacio para mostrarles a ellos solamente una esencia de lo que podría llegar a ser mi creación en el musical. Y para eso hubo que afinar mucho el ojo, para que puedan comprender en esa esencia de qué manera llevaríamos las acciones a cabo.

¿Sentís que esta forma de trabajar es muy diferente a la de tus proyectos anteriores?
Sí, yo hasta ese momento había hecho mi propio trabajo creativo en grupos míos: Organización Negra y DLG. Nunca había trabajado para otro, siempre formé yo mis grupos. Ahora en Tarzán tengo un grupo nuevo pero de gente que yo no elegí. Todos los días tengo que aprender a trabajar con una coreógrafa, un diseñador de vestuario... Antes siempre estaba rodeado de gente conocida o que respondía directamente a mí, sin un departamento en el medio. Esta es la primera vez que trabajo con un tercero y ese tercero es Disney con su equipo de gente. Pero a su vez, me dieron mucha libertad para crear.

¿Cómo ves las formas de producción en compañías norteamericanas?
Cuando empezás, al principio, te impactan. Se trae un especialista para cada cosa, se trabaja con gente que hace su propio aporte creativo o técnico al proyecto. Es mucha gente, tenés muchos asistentes para lo que vos quieras; es una estructura gigante, las reuniones son de veinticinco personas. Hay veces que uno dice: “Somos muchos para esta reunión”, pero después te das cuenta que tiene una lógica, y no una lógica escondida: una gran lógica, es un proyecto complejo que involucra departamentos que son industrias.

¿Te acomodaste bien en ese engranaje?
Entendí cómo funcionan acá cuando trajimos De la Guarda, años atrás, al trabajar dentro de un teatro con este tipo de estructura de muchos rubros. Me costó mucho entenderlo, lo pagué con mis propias patadas en el culo. Antes estábamos acostumbrados a hacer todo nosotros. Pero en New York, desde el primer día, apareció una persona que dijo, por ejemplo: “Dejá ese caño porque no lo podés agarrar vos". Y yo pensaba instantáneamente "¡Qué me estás diciendo?: "Agarrá ese caño y ponelo ahí" o "dame la llave que lo aprieto yo?". Pero venían todos a decirnos que no podíamos armar nosotros. El tema es entender cómo todo está departamentado, cómo funcionan las unions (los sindicatos), que son muy fuertes y tienen leyes sobre tiempos de ensayo para cada gremio. Son modos de producir muy diferentes a los nuestros y uno se tiene que acomodar a todo eso.

¿Y estás cómodo?
Me estoy adaptando. Digamos que siempre me gusta encontrar algo nuevo, algo distinto, que me ponga en una situación de aprendizaje total, una nueva visión. Me gusta encontrar nuevos mundos. Y esta experiencia de Tarzán es algo nuevo. Tenés que aprender códigos y funcionar, ver qué necesitás cambiar y qué no. En medio de esto me pongo a probar y a ver. Está bueno que mi objetivo en esto es artístico: yo aporto ideas, estoy a la par de los técnicos y a su vez puedo proponer vuelos diferentes.

Sos muy valorado en esa área... ¿Tuviste algún tipo de educación formal en movimientos aéreos?
No. Siempre tuve facilidad para lo aéreo, pero nunca tuve formación ni fui a una institución educativa a aprenderlos. Ni siquiera fui andinista o escalé una montaña. Tampoco tengo carrera actoral. Fui un año al Conservatorio de Arte Dramático, pero después me fui. A partir de Organización Negra todo fue pura experimentación. Fue muy extremo lo que hicimos, cómo lo hicimos, tan solos, tan pendejos, tan peligroso y con tanta responsabilidad al mismo tiempo. Eso te queda impregnado en el cuerpo. Y así me fui perfeccionando.

¿Tenés actualmente algún proyecto que estés ideando?
Tengo un proyecto entre manos para el 2008, del cual no te puedo hablar mucho porque no está cerrado. Comenzará en Argentina y después tendrá proyección internacional.

¿Relacionado también con lo aéreo?
Mirá… yo no pienso todo en el aire, ni pienso que lo que no es en el aire es una cagada, ni pienso al aire como un lugar de destreza física. Pienso al aire como un lugar con mucha fuerza poética, que te dispara la mente y te golpea las emociones. Es un lugar donde la cabeza te duele, por eso me encanta el aire, pero me encantaría desarrollar otras cosas.

¿Cómo cuales?
Otras cosas, otro tipo de dramaturgia…

¿Por ejemplo?
Tengo debilidad por lo visual, por la imagen, por el ritmo. Aunque quizás me gustaría abordar más la narrativa y jugar con sus elementos.

¿En algún género en particular?
No se si existe el género que quiero hacer, por ahí lo invento. Quizá sea un género muy visual pero que juegue con otros sentidos, que impacte. Yo creo que uno trata de desafiarse y busca ese desafío en algo que te empieza a picar, que te interesa. Y no sé si uno puede definir específicamente qué es eso. Yo siempre hice cosas en un lenguaje que no estaba escrito, por lo que no se podían definir... ¿Cómo explicas a DLG en cuatro palabras? En Tarzán hay muchas personas del elenco de New York de DLG. ¿Sabés cómo se llaman estos actores? Son "aerealistas". Desarrollamos un nuevo género de actor. Eso antes no existía y ninguno de los que empezamos con esto lo pensamos así desde un principio. Y como decía anteriormente, esta producción de Tarzán no es simplemente un musical. Es una obra que tiene mucho más, va a romper. No te puedo decir más, pero la gente va a percibir mucho. A veces el lenguaje no alcanza para contarlo todo. Creo que nada en la vida es lo que parece ser.

Disney Theatrical Productions

Desde su creación en 1994 y bajo la dirección de Tom Schumacher, Disney Theatrical Productions viene marcando tendencia en el teatro musical. Sus producciones son siempre innovadoras y también se destacan por convocar a una gran cantidad de espectadores que suelen agotar las entradas para cada show. Como si esto fuera poco, la compañía posee desde 1997 un teatro propio, el New Amsterdam en Nueva York. Entre sus producciones se destacan:

1994: La bella y la bestia
Fue el primer musical de Disney y aun continúa en cartel en Broadway, manteniéndose en los primeros puestos de recaudación. La obra se presentó también en otras ciudades de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Se pudo ver en la Argentina en 1999, producida por el grupo CIE.

1998: El rey León
Obtuvo seis premios Tony, incluída la categoría mejor musical. Sigue presentándose en Brodway diariamente agotando las localidades. Simultáneamente la obra puede verse en Londres y en otras ciudades del mundo como Amsterdam, Melbourne, Tokyo y Hamburgo. Además, tiene actualmente dos tours paralelos que se mueven por diferentes ciudades de Estados Unidos.

2000: Aida
Esta obra con música de Elton John y letras de Tim Rice (Evita) permaneció cuatro años en cartel en Broadway y en tours por diferentes ciudades del mundo y de Estados Unidos. Obtuvo el Grammy por mejor música de teatro.

2006: Tarzán
La expectativa en el ambiente teatral newyorkino es por el estreno de este nuevo musical, el 30 de marzo, con música compuesta por Phill Collins.

Lo que vendrá:

Para noviembre de este año se espera el estreno en Broadway de Mary Poppins, coproducida por Cameron Mackintosh (productor de importantes obras como Cats, Miss Saigon, Los Miserables, El fantasma de la Opera). La obra que fuera un éxito de la pantalla hoy ya es un éxito en teatro en Londres. Paralelamente, se encuentra en etapa de creacion y desarrollo el musical La Sirenita.