Reportaje a Orquesta de señoritas

Por Carlos Fernández

En un recóndito, pero cálido teatro de la zona de San Telmo, se están preparando las partituras, afinando los instrumentos y dándose los últimos retoques a esta nueva versión de “Orquesta de Señoritas”, la pieza negra del autor francés Jean Anouilh. La dirección está a cargo de Jorge Paccini, quien además en conjunto con Norberto Gonzalo, hizo la adaptación del libro. Ambos forman parte del excelente y disparatado elenco, y lo completan: Emilio Comte, Jorge Lozada, Carlos March, Carlos Nieto y Omar Pini.
La nota comenzaría un rato después de haber terminado uno de los ensayos diarios que mantiene este elenco en una pequeña sala bajo calles de adoquines. Ajustando la música original de Martín Bianchedi a los momentos ríspidos que precisa la efectividad de la obra, el gran conjunto de trabajo (que no hace
distinción de roles ni escalafones) opina, discute, prueba y se pone de acuerdo en la difícil tarea de darle color y estructura a una historia. Pronto se sentarán, algunos sobre el escenario, otros en la butacas, dándole ese aire de frescura y desarticulación que tanto plantea esta pieza.
¿Van a integrar la "Temporada Teatral de Verano" en la Ciudad Balnearia de Mar del Plata?
Jorge Paccini- Vamos a presentarnos desde el 6 de Enero y luego todos los días lunes, martes y miércoles en el Teatro Payró a las 21.30hs, durante los meses de Enero y Febrero. En principio encararíamos una reposición en Buenos Aires, el 29 de diciembre, para afianzarla, para foguearnos y
ya de ahí partir para Mar del Plata. Y participar allá de alguna mención de algunos de los premios que otorgan y así darle un empuje y más publicidad a la obra.
¿Por qué se les ocurrió volver con “Orquesta de Señoritas” y qué diferencias tiene con otras versiones?
J.P.- Es una mixtura de cosas. Toda nueva versión tiene sus cambios, y todo aquello que surge de cómo va trabajando el grupo, pero que conservan el espíritu de pieza. Lo que es la trama, lo conserva intacto. Es una historia que transcurre en el ´47, en una confitería de verano en Francia, en donde van los estreñidos a curarse. Y tiene todas las connotaciones de la post y preguerra en Europa.
¿Y cómo son las mujeres de aquella época?
Norberto Gonzalo- En esa época lo que pasaba era que en muchos casos las mujeres enviudaban o sus maridos iban al frente de batalla. Ellas tenían que ganarse el sustento, el alimento como podían. En este caso, se supone que ese sustento está dado por la música. Y tiene tanto el lado cómico como el trágico de estos personajes. Arquetipos muy diferenciados donde se pueden identificar claramente tanto en el caso de actrices como en la versión de actores varones.
Omar Pini-
Yo supongo que la intención del autor en ese momento era hacer una pintura de lo que era el mundo femenino de esa época. Lo que hay en cada una de las mujeres como un determinado color, eso que da la variedad; o sea, que es una orquesta en donde hay bastantes diferencias una de otra. Y así, abarcar en ese abanico la mayor cantidad de posibilidades de modelo de mujer que había en ese momento. Porque en realidad la guerra los metió a todos en el mismo baile, desde las más osadas hasta las más puritanas, pasando por las más extrovertidas hasta las más conservadoras. Pero todas tenían que salir a buscarse el pan, a ganarse el puchero, y convivir entre ellas aunque no quisieran.
J.P.-
Además surgen otros tipos de los emergentes de una sociedad. Lo que Jean Anouilh cuenta es un poco eso. Es por tal motivo la vigencia de la obra, ya que pone lo que es el mundo a través de siete personas. Y sus diferentes personalidades: una es más bien ligera; la otra que está conmocionada por una madre a la cual tiene que cuidar y ahora siente que no hizo nada en su vida; la otra que es la amante eterna y después se suicida; y el tipo que está presionado por una realidad que no soporta más; la otra austriaca dominante y autoritaria, no es casual que cumpla con el régimen nazi; y la otra que está colgada en una nube; y esta, que hago yo, que es renga y deformada, y tiene una joroba, y representa a esa parte de la sociedad
discriminada.
N.G.-
Hay varios tipos como si alguien entrara a ver una muestra de la sociedad en sí.
O.P.-
Y lo paradójico de esto es que son, ahora lo pienso, mujeres que tienen que salir a hacer de hombres, de alguna manera. Y con este espectáculo se le da otra vuelta de tuerca.
J.P.-
De ahí, la genialidad cuando se nos ocurrió, allá en San Telmo, de hacer la cosa al revés, que los hombres actuaran de mujeres.
Carlos March-
El autor cuenta que estas mujeres en esa época no hacían estas cosas, y que la situación social y económica, las llevó a forjarse de esta manera.
N.G.-
Claro, acá hubo una versión con mujeres que se estrenó en el ´56. La versión original de Lilian Riera...
J.P.- ...Marta Gam, Nelly Prono. Todas actrices muy importantes.
C.M.- Pero el que lo hagan hombres adquiere mayor patetismo.
¿Y creen que actualmente que hombres se vistan de mujeres produce el mismo efecto que hace 30 años atrás, cuando se estrenó la versión de Jorge Petraglia?
N.G.- Y, en el ´74, imaginate...
J.P.- Era un hecho fuerte.
C.M.- Coincidía también con otras cosas del país que era y son como hasta antiguas en cierto punto. Hoy el travestismo es natural, si hasta los políticos se están travistiendo... (Risas)
J.P.- En cambio ahora hay otro tipo de transformismo.
O.P.- Siempre se mantuvo la diferencia de criterio en cuanto a que esto no es travestismo. Sino que somos actores componiendo personajes femeninos como es este caso.
J.P.- No es como en “Las Criadas”, en que el autor exige que lo hagan hombres.
N.G.- Lo que tiene este autor es que es tan actual. Es un clásico. Es por eso, que la gente vuelve a verlo por las nuevas versiones y quiere ver nuevos actores. Es placer hacerlo, es un ejercicio, una sensación extraña.
J.P.- Es una pieza del mundo teatral de Buenos Aires que tiene historia y generó muchas cosas, y además tiene un significado distinto para cada cual que venga a verla.
O.P.- Acostumbrados a hablar con la cadencia del hombre, buscar ahora la cadencia de la mujer. Y también te hace cambiar la mirada, los gestos.
C.M.- No es peyorativo justamente porque tenés que buscar y hurgar en tu parte femenina que no cualquiera está dispuesto a hacerlo. Que no es tampoco una parodia de la mujer. Y en verdad tiene su complejidad.
¿En qué se basaron para caracterizar a los personajes? ¿Tomaron referencias de lo que aportaron actores anteriores?
O.P.- Yo, que soy nuevo, trato de hacer de acuerdo a lo que pide el texto y la dirección. Obviamente ambos te llevan hacia un punto que puede ser distinto en otros casos.
J.P.- Creo, también, que cada actor tiene su dinámica y por más de que sea una imitación siempre va a ser distinta. En mi caso, yo no la estrené a esta obra sino que fue Santiago Doria e hizo el personaje que yo hago desde otra mirada en donde siempre los actores ponen su impronta.
N.G.- Una cosa es recrear algo desde lo físico, desde lo exterior. Y otra cosa, es la parte interna. El ejemplo que Jorge está poniendo es muy clásico. Doria hacía una cosa por ahí muy similar en lo exterior, pero internamente era otra.
J.P.- Lo pasaba más por la solidez. Lo de Doria era más dramático, más fuerte. Y lo mío pasa más por la ternura porque mi característica de actor es pasarla por ahí.
N.G.- Mirá, Susana, así se llama el personaje que hago yo, se supone que es una loca, una histérica y sin embargo tiene eso de contención que por ahí en otras composiciones no es así. Hay cosas que quedaron, que sirven como los gags que si se utilizan.
J.P.- Hay otro ejemplo muy claro, que es la composición que hizo Hogo Caprera, de Hortensia; y la que hizo Jorge Butron quien fue el que terminó de hacerla. Y eran totalmente diferentes.
C.M.- Y la de Emilio ahora es otra cosa. La versión del año pasado, es muy distinta y la hizo el Puma Goiti.
N.G.- Era una versión diferente donde estaba ambientada en otro lado la obra. O sea, una versión tradicional, pero con otras características de los actores.
O.P.- En mi caso, ellos me dieron muchos datos y después vimos otros, pero me dieron mucha libertad además. Y de pronto me pasé mirando películas de los años ´40 y ´50. Porque hay ciertos mohines, ciertas posiciones de piernas. Y es muy lindo para trabajarlo. Eso también me fascinó porque le
estaba buscando recursos, ya que antes no se sentaban ni gesticulaban como lo hacen ahora.
J.P.- Además es un desafío para un actor hacer de una mujer no desde la tracalada sino desde la cosa seria. Y siempre tiene una particularidad “Orquesta...” que si uno la hace con ese perfil de que “somos actores haciendo roles de mujeres”, a los seis minutos de obra, el espectador los ve realmente como mujeres.
N.G.- Y como cosa anecdótica, siempre contamos, que en toda sala se escuchan clarito los comentarios de la platea cuando hacen la comparación con su cuñada, su tía, su hermana...
J.P.- Yo por ejemplo soy mi vieja... (Risas)... ¡El calco!¿Cómo se da esa similitud? ¿La buscan o sale naturalmente?
J.P.- Y mirá, es una cosa rara, porque después de que me di cuenta ya la agregué. Pero vi que cuando estaba vestida y algunas cosas que hacía, que sirven como modelo.
O.P.- (Bromeando) ¡Es hormonal!
N.G.- Lo peor en mí, es que me parezco a mi viejo. Con peluca y todo parezco Patora. Así que vamos a tener que trabajar mucho en eso.
O.P.- La gente misma viene y te dice que se parece tanto a una vecina...
J.P.- ¡El público es sorprendente! Y hay hechos e historias sorprendentes de “Orquesta...”. La obra es emocionante. Y al final, durante la obra, había una escena muy fuerte del personaje que se suicida...
Una vez en Santiago del Estero, en las Termas de Río Hondo, un señor que estaba en la primera fila. N.G.- Subió al escenario que era chiquito. Y este hombre paró la obra y con el otro compañero nos quedamos helados porque no sabíamos qué iba a hacer. Seguíamos aterrados, pero este tipo sólo dijo que quería pedir un aplauso, y para eso él mismo empezó a aplaudir. Nadie sabía cómo decirle al hombre que la obra continuaba. Luego le dio la mano al pianista y a mí me agarró la mano ¡y me besó como a una mujer!.
Más allá de los 140 espectáculos que vayan a mostrarse en la Temporada 2003 en Mar del Plata, sería una lástima no poder disfrutar al menos una vez esta obra tan divertida, tan vigente que la recrean grandes, talentosos e impactantes artistas. Una obra ovacionada y premiada nacional e internacionalmente que peca de ingenua. Una bocanada de aire fresco para las costas y sus visitantes, eso es “Orquesta de Señoritas”.