Para reírse mejor

Por Silvia Sánchez

Comentario de Caperucita Roja, con Dalma Maradona y "La Banda de la Risa".

La Banda de la risa -uno de los grupos más perdurables y coherentes de nuestra escena teatral- está presentando Caperucita y el lobo, una versión “a lo banda” del clásico “Caperucita Roja” de Charles Perrault, dirigida por Claudio Gallardou. Con un agregado: Dalma Maradona en el rol de Caeprucita, una perlita mediática que convoca a más de un famoso del otro lado del escenario.
Nacida hace veinte años, La Banda de la risa tiene una estética muy definida, la cual ha sido mantenida a lo largo de todo este tiempo: elementos del clown y la acrobacia en la composición actoral, uso de máscaras, música en escena y gags provenientes del circo criollo. Todo, en pos de un alejamiento del realismo.
Como era de esperar, esto se hace presente en este ”nuevo cuento” en el que la voz en off de China Zoriilla conduce la narración, cuento contado mil veces aunque nunca escuchado, según sus propios hacedores.

Como en otras puestas, el grupo se dedica a homenajear. En este caso, a toda la literatura infantil clásica: la Bella Durmiente, su príncipe salvador y la bruja con su consabido espejito garante de belleza, Pulgarcito, Peter Pan y Superman, entre otros. Personajes todos ellos presentes en esta versión, aunque con algunos “desvíos” respecto a sus originales: la Bella Durmiente -bajo la genial actuación de Marcos “Bicho” Gómez quien además interpreta al soldadoTarlatán- es una gordita medio canchera que chatea y que cuando puede intenta decir -en claro tono paródico- cosas profundas, Peter Pan es gordo porque “se morfó todo” o Pulgarcito gigante porque “se zarpó con el Nestum”. Estas “contradicciones” -la bella es fea, el flaco es gordo, el pequeño es gigante- parecen ser un postulado de La Banda: acaso por eso el lobo no quiera comerse a Caperucita sino amarla, o lo doloroso pueda volverse divertido.
Además de imprimirle su estética a la composición actoral y a la puesta en escena, La Banda de la risa “suaviza” el texto original, posando una mirada más amorosa sobre todos los personajes y apostando a la moraleja final: el lobo arrepentido y pidiendo perdón, los malos convertidos en buenos, y todos contentos y felices.
Claudio Gallardou compone al lobo enamorado, al cual no le queda más remedio que comerse a Caperucita, ya que ella no lo ama porque está enamorada de Pecoso, su noviecito que le pide casamiento al final del cuento. Con un increíble manejo corporal, Gallardou baila, canta y demuestra una vez más, que poco tiene que envidiarle a esos capocómicos que él tanto admira. Lo mismo puede decirse del resto de los integrantes de La Banda, quienes evidentemente han encontrado una manera de funcionar que deja muy poco lugar para las fisuras. Todos se lucen en sus personajes, sean ellos pequeños o grandes. Ante semejante “bloque” creativo, los actores invitados -en todas las puestas de La Banda- tienen un desafío mayor: el de tratar de no desentonar con un grupo que desde hace 20 años funciona conjuntamente y de manera no solo lograda, sino homogénea. Tal es el difícilísimo itinerario que le ha tocado en suerte a Dalma Maradona, quien le aporta a su Caperucita, una candidez propia que le viene como anillo al dedo. Con un humor ingenuo e inteligente, esta Caperucita “a lo banda” es coherente con el espíritu que aun hoy sigue animando a este puñado de actores: el de vivir la vida con alegría y fantasía.