Algo más que una heladera

Por Paola Rompato

Le frigo

La escueta escenografía anticipa el intenso trabajo actoral pues, la mayoría de las veces, todo decorado frugal es el antecedente de una buena actuación. Tal es el caso de Le Frigo, la pieza teatral de Copi que se presenta en el Abasto Social Club, con la actuación de Juan Rutkus y la dirección de Juan Ferrara y Javier Albornoz, la cual transcurre en un ambiente carente de todo tipo de ornamento, sólo dotado de la llamativa presencia de una heladera de líneas geométricas modernas y pintada de rojo en el medio de la escena, un teléfono en el extremo derecho y un reloj colgado en la pared del fondo.

Con una destreza digna de admiración, Rutkus se presenta en el escenario y transita por los múltiples interlocutores dibujados por Copi, que van desde la perturbada Madame L. -travesti venido a menos, protagonista principal de la obra- y su extraña mayordoma, pasando por el hombre del impermeable y llegando hasta una madre patéticamente excéntrica. De una escena a otra -y en tiempo record- el actor se cambia de ropa entre bambalinas, aún logrando mantener la atención del público a partir de diálogos en off o sonidos relacionados con los hechos que transcurren, y se va presentando en la piel de los diferentes personajes.

La heladera es el eje de la obra. En torno a ella transcurre la historia de Madame L., que recibe el artefacto por parte de su madre, como regalo de cumpleaños. En medio de un clima de aparente humor basado en el ridículo, en donde L. se pregunta por qué su madre le habrá hecho ese regalo, puede verse un trasfondo más profundo: la decadencia y los padecimientos de este travesti adulto, ex modelo, atormentado por una madre desequilibrada.

En este contexto, el momento en que Madame L. y su madre comparten una misma escena es asombrosamente logrado por Juan Rutkus: con un recurso ya conocido -vestido mitad de L. y mitad de madre-, alterna la presencia de una y otra en un diálogo fuerte y fluido, cambiando de personaje con precisión, representando a una Madame L. que ante su madre se debate entre su condición biológica de hombre y su necesidad profunda de ser mujer, todo ello en medio de un intenso dramatismo solapado con actitudes caricaturescas.

De esta manera, la destacada labor del actor se combina con la de los directores y asistentes y juntos forman un equilibrado equipo de trabajo, que armoniza eficazmente a la hora de poner en escena -por primera vez en Buenos Aires- Le Frigo, la obra que el recordado Copi -Raúl Natalio Damonte Taborda- escribiera con su provocativo y personalísimo estilo.