Un impostor apasionado (Mar del Plata)

Por Fabián D´Amico

Por segundo año consecutivo Martin Bossi ocupa la sala mayor del Teatro Auditórium con un espectáculo donde despliega todo su arsenal de imitaciones, siendo lo íntimo y personal la otra cara de la gran puesta en escena.

El dispositivo escénico acorde a un recital de rock con pantallas de leds, proyecciones, puesta de luces impactante y frenética, sonido potente y por momentos ensordecedor, se contrapone a la intimidad de los varios camarines que se muestran en el show, lugar donde los artistas tienen tiempo de estar solos frente a un espejo que muestra la verdadera cara de creador, libre de máscaras. De eso se trata la temática elegida por Bossi para esta nueva creación: las mascaras del actor, sus distintas caras y cierta soledad que implica la actuación.

La trama del espectáculo es simple y repite en cierta manera la estructura de su show anterior. El actor ya no relata vivencias con su madre hipocondríaca y sobreprotectora, sino que se centra en su vínculo desde pequeño con los disfraces, la búsqueda de la perfección en ese arte, y la relación con una profesora de teatro de origen ruso que busca durante toda la obra al protagonista.

El comienzo del show con Luis Miguel, quien luego de ofrecer sus temas rodeado de una orquesta, coro y bailarines, intenta seducir en su camarín a una asistente, Cacho Castaña y su alegato sobre la muerte de la piratería por la tecnológica y Bossi quien maquillándose frente al público hace un logrado recorrido por los mediáticos (Claudio María Domínguez, Polino, Zulma Lobato, Polino, Pachano) son algunos de tantos artistas imitados.

Un impostor apasionado no es solo una suma de logradas imitaciones realizadas con talento y mucho humor que, aunque llano y directo, el público agradece con sostenidos aplausos. Hay un trabajo minucioso de coordinación y puesta en escena en cuanto a la multimedia. La interacción permanente entre el protagonista y las criaturas que aparecen en las pantallas que flanquean el escenario (maravilloso dialogo entre Joaquín Sabina en escena y Fito Páez en proyecciones), el diseño de luces y el quiebre constante de la cuarta pared, utilizando todas las posibilidades técnicas y espaciales que le ofrece la sala, dan al show un ritmo dinámico y sostenido a lo largo de toda la representación

Pero también se puede disfrutar de Martin Bossi a cara lavada con un final efectivo donde, en cuero y sin efecto de maquillaje, interpreta una canción de Sandro y demuestra su crecimiento como actor y cantante. Guiado por Emilio Tamer y Manuel Wirtz desde la dirección, acompañado por Vivian Jaber, rubros técnicos de primera línea y una gran producción, El impostor apasionado es una propuesta de calidad estética y diversión asegurada dentro de la temporada teatral marplatense.