Sour Angelica / Pagliacci.

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Por Fabián D´Amico

Dos óperas cortas del verismo Italiano. Sobresalientes protagonistas, con notable dirección musical y puesta en escena.

Los deseos incumplidos y los celos incontrolados se apoderaron del escenario del Teatro Avenida. Ya no son los ideales patrióticos y el amor a la patria encarnados en seres heroicos, quienes buscan resarcimiento moral a costa de su propia vida. Los sentimientos expresados en Suor Angelica y Pagliacci son mundanos, reales. Muestran al mundo sin el velo del romanticismo.

La purga de un pecado de juventud cometido por una princesa y los celos enfermizos y justificados de un cómico de la legua hacia su bella mujer son los ejes de estas dos historias que describen personajes y situaciones cotidianas de la vida del hombre con la más cruda realidad.

Son características propias del estilo “verista” al cual pertenecen estas dos obras. Sour Angelica, pieza de un acto de Giacomo Puccini y Pagliacci de Ruggero Leoncavallo con dos actos, muestran el equilibrio perseguido por esta corriente entre el texto y la música (compuesta contemporáneamente al texto) logrando una perfecta armonía entre las palabras y las notas musicales y creando efectos conmovedores como los vividos en la representación de Buenos Aires Lírica.

Efectos que tienen como mayores responsables no solo a los virtuosos protagonistas, sino a la teatralidad lograda por Marcelo Perusso en su puesta en escena y la magistral dirección musical de Carlos Vieu.
Desde su firmeza en la dirección de una orquesta profesional y afiatada, hasta su pasional entrega en la batuta-con la que no tuvo reparos en “retar” a parte del público por aplausos fuera de lugar-Vieu es uno de los pilares fundamentales para el éxito de esta producción.

Marcelo Perusso presenta a Sour Angelica, el drama religioso de una princesa que ingresa a un monasterio a purgar el pecado de ser madre soltera y con el único deseo de saber noticias de su hijo, con recursos estéticos austeros y tradicionales. Sobre el proscenio y con la utilización de una sola calle, logra delimitar bien los espacios del convento y crea climas intimistas con imágenes proyectadas y el apoyo de una correcta iluminación de Rubén Conde.

Florencia Fabris como Sour Angélica brinda un trabajo potente e intenso, con un crescendo dramático tanto desde lo interpretativo como lo vocal que alcanza la excelencia en “Senza Mamma”, aunque en el final de la historia se pierda la tensión alcanzada por el poco feliz recurso técnico elegido para la escena del milagro. Junto a Fabris se lucen una excelente Zia Principessa de Elisabeth Canis y una voz para tener en cuenta como es la de Alicia Alduncin en el papel de la Abadessa.

En Pagliacci, Persusso traslada el drama de engaños, celos y amores no correspondidos con un final trágico a la década del 50. Una reconstrucción de época lograda tanto de lo espacial como desde el vestuario y peinados dan marco adecuado a este pasional drama.

Luis Lima, con un impactante registro agudo, sabe como conquistar a la audiencia con su voz, alcanzando verdaderas ovaciones en el final del primer acto con la famosa “vesti la giubba” donde el payaso sella su destino final de celos enfermizos .Canio es un rol difícil para cualquier tenor, ya que debe expresar actoralmente las vicisitudes de este hombre sin descuidar el registro vocal. Lima ,desde su seguridad como cantante, se entrega a todos los desbordes posibles que le permite su criatura, ofreciendo una interpretación digna de un “divo”.El Tonio de Omar Carrion, ovacionado a telón abierto en el prólogo, es el personaje mejor delineado de la puesta y a quien Carrion le brinda todo su profesionalismo. El resto del elenco se debate entre la corrección vocal y la frialdad interpretativa, junto a una destacada labor del coro bajo la dirección de Juan Casasbellas.

Un programa atípico, con lo menos representado de Il Trittico de Puccini y una de las partituras más bellas del verismo italiano como la ópera de Leoncavallo. Una oferta acorde a la alta calidad que siempre ofrece Buenos Aires Lírica, con actuaciones relevantes tanto de los protagonistas como del maestro Vieu en la dirección musical y Marcelo Persusso desde la puesta en escena.