Un apasionado soñador

Por Fabián D´Amico

Entrevista a Ángel Mahler

Gente corriendo, saludándose, riéndose, cantando. Trajes colgados prolijamente en sus perchas, pelucas, tocados. Todo preparado para que comience la función del Fantasma de Canterville. Este es el clima festivo que se vive en los camarines del teatro. Entre tanta adrenalina, Ángel Mahler, uno de los “padres” del Fantasma, nos recibe en su oficina, para contarnos, como fue el proceso creativo de su último musical, y hablar de sus próximos proyectos

M.T.: Dentro del Fantasma, hay dos estilos, dos mundos muy separados. Por un lado el mundo de la familia americana, con temas muy al estilo Broadway, y el mundo de los fantasmas, con un aire londinense. ¿Como trabajaste esa música? ¿Desde que aspecto?

A.M.: Bueno, no solamente desde las estridencias y los ritmos. Yo te diría que la música que tiene que ver con los americanos es muy característica de ellos. Hay una marchita que aparece todo el tiempo y fundamentalemte es rica en ritmos y el estilo de los musicales americanos a los que estamos acostumbrados. Con una fuerte crítica, en general, la obra, hacia ellos, pero eso se va dando a medida que vas viendo la obra. Y la música de los fantasmas, te diría que es la música más soñada, más que tiene que ver con un ideal, con ideal de vida, de mundo, de ética, de moral. Es como que los buenos y los malos están bien diferenciados con la música también.

M.T.: ¿Te sentiste más cómodo dentro de algún estilo?

A.M.: No, me gustan mucho los dos, claro que los temas lentos, o hay momentos que son muy soñados, pero lo que me gusta es el desarrollo de la obra. Porque si bien la obra empieza mostrando a los americanos y toda esta histeria que tienen en los primeros cuarenta minutos, la obra se va desarrollando, y el mundo de los fantasmas empieza a ganar lugar. Digamos que es como que termina la música de los fantasmas gobernando sobre la otra y va llevando al espectador hacia un lugar que me parece que es fantástico; que es el lugar soñado en donde yo me siento cómodo y donde siento que la gente se conmueve. Entonces la historia está bien planteada, me parece a mí, porque empieza desde un lugar muy plano, desde un lugar fácilmente reconocible y va tomando vuelo, va hacia un lugar mucho más fantasioso. Porque la vida de los americanos, lo que está mostrando, no está lejos de lo que viven hoy, no está muy lejos de la realidad., pero vos sabés que el mundo de los fantasmas no existe, entonces dejás que tu imaginación vuele y siento que está muy idealizado en la obra .

M.T.: En una nota dijiste que Wilde era un autor elitista o para un público especial. ¿Cómo hiciste para adaptar ese mundo elitista a un público más que heterogéneo?

A.M.: Los que pasa, es que es un cuento que originalmente Wilde se los escribió a los hijos. No es un cuento que pretenda ser muy intelectual como podría ser “El retrato de Dorian Gray”. Acá, si bien puede haber una doble lectura, es muy frontal, porque los americanos son los americanos y la relación entre Virginia y el Fantasma también se va llevando. Cuando decía que era elitista, a mi me pareció que Wilde era un autor inteligente, extremadamente inteligente y yo sentí en esa oportunidad, que con esta obra podríamos hacer un espectáculo que podía llegar fácilmente a todo público y que podía satisfacerlos. Por eso se llama un “cuento musical” incluso, porque siento que tiene ese formato de “cuentito” o al menos, hemos exagerado en ese lado, de esa manera. Creo que cuando la vean, se darán cuenta que es una novela ideal para hacerla musical y para haberla explotado, de la manera que la hicimos: estos extremos, el extremo de estos dos mundos tan diferentes. Además había un tono de comedia muy fuerte, porque al existir un fantasma que no puede asustar, daba la posibilidad, el tono de comedia y de humor que siempre es necesario. Entonces, tenías humor, brillo en cuanto a los americanos y sus coreografías, yo veía coreografías, americanos, números con mucha gente, humor cuando el fantasma quiere asustar y no asusta, ternura cuando aparece Virginia, los chicos: daba todo para hacer un musical!.

M.T.:¿Vos creés que el público en general, y no hablo del público de los musicales, a partir del Fantasma, va a dejar de decir que Drácula es la criatura más exitosa de la dupla Cibrián Mahler?

A.M.: No, creo que hay hitos que son inamovibles. Drácula va a ser siempre Drácula y va a ser incomparable desde muchos lugares, porque fue la primera, fue la primera producción en el Luna Park. Creo que van a hablar de otra cosa, que habla de un crecimiento autoral, de una búsqueda estética, delo que puede significar darle al público otro tipo de mensaje. Yo se que Drácula es impactante, que Drácula te come, digamos, te absorbe. Esto, hace lo mismo, pero de a poquito, entonces te va metiendo en la historia de a poquito, yo creo, que la sensibilidad que te genera esta obra es mucho más genuina, no se si genuina, pero mucho más conmovedora que la que te puede generar Drácula, pero Drácula es imponente, tiene otras cosas, son dos cosas muy distintas, pero Drácula gracias a Dios, va a ser siempre Drácula.

M.T.: Revisando la historia de ustedes, en los últimos 20 años, la mayoría de los personajes que tocan en sus obras, son de ficción. ¿Qué es los que les brinda la ficción que no les da la realidad? ¿Hay algún elemento desde el cual pueden crear más desde la ficción?

A.M.: Si, sin duda, porque los límites con los cuales podés jugar en Drácula o en estas obras, va a ser muy difícil en una obra realista o verista. Me da la sensación, no, estoy seguro, que lo que te permite mostrar esto tiene más que ver con cosas que tal vez nosotros no nos animamos a vivir, porque muchas veces lo he analizado. Que bárbaro Drácula, muere por amor ¿A quién no le gustaría vivir un amor como el de Drácula? ¿A quien no le gustaría que Virginia deje su mundo y se vaya con el Fantasma? Bueno ese tipo de cosas, que son fantasiosas, pero que en la realidad no ocurren o que en la realidad es mucho más difícil que ocurra, me parece que eso es lo que nos lleva a abordar esas historias. Los extremos, esos extremos que en la vida real son más difíciles de encontrar.

M.T.: El público siempre ha acompañado a los productos Cibrián Mahler, aún compartiendo cartelera con musicales importados ¿Qué lectura le das a este fenómeno?

A.M.: Lo que pasa, es que creo que nos quieren, nos respetan, son muchos años ya, hay una trayectoria, hay una manera, una forma de trabajar. Yo se que la gente que viene, no es casual que venga; viene porque sabe que es un espectáculo bien producido, que los chicos van a estar bien, que los elencos son nuevos pero son talentosos, entonces, tal vez no se van a encontrar con ninguna figura, pero saben que la gente que está arriba del escenario se van a morir haciendo eso. Y es lo que generamos, la pasión que tal vez otros espectáculos que vienen de afuera y se montan tal cual se hacen en otros lados no tienen. Desde ahí me parecen que nos valoran, y nos valoran bien. Ahora que hayan venido espectáculos de afuera me parecen bárbaro porque en la comparación está también el aprender, el poder tener diferentes visiones sobre lo que es el musical y me parece que es uno de los espectáculos más completos hoy en día en todo el mundo.

M.T.: Ustedes están acostumbrados a darle oportunidad a gente joven y armar elencos nuevos ¿No les atrae trabajar con figuras?

A.M.: Lo que pasa es que es un proceso diferente y lo hemos intentado algunas veces. Por ejemplo, ahora vamos a retomar “Las Mil y Una Noches” que va a ir a partir del 9 de Enero en el Opera, y si bien está Juan Rodó, como Solimán, el resto de los personajes van a salir del casting, que empezó el lunes 4 de Agosto. Trabajar con profesionales implicaría otra cosa, en estos proyectos en general hay búsquedas, hay mucho tiempo de experimentación, hay aprendizaje por parte de los chicos. Pensá que los chicos que quedan, tal vez unos cuarenta, donde vos ves que son talentosísimos pero que en ese momento no te rinden ni la cuarta parte de lo que vos sabés que te van a rendir después. Entonces, hay todo un periodo, de tal vez dos o tres meses de aprendizaje, de conocerse, de clases, de conocer del género, hasta que empiezan los ensayos de la obra. Trabajar con profesionales implica otra cosa, entonces, creo que lo que nos gusta, nos divierte, lo que genera la pasión que generan estas obras tiene que ver con esta forma. Con otra forma, no lo hemos podido concebir de otra manera. Las ganas de triunfar que tienen estos chicos, junto con la nuestra, la de mantener toda esta estructura, son únicas, incomparables.

M.T.: Ustedes editaron un C.D. que se llamó “Homenaje” ¿No pensaron hacer “Homenaje 2” con todo el recorrido de todos los temas anteriores a Drácula o un show con ese material?

A.M.: Sí lo tenemos pensado, y lo tengo pensado, ya que no es casual, cumplimos 20 años este año, pero el espectáculo se llamaría de otra manera. Ahí sí, tal vez invitaría alguna figura, como puede ser Valeria, que es amiga, o gente que está en la lucha igual y concibe el espectáculo de la misma manera. Tal vez, no se si llamarlo “Homenaje” pero sí darnos el gusto de una noche de mucho smoking con gente recorriendo toda nuestra historia. Eso sí es divertido.