Una Superstar en el Maipo

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Por Fabián D´Amico

Descollante labor de Fátima Flores con el excelente acompañamiento de Julián Labruna en un colorido music-hall.

Al subirse el telón quedan en claro dos cosas: la participación de Lino Patalano en la producción y el crecimiento indiscutible de Fátima Flores que hace honor al título del show Superstar. Lejos de su participación en espectáculos revisteriles como segunda vedette de Corona, acompañando a Perciavalle y más cercano en el tiempo el descubrimiento de Fátima cómo imitadora en un pequeño show de Carlos García en el teatro Re Fa Si, las presentaciones de la artista en las temporadas marplatenses y serranas con su propio emprendimiento, y su desembarco en la catedral de la revista porteña, marcan el lugar de privilegio ganado dentro del ambiente.

En Fatima Superstar se mantiene la estructura de propuestas anteriorew, una sucesión de cuadros musicales unidos por un presentador que emula a los locutores nacionales de otrora con su verborragia peculiar y una dicción inconfundible.

La apertura de Rafaela Carra, las divas nacionales en sus clásicas emisiones televisivas, figuras de la canción nacional (Valeria Lynch) y los reyes del pop tan amados por Fátima (Michael y Madonna) son algunos de los más festejados momentos de Fátima Superstar. Junto a la protagonista, Julián Labruna realiza una performance de excepción, no solo por su gracia y química con el público, sino porque debe hacer frente a uno de los puntos débiles del music-hall como lo es el libro pobre y reiterativo, escollo habitual en este tipo de propuestas y que Labruna evade con su comicidad y el carisma que posee. El trío protagónico lo completa Fernando Samartin (conocido por su imitación de Sandro) quién se luce junto a Flores en dúos como los de Pimpinela, Cacho Castaña y Valeria Lynch y como solista recreando a Joan Manuel Serrat.

Adjetivar la labor de Fátima Flores como imitadora es redundante y solo basta un cuadro de Superstars nacionales para disfrutar de su talento como es cuando va imitando, sin máscaras ni maquillaje, a todas las stars de la tapa de una conocida revista de actualidad. Lo que debe destacarse es su labor como cantante y bailarina, donde queda demostrado que la imitación es solo un elemento más dentro de las valiosas herramientas artísticas de Flores y que potencia la debilidad de la propuesta a nivel dramatúrgico dejando en ciertas ocasiones a Flores y sus coprotagonistas librados a su impronta personal y talento innato.

Fatima Superstar es una muestra acabada de genuinos elementos puestos en pos de un gran show donde la indiscutida figura principal que le da nombre al espectáculo es quien convoca a la gran audiencia quien agradece la brillante puesta escénica, la gracia de Labruna y todo el profesionalismo de Flores.