100% Iripino (Mar del Plata)

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Por Fabián D´Amico

“Más, un experimento musical” es un buen show musical en donde el humor atenta contra el resultado final del espectáculo.

Al caer la tarde la fisonomía de la calle Rivadavia de Mar del Plata se transforma y se llena de peatones, transformistas que promocionan sus espectáculos y hasta productores con megáfono en mano que publicitan el accesible precio de su oferta artística. Desde el 2010 Petón Producciones junto a Marcelo Iripino dan prestigio a esta zona al inaugurar la sala del Teatro Victoria. Este espacio recuperado sorprende desde su apertura por la inversión tanto edilicia como técnica, con luces de última generación y un sonido al nivel de las grandes salas comerciales de la ciudad.

En esta temporada Iripino presenta un music hall llamado “Más, un experimento musical” Teniendo en cuenta la enunciación del título se confirma, lamentablemente, que el resultado final del espectáculo tiene más de experimento que de un producto acabado. Para analizar este show se debe hacer una marcada diferenciación entre la parte musical y el humor del mismo.

Desde el aspecto musical, el espectáculo es inobjetable. El despliegue visual es de alto impacto y calidad tanto desde lo coreográfico como del vestuario y la puesta lumínica inusual para un teatro pequeño y “familiar” como se encarga de remarcar continuamente a lo largo de la representación. La estética que responde al estilo del protagonista, ritmo desenfrenado en las coreografías bien diseñadas y ejecutadas por Iripino y sus bailarinas , música pegadiza y el buen desempeño de Georgina Tirotta quien se luce como cantante y realiza un cuadro muy logrado de vedette cómica son elementos precisos para el desarrollo de un excelente show musical. Párrafo aparte merece la sentida interpretación de “I dream a dream”, tema emblemático de Los Miserables en la voz de Charly G.

Pero el logro desde lo musical se ve empañado por el tipo de humor elegido para el espectáculo. Sin escapar a las fallas y debilidades en los libros en este tipo de shows, en “Más, un experimento musical” esa falencia se ve potenciada por un doble discurso incomprensible. La hermosa canción que interpretan Iripino y Tirotta sobre la paz y la no violencia se contrapone al humor vulgar y discriminatorio con un lamentable cuadro de un peluquero gay interpretado por Charly G (talento del musical nacional totalmente desaprovecho en este espectáculo), la inexplicable presencia del mediático Manuel Navarrete que agrega nada al humor y las tediosas y escatológicas intervenciones de Paul y Pol, con cortinas más cercanas a lo peor del teatro de revista en su época de decadencia que a un producto familiar.

Estas objeciones podrían haberse solucionado con una mirada conductora externa, una buena dirección que no solo privilegie la puesta en escena sino el contenido de un espectáculo integral. Marcelo Iripino responsable del libro, vestuario, coreografía y dirección debería abocarse a su área específica y delegar a personas con experiencia en dirección de espectáculos teatrales el resultado final del show, como ocurrió en su espectáculo anterior ¿Quién me quita lo bailado?

“Más, un experimento musical”, es un producto donde la excelencia de la parte musical, el carisma de Iripino y la técnica del teatro en pos de una buena producción se dan de bruces frente a un libro fallido y una mirada final del espectáculo cuestionable.