Alquimia

Por Rómulo Berruti

María José Demare sigue pegando duro.

Intensa, morena, espontánea, linda y sin vueltas. Así es María José Demare. Así pasó por la pantalla nacional cuando la convocaron y así seguirá cada vez que la llamen para el cine. O el teatro, o la TV. La Demare actriz siempre se hizo notar aunque le faltó hasta hoy el personaje que su carisma merece. Algo le dieron en Rosarinagasinos, de Rodrigo Grande, pero es una película de protagonistas masculinos. Mientras, La Negra María José sigue con el tango. Letras propias, buenas melodías, excelente manejo corporal y una voz que fue trabajando en su línea, en su estilo. En cada recital aporta cosas nuevas, porque ya no teme los resultados estrictamente musicales. Allí aprendió a ganarse la tranquilidad con entrega y disciplina. Por eso puede dedicarse más a la escena, a la captura del público que tiene bien pegadito a sus faldas en La Biblioteca Café. En ese subsuelo de Marcelo T. De Alvear donde funciona al fondo el Teatro del Globo, la Demare viene haciendo Alquimia cada fin de semana. Y sigue pegando duro. Explora cada rincón de Sangre de tango, Está rota mi Argentina, Cibernética Buenos Aires, Prohibido, Juárez es el tango, La city porteña, Para mi patria, Milonga para Cesar, Sin heridas y ese brochazo marginal tan fuerte y anticipatorio que es La Diabla (tal vez muy pronto en la voz de un superstar del tango). Así, arañando y rugiendo, como una pantera negra, la Demare se brinda y sigue escribiendo letras.-