Mora Godoy: La vedette del Tango.

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Por Fabián D´Amico

Excelencia y virtuosismo en el último espectáculo de la coreógrafa: Amor Tango.

Nombrar a una mujer como “vedette” implica, en el inconsciente colectivo nacional, relacionarla con belleza, exuberancia y un físico privilegiado que muestra sobre un escenario. Pero es solo una de las acepciones del término. Según la real academia española vedette significa “persona que se destaca o quiere hacerse notar en algún ámbito”

Mora Godoy cumple con ambos calificativos. Más allá de esta categorización, y de tantas otras virtudes, Godoy es una transgresora. Rompe con códigos, signos, estructuras, en suma, desarticula un lenguaje: el tango danza. La bailarina y coreógrafa crea un nuevo estilo en espectáculos de tango, que nace en la recordada comedia musical Tanguera, donde unía historia, canto y danza con un concepto teatral dejando de lado los tradicionales pasos del 2x4, hasta la actual presentación de su último show donde explora diferentes estilos y pretende “quitarle la melancolía al tango”

¿Qué es lo nuevo en Godoy? La coreografía y su teatralidad. Tal vez los puristas del tango salón encuentren en Amor Tango un show para exportación, pero está lejos de serlo. No hay piruetas y malabares de piernas y cuerpos por el hecho de asombrar con acrobacias, sino que existe un soporte dramático y musical para mostrar una danza que no solo sean pasos a tierra. Cada acción, movimiento y desplazamiento es pensado y coreografiado en pos de una historia a contar o sentimiento a demostrar. Nada es superfluo en este espectáculo ni dejado al azar o a la destreza del bailarín.

El diseño espacial del baile es preciso pero asombra aún más su ejecución. Cada mano, pie, cabeza tiene líneas y terminaciones virtuosas potenciadas en la coordinación de los movimientos grupales. Estos logran un canon homogéneo pocas veces apreciado en musicales realizados en Buenos Aires, fruto de un arduo trabajo de dirección -y de horas de ensayo- que se ve plasmado sobre el escenario y ovacionado por la audiencia.

Los bailarines del show merecen un párrafo aparte. EL cuerpo de baile exhibe un enteramiento y técnica que excede el lenguaje del tango. Sensualidad, erotismo y mucho de profesionalismo se aprecia desde la cabeza de la compañía hasta el último integrante del ballet, destacándose la pareja de Horacio Godoy y Magdalena Gutiérrez para quienes no todo está dicho y hecho en el tango-salón, los cuadros con música de Piazzola y la excelsa performance de Canción desesperada por Juan Manuel Firmani.

Innovadores arreglos musicales ejecutados de manera brillante por Adrian Mastrocola, Cristian Basto, Daniel Ruggiero y Juan Bringas; junto con el creativo vestuario y las brillantes interpretaciones individuales y solistas hacen de Amor tango una producción de altísimo nivel artístico que llevará el talento de creativos nacionales a lo largo del mundo y a cuyo retorno merece una larga temporada en la cartelera porteña.