Acerca de las mujeres

Por Rómulo Berruti

Una nueva obra con personajes femeninos se suma a la cartelera. Acerca de las mujeres es del croata Miro Gavran y hace desfilar quince perfiles distintos a través de tres actrices.

3 x 5=15... Y ALGO MAS

Una nueva obra con personajes femeninos se suma a la cartelera. Acerca de las mujeres es del croata Miro Gavran y hace desfilar quince perfiles distintos a través de tres actrices. Las situaciones alternan su marcha y se mezclan, en un juego que sirve para el devenir temporal y también para el armado escénico. Encontramos hermanas enfrentadas, secretarias simulando una sólida amistad dentro de la canasta de la cobra, niñas que conocerán prematuramente la soledad, lesbianismo disfazado y ancianas aferradas a la vida en el disfrute de cada minuto. Es probable que el original sea más exigente en términos teatrales que la versión de María Rosa Pfeiffer. O no. Pura conjetura. Lo que se estrenó es un ejercicio profesional de tres intérpretes muy capacitadas que ponen de pie un texto propicio para entretener sin mayores ambiciones. Ni lo serio permite hablar de climas dramáticos, ni lo festivo se recuesta en lo abiertamente cómico -salvo el cuadro final en el geriátrico, que sí concede terreno a lo payasesco-. El prestigioso director Manuel Iedvabni se toma un recreo de los textos enjundiosos para divertir y divertirse moldeando los caracteres que imaginó Gavran y buscando con buen criterio ese medio tono donde los riesgos son menores. Ninguna de las actrices enriquecerá de verdad su currícula con esto, pero tampoco la empañará. Cada una, como corresponde, tendrá sus momentos de mayor lucimiento. Y juntas, demuestran ser capaces de armar un equipo sólido. María Comesaña, justa ganadora de varios premios a lo largo de su carrera, aprovecha al máximo sus oportunidades, alcanzando su mejor nivel en esa historia de amor que de a ratos se maquilla de amistad. Ana Yovino, siempre inteligente y sutil en los sobreentendidos, transita por la obra con pareja eficacia. Stella Matute también, pero tiene su chance más nítida en la chiquita vacía de la presencia materna. En suma, como decía el clásico español -y repiten los empresarios- ni quita ni pone rey, pero sirve a su señor. En el Teatro del Nudo.