La madre del desierto
La madre del desierto ataca el periplo de la difunta Deolinda Correa, puesto en el cuerpo y la voz de Alejandra Flechner
Partiendo de una lengua en continua torsión, la escritura y el teatro de Nacho Bartolone se funden en un mismo gesto: adulteración, sensualidad, poesía, desacato.
Sus piezas, dueñas de una sonoridad y un cuerpo escandalosos, parecen el resultado de una virtuosa coreografía intelectual. Con pulso alucinado, sus obras Piedra sentada, pata corrida (2013) y La piel del poema (2015), generan vínculos y dislocaciones entre buena parte de la tradición literaria y el teatro argentinos.
La madre del desierto ataca el periplo de la difunta Deolinda Correa, puesto en el cuerpo y la voz de Alejandra Flechner. Si el desierto es una página en blanco, y el pasado un holograma o materia que acarrear, el autor se enfrenta a ambos con entusiasmo y crueldad.
Una vez más el lenguaje, a partir del Bebo PuraLeche que encarna Santiago Gobernori, es “un destetado de su raza” y, como toda potencia desobediente, “siempre habla la Lengua de dios”.
Alejandra Flechner, Santiago Gobernori.
Música en escena: Victoria Barca, Franco Calluso.
Autor y dirección: Nacho Bartolone
Coreografía: Carolina Borca.
Video: Leo Balistrieri.
Música original: Franco Calluso.
Iluminación: David Seldes.
Escenografía y vestuario: Endi Ruiz.