MundoTeatral con Phylicia Rashad

Por Axel Drimer

La famosa actriz -la madre en La familia Cosby- cuenta su participación en Bernarda Alba, el musical y reflexiona sobre su carrera.

En exclusiva para Mundo Teatral, Phylicia Rashad cuenta la gratificante experiencia de interpretar una versión musical del libro de Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba. Habla también de su formación en el arte dramático y recuerda con felicidad su participación en La Familia Cosby. Si bien esta comedia fue muy importante para su carrera, actuó en numerosas obras dramáticas, entre otras y en contraste con aquella imagen maternal televisiva, formó parte de los tríos de Monólogos de la vagina. Phylicia fue ganadora de un premio Tony como mejor actriz dramática en 2005 y su extenso currículum revela su pasaje por diversos géneros y estilos: obras musicales, piezas teatrales sin música y televisión que van desde el drama hasta la comedia.

El musical en el que actuás está basado en La casa de Bernarda Alba, una obra que describe algunas costumbres muy españolas. ¿Habías tenido relación con la cultura hispánica anteriormente?
A los trece años viví por un semestre en México (DF). Allí conocí bastante de lo que es la cultura latina e hispánica, muy diferente a la que yo traía de Houston (Texas). Recuerdo, por ejemplo, que las chicas de mi edad no salían a ninguna parte sin su cuidadora y fui entendiendo que iba a ser vista de mala manera si me comportaba como en Estados Unidos. Descubrí, entre otras cosas, la importancia que ellos le dan a la familia y a todo lo que tiene que ver con el honor y la castidad de la mujer, que debía ser mantenida a cualquier precio. Esto pasa quizá en todas las culturas, pero en algunas más que en otras. Pero, desde ya, también tomé contacto con otros aspectos: los sonidos, la música, los olores de la cocina, la arquitectura, las actitudes de la gente...

¿Conocías La casa de Bernarda Alba antes de que te propongan participar del musical?
Leí a García Lorca cuando era estudiante de teatro: Bodas de sangre, Yerma y también La casa de Bernarda Alba. Inclusive se montaban producciones en aquella época pero eran siempre oscuras, en cierto sentido inaccesibles. Aún las puestas que he visto en los últimos años las sentía desconectadas de los personajes y de la trama; pienso que dejaban de lado muchos factores de esa realidad española. Básicamente, yo detectaba una cuestión fundamental: con la traducción se perdían la fluidez del lenguaje, el ritmo del discurso, el movimiento, los modismos. En esta versión, la música es básica porque intenta retomar todas estas cosas.

¿Cómo lograste entrar en la piel de Bernarda?
De una forma extraordinaria, junto al resto del elenco. El primer día de ensayo aprendimos la música, antes de leer el libreto. Es un tema fundamental en este espectáculo y es lo que lo define: la música permite ver el interior de los personajes. Luego, sin leer la obra todavía, empezamos a trabajar con las palmas y con danzas flamencas... ¡Me encantó ese momento, pensé que debería haber sido una bailarina de flamenco! Me maravilla porque remite tanto a lo terrenal, a lo dramático... Recién después comenzamos a trabajar con el texto. Sucedió al principio algo habitual con Lorca traducido al inglés: puso muy solemne al elenco. Y él no escribió sobre eso sino sobre gente de campo, sencilla, que sin haber abandonado nunca su pequeña comunidad actuaban como si fueran de la realeza. Las melodías, entonces, nos ayudaron a entrar en esta circunstancia.

¿Te inspiraste en alguna persona o hecho para interpretarla?
No, todo lo saqué del texto, porque un buen escritor escribe todo en sus páginas. Los escritores hacen hablar al personaje aunque muchas veces el personaje no diga lo que piensa. En la vida cotidiana, son las acciones las que están en sincronía con lo que verdaderamente pasa por la cabeza de las personas. Como actriz, mi trabajo fue el de encontrar la humanidad de Bernarda, eso que no dice pero que motiva su comportamiento.

¿Te sentiste acompañada en este acercamiento a Bernarda Alba?
Sí, el elenco trabajó muy junto creando esa energía. Graciela Daniele (la argentina que dirige el musical) y Michael John Lachiusa (quién compuso la música y adaptó el guión) fueron maravillosos. Graciela nos contuvo desde el primer día de ensayo, durante muchas horas por día. Nos dirigió y coordinó de una forma única; no hubo ninguna actriz que no se haya sentido cuidada por ella. Y eso es muy valioso. Todo este proyecto fue especial.

Tu carrera actoral es muy variada. Para empezar a hablar de ella, tu trabajo con Bill Cosby sería un buen pie ¿Cómo fueron aquellos años de La familia Cosby?
Fabulosos. Porque era como un trabajo teatral: una obra diferente cada semana... y la sensibilidad de Bill (Cosby) es muy teatral.

¿Qué dirías de él, luego de haber compartido tantos años de trabajo?
Bill es muy bueno, muy honesto, muy sensible, muy sabio en su oficio, con un timing único, y muy generoso. Él le daba un gran lugar al resto del elenco, quería que nosotros fuéramos grandes, que la gente nos reconozca así. Podría haberlo hecho de otro modo, pero componía las escenas así, porque era bondadoso.

¿Cómo era el trabajo cotidiano?
Trabajábamos cuatro días por semana. Los lunes leíamos el libreto, luego los actores nos íbamos mientras que Cosby se quedaba con los escritores, el director y los productores, debatiendo y retocando el guión. Los martes ensayábamos los cambios. Los miércoles se incorporaban las cámaras y los jueves ya probábamos con el vestuario, para grabar a la noche. Fue un trabajo con tiempos largos de ensayo. Fue maravilloso, me encantaba ir a trabajar cada día... ¡Cada día! Y me sigue causando satisfacciones a todo nivel. Por ejemplo, ahora hablo contigo y pienso que la seríe llegaba a Argentina. Me sigue generando emoción que la tira se viera en todo el mundo. Personas de todo el el planeta me comentan los momentos de alegría en familia que le hacíamos pasar con La familia Cosby.

Además de esta famosa comedia en TV, tenés un extenso repertorio dramático. En esa larga lista se encuentra Monólogos de la vagina, que contrasta bastante con tu papel de madre en La Familia Cosby.
Fueron cosas distintas. Los Cosby fueron tan fuertes que cuando terminó la tira tuve que hacer una pausa, porque mi imagen estaba totalmente identificada con el personaje y no podía salir de ella. Monólogos de la vagina fue una experiencia más que interesante. Fueron únicamente dos semanas (los elencos de tríos duraban ese tiempo y participaban personalidades femeninas muy famosas). Fue un trabajo fuerte: el libro de Eve Ensler es muy poderoso, el relato de cómo investigó es tan particular. Nunca había hecho monólogos de esa forma. Fue muy bueno y sirvió para darme cuenta que, como mujeres, muchas veces no tenemos la conciencia del poder que poseemos.

Ganaste un Tony en el 2004 como mejor actriz dramática, pero la comedia también ha tenido un lugar muy importante en tu vida. ¿Cómo fue el recorrido que te puso en contacto con ambos géneros?
Las cosas fueron ocurriendo, la vida me fue llevando. Luego de graduarme como actriz en la Howard University vine para Nueva York preparada para una carrera en el drama. Había sido la número uno de mi clase y quería lucirme en la escena dramática. Pero el dinero no me alcanzaba, entonces utilicé algo que también estaba en mí: la música. Desde pequeña había estudiado canto y diferentes instrumentos, sumado al buen nivel de apreciación musical que brindaban en esa época las escuelas públicas. La ecuación era fácil: si no cantaba, no me alcanzaba para comer y así realicé bastantes trabajos relacionados con el canto que me iban guiando más a la comedia y al musical. Sin embargo, seguía haciendo mucho drama, más que nada en off Broadway y en pequeños teatros. Al principio mi vida era muy austera, inclusive fue tipeadora a máquina -¡en ese tiempo escribíamos a máquina!-.

Por lo visto, no estaba muy presente en esos días la idea de trabajar en TV...
¡No! Sólo pensaba en teatro; era una purista en ese tiempo. Todos los estudiantes de la universidad vociferábamos que nunca trabajaríamos en televisión: ”En televisión el trabajo de actuación es tan pequeño... ¡Por favor! No necesitan ser actores para eso”. No tenía mucho sentido lo que decíamos, ya que muchos de los actores de televisión venían del teatro y eran buenos. Pero éramos jóvenes y algo zonzos. Pero a su vez, ahí no había mucho espacio para los afroamericanos: en los 60´, Leslie Uggans, afroamericana, tenía su programa, que era muy bueno; Bill Cosby siempre estaba en alguna tira... pero no había muchos más. Cuando comenzamos La familia Cosby ya había muchos programas con elencos de raza negra, ya “éramos personas”, con más derechos en diversas instancias.

¿Cómo llegaste entonces a la pantalla chica?
Fue un camino largo. Cada trabajo me fue derivando a otro mejor, llegué a Broadway y con el tiempo fui ascendiendo. Posteriormente, el teatro fue un vehículo para hacer algunas participaciones en cine y más tarde incursioné en televisión que, para ser sincera, fue lo que le dio forma a mi carrera. Y quizá no tanto hacer televisión sino el haber trabajado con Bill Cosby.

Durante esos años, fuiste parte del elenco del famoso musical Into the woods, de Stephen Sondheim. ¿Qué recordás de tu actuación ahí?
Tengo los mejores recuerdos. La popularidad que tenía en ese momento, por la televisión, fue fundamental para que me convocaran. Cuando se retiró Bernardette Peters, surgió mi nombre, audicioné y me contrataron en el momento. Yo tenía cierta trayectoria en musicales, pero no en personajes protagónicos. En esa oportunidad, disfruté mucho de ser parte de un elenco tan talentoso y con la increíble música de Sondheim. Pero tuve que dejarlo porque empezaba la nueva temporada de La familia Cosby y el cuerpo no me permitía hacer las dos cosas a la vez (aunque eso querían los productores de la obra).

Parece que él fue muy importante para vos ¿Seguís en contacto actualmente?
Sí, el otro día me llamó y me hizo reír tanto. Yo estaba camino al supermercado y con mi celular a los gritos riéndome, la gente me miraba pensando que estaba loca.

¿Cuál son tus planes para el futuro?
Ahora estoy muy satisfecha, terminando esta temporada de Bernarda Alba. Por otra parte, estudiando diferentes proyectos. Tengo muchas cosas que quiero hacer, pero nunca se sabe... Como te he dicho, las cosas van ocurriendo.

Para concluir ¿Quisieras contarle algo más al público argentino para que termine de conocerte mejor?
En realidad he hablado mucho de trabajo durante esta entrevista, pero eso no muestra cómo soy como persona. No se trata de lo que soy sino del trabajo que hice, pero está bien... Quizá para terminar me gustaría compartir algo que leí recientemente, de Phillip Seymur Hoffman: “Es mejor para la audiencia no conocer al actor personalmente”. Pienso que es verdad esto que él dice. Pero aunque hago esta reflexión, agrego también que no soy una persona difícil de conocer, para nada. Soy muy feliz, tengo una vida buena, llena de magia.

Un repertorio intenso y variado

“Bernarda Alba, el musical” no es la primera experiencia de Phylicia Rashad en este género. Desde muy joven, actuó en musicales. The wiz es uno de ellos, basado en el libro El mago de Oz y realizado por un elenco totalmente de raza negra. También formó parte los ensambles de Dreamgirls, JesusChrist Superstar y To be young gifted and black. Años más tarde, fue una de las protagonistas de Into the Woods de Stephen Sondheim y durante los noventa actuó en Jelly's Last Jam.
En 2005 recibió un premio Tony como mejor actriz dramática por A raisin in the sun (siendo la primera actriz afroamericana en recibir este premio en esta categoría). Su carrera actoral en el drama también ha sido muy intensa: participó en Monólogos de la vagina y en otras reconocidas obras estadounidenses como Ain´t supposed to die in natural death, The duplex y Media. Por otra parte, actuó en numerosas oportunidades en el teatro público de New York. En 2005 fue nominada nuevamente a los premios Tony por su interpretación en la obra dramática Gem of the Ocean.
En televisión, su gran éxito fue La familia Cosby, que se convirtió en el programa más visto en Estados Unidos en ese momento. A partir de ahí, es convocada constantemente para aparecer en episodios sueltos de muchas sitcoms norteamericanas.