Se dice de mí

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Por Silvia Sánchez

Un ejercicio de "teatro musical" que ideado y protagonizado por Virginia Innocenti, homenajea a la gran Tita Merello en el Teatro Maipo.

Que linda sería una vida sin abandonos, dijo alguna vez Luis Alberto Spinetta. La vida de Laura Ana Merello (Tita) estuvo bien lejos de ese deseo “spinetteano”: la muerte de su padre apenas había nacido, la internación en un asilo por parte de su madre a los cinco años y los años de ausencia de ese amor tan potente como esquivo, llamado Luis Sandrini. Material melodramático tuvo y de sobra. Pero lejos de amedrentarse, Tita Merello se envalentonó y construyó una vida en la que supo ser una heroína de carne y hueso y arrabalera.

Sobre todo lo que se ha dicho sobre Tita y también sobre lo que no; vale decir, sobre el miedo que se esconde detrás de la valentía; sobre la fragilidad que exuda el arrabal; sobre la tristeza de los amores majestuosos; Virginia Innocenti ideó Se dice de mí, el espectáculo que -escrito y protagonizado por la propia Innocenti- llena ahora la sala principal del teatro Maipo.

Con ese dolorido material que fue la vida de Ana Laura Merello, Innocenti ideó un espectáculo al que le sumó los tangos más emblemáticos de la “diva rea”: Arrabalera, Pipistrella, Se dice de mí, Donde hay un mango, entre otros. Empresa demasiado complicada porque no hay manera de esquivar ciertas imágenes y ciertos sonidos en la evocación de esos tangos: la picardía, el fraseo, la mirada dura, el pasearse moviendo las caderas y “haciéndose la gila”, ese andar y ese decir tan particular de la Merello que han tornado esos tangos casi “incantables”.

Sin embargo, Virginia Innocenti sale airosa de la empresa porque es equilibrada la distancia entre Tita y ella, porque en cada tango, hay algo de las dos. Por eso uno puede reconocer a la Merello pero también, disfrutar de la voz y la actuación de esta actriz que brilla justamente en tangos como Tata llevame pal centro, o Llamarada, en donde la actuación (más exterior en el primero, más interior en el segundo) están a sus anchas.

Con una puesta sólida, delicada, suave (acaso la pata Innocenti del espectáculo) Se dice de mí, brilla, hace ruido y conmueve (la pata Merello) En tal sentido, Luciano Suardi en la dirección general, aporta su oficio en un espacio (concreto y simbólico) más que acotado mientras que Diego Vila en los arreglos musicales y en el piano, aporta el universo sonoro que uno sigue tarareando, una vez terminada la función.