¿Qué destino vas a elegir?

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Por Fabián D´Amico

Magistral versión nacional de un musical del off parisino: El cabaret de los Hombres perdidos.

Bajo una fina y delgada capa de frivolidad, drogas, alcohol y sexo en un cabaret sórdido de una ciudad cualquiera habitan cuatro seres delicadamente amorales. Un tatuador, un travesti, un misterioso personaje que mueve a su antojo la vida de quien se anime entrar al antro y un joven provinciano que huye de un destino sombrío. Es justamente ese joven quien traspasa la puerta del lugar perseguido por una patota, sin saber que dentro le espera un castigo tal vez mayor que los golpes y la humillación. En El Cabaret de los Hombres Perdidos le aguarda su nueva vida, un nuevo rumbo que a primeras parece prometedor pero que es tan peligroso como aquel del cual pretende liberarse.

El extraño sujeto que recibe a Dicky es el mismo destino quien con ayuda del tatuador y el travesti escenificarán, cumpliendo sendos papeles, la nueva oportunidad que la vida le regala al muchacho. Con una relación similar a la de Mephistopheles y Heinrich Faust, en el Fausto de Goethe o como el camino realizado por el infierno por Dante y Virgilio, el destino y sus actores le muestran a Dicky como será su vida en una especie de tour guiado por los siete (y no nueve con el caso de Dante Alighieri) círculos de su trágico futuro. Inicio, crecimiento, reconocimiento, fama, estrellato, decible, anonimato. Fases o etapas ruines que culminan en la elección del joven entre lo visto y una vida segura, tranquila pero gris, monótona y algo grotesca.

Cristian Simeón y Patrick Laviosa crean con este material un musical de estética y contenido under que fue suceso de crítica y público en el off parisino, proponiendo un entretenimiento con infinidad de lecturas, que pueden ir desde la diversidad sexual, la elección de cómo vivir la vida, mucha xenofobia y amores no correspondidos. Pero lo importante de la propuesta, al igual que buena parte del Kabaret Alemán, es que los temas más delicados o controversiales son abordados desde el humor llano y en cierta medida procaz. Cualidades potenciadas por la excelente adaptación local del texto y en especial de las letras de las canciones.

Lía Jelín cuenta con un sinfín de nobles elementos para construir una puesta y dirección precisa y plasma sobre el escenario buena parte de su bagaje revisteril en cuanto al dinamismo y timing de la obra, donde todo funciona como un mecanismo de relojería en el acogedor ámbito del Moliere, lugar ideal para la realización de este musical. La paleta magistral de Gonzalo Córdoba crea climas sugestivos y exactos para cada situación y se amalgama con la minimalista y funcional escenografía diseñada por René Divíu, responsable también del vestuario.

El elenco tiene un nivel homogéneo de excelencia. Argumentar que Omar Calicchio realiza el mejor trabajo de su carrera sería desconocer la trayectoria plagada de éxitos y de criaturas asombrosas nacidas del actor. Lo cierto es que éste demuestra en El Cabaret de los Hombres Perdidos un grado de madurez admirable como intérprete y cantante. Su destino tiene retazos de sus creaciones anteriores y da la sensación de estar disfrutando de una excelente cosecha, producto de una siembra de años de trabajo, en un solo personaje. Junto a la experiencia de Calicchio el arrollador presente e infinito futuro de Esteban Masturini en una actuación visceral y comprometida, apoyada y potenciada por un registro y coloratura vocal esplendida. Diego Mariani se luce como cantante, en especial en su excelente tema solista.

Párrafo destacado merecen Roberto Peloni y Gaby Goldman. Peloni conjuga a la perfección el origen de la palabra actuar: juega sobre el escenario. Juega, se divierte y divierte a la platea con una creación sobresaliente de su travesti. No solo desde el perfecto phisque du rol encontrado en el maquillaje y vestuario sino en las infinitas inflexiones, climas y matices que logra Peloni exprimir de su personaje, con un tema solista cercano al cierre de la obra cargado de bronca y dramatismo que es ovacionado por la platea. Otro asombro es el crecimiento como actor de Gaby Goldam. El músico, responsable de la virtuosa dirección musical y ejecución de la música en vivo, tiene un rol importante dentro de la trama del musical y lo cumple con compromiso y solvencia.

El cabaret de los Hombres Perdidos
es un musical adaptable y disfrutable para todos los públicos. Tiene la música chispeante y mucho humor para quienes quiera pasar un momento agradable pero la profundidad y ferocidad en el tratamiento de la historia pocas veces visto en el género. Una combinación perfecta en un espectáculo que desobedece reglas, transgrede límites y deleita a la audiencia.