Perfectamente… recomendables.

Por Fabián D´Amico

Originalidad y buenos trabajos en una comedia musical de bolsillo.

Es habitual encontrar dentro de la cartelera teatral capitalina, infinidad de shows musicales de diversas corrientes y estilos. Solistas, dúos, tríos, cuartetos. Acompañados simplemente por un piano o por pistas grabadas. En bares, restaurantes, librerías, sótanos o altillos. En la mayoría de los casos, repitiendo conocidas y probadas fórmulas: fondo negro, atriles, altas banquetas desvencijadas y canciones más que conocidas. En ocasiones, uno puedo encontrarse con sus cantantes favoritos en la cercanía que estos reductos permiten y en otras, con integrantes de “la línea de coro” de algún musical en cartel, ofreciéndonos, desde su talento y desgastadas pistas, una vea más, versiones de “Cabaret” o de “Chicago”.
Es por eso, que cuando uno tiene la posibilidad de descubrir nuevas ideas y nuevos talentos, surge la necesidad de compartirlo con los demás. Esto ocurre todos los días martes a las 21hs en la sala “Collette” del Paseo La Plaza, con “PERFECTAMENTE INOCENTES”
Sobre el ínfimo escenario de la sala, cuatro micrófonos de pie, muy acordes a la década del ´80. Cuatro jóvenes ataviados de negro, ingresan a escena, y comienzan a interpretar una sucesión de canciones de ABBA, Madonna, Michael Jackson y Queen.
Lo que parecería hasta aquí, la repetición de una vieja receta, se convierte, a lo largo de la hora de representación, en una comedia musical, con todas las reglas del género.
Los cuatro protagonistas forman el grupo de los PEPPER TOP SINGERS, dos chicos y dos chicas, que se reúnen a cantar canciones, que según su ignorancia o desconocimiento, son originales para ellos. De a poco van ganando espacio y protagonismo en los medios de comunicación, y en especial, en la radio, la que los transforma en los “ídolos del momento”. La euforia es efímera, ya que son detenidos y encarcelados por adueñarse de canciones famosas y realizar sus propias versiones. El drama familiar que esto conlleva, el dolor de sus fans, el encierro, la condena, la libertadad, el nuevo comienzo y tal vez, la tentación a caer en el mismo camino.
Con estos elementos, el grupo presenta una original comedia musical, armada en base a canciones famosas. La originalidad reside en el armado de la historia.
Con la voz en off de una locutora radial que informa los acontecimientos más relevantes y precisas intervenciones de los intérpretes, son las canciones el centro de atención y las que relatan la historia. Todas colocadas con un sentido argumental, van permitiendo, a través de sus letras, que el relato fluya de manera divertida, como la escena en la cual, estando detenidos, interpretan “I want to break free”; o ante los insistentes llamados telefónicos de sus respectivas madres, cantan “Mamma Mia”.
Un trabajo pensado, de análisis y de investigación, más de escritorio y de charlas que de escenario, como hace tiempo no se ve en la comedia musical autóctona. Merito aún mayor, al contar, con nada más (y nada menos) que cuatro micrófonos y cuatro noveles y sorprendentes intérpretes.
Alejandro Ibarra, desde la dirección, y en especial, desde la precisa y efectiva coreografía, diseñada para un ámbito tan reducido como lo es Colette, demuestra un conocimiento acabado del género. En cuanto a los PEPPER, las voces y las interpretaciones son de una entrega poco habitual, anteponiendo lo visceral y el amor hacia lo que hacen, antes que un preciosismo técnico, destacándose las voces femeninas.

Los PEPPER TOP SINGER son “PERFECTAMENTE…RECOMENDABLES”.