Ariel Tarico, el Multipersonal (Mar del Plata)

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Por Fabián D´Amico

Imitaciones perfectas y un guión mordaz e irónico posibilitan el regreso del humor político al teatro nacional.

La risa, la carcajada y la sonrisa, en cualquier espectáculo de humor, son productos del chiste, de lo cómico o de lo humorístico. Es decir, nacen de la espontaneidad y la chispa de lo repentino, de la pantomima o torpeza física, y de la ironía e inteligencia. Lo humorístico como resultado de un texto inteligente, sagaz y en muchas ocasiones irónico, fue lo distintivo del teatro de revistas en su época de oro. Ese mecanismo provocador de la risa se cambió-sea por falta de guionistas o autores innovadores- por lo fácil, chabacano y escatológico.

Cuando aparecen nuevos personajes que no se conforman solo con la gracia o una habilidad particular para lograr el beneplácito del público merecen ser reconocidos. Este es el caso de Ariel Tarico, popular humorista radial que se caracteriza por las imitaciones-perfectas por cierto-de figuras de la política y espectáculo vernáculo. El paso de la radio al teatro con su multipersonal es un cambio muy grande sobre todo por el guión del show.

Apelando a sus más reconocidas criaturas- Claudio María Dominguez,Nelson Castro,Macri,y muchos más, Tarico elabora un show donde no se deja ganar por el facilismo de una garganta privilegiada y un claro poder de observación sino que dota a cada segmento del espectáculo de un guión preciso, de una pequeña historia o pretexto donde insertar a su galería de personajes.

Un par de mesas y percheros sobre el escenario, pelucas, algunas máscaras y espejos donde puede dar algún toque particular a su rostro o simplemente a cara lavada y un peinado especial como Dominguez y Nelson Castro, Tarico apela a toda su experiencia radial para darle una agilidad especial al espectáculo con diálogos desopiltantes entre varios personajes a la vez. Pero en este paso de un lenguaje y comunicación tan particular y mágica como es la radio al escenario de un teatro, el artista sorprende y se juega en sus monólogos políticos cargados de ironía, doble sentido y mucho humor negro.

El monólogo de Macri, el de Nestor Kisrhmer vestido con un traje de angel con cola, corbarta y tridente rojo y en especial, el mordaz y osado rol de Betty, una señora de clase alta muy legranesca, con una cacerola en la mano y uno de los textos de humor político más duro y cuestionador de los últimos tiempos dan cuenta que el humor inteligente, que provoca una sonrisa y muchas cabezas asintiendo y cientos de palmas aplaudiendo agradecidas, no está muerto en el teatro sino que renació de un largo letargo.

La revisión de la actualidad política y social del país que tenía como lugar la revista porteña- de ahí nace su nombre, de rever, de mirar con otro prisma a la realidad- ha cambiado de ámbito, lugar y protagonista. Ya no está en el Maipo, en El Nacional o en el Astros, ni en mando de los legendarios capos cómicos o cortineros. Quien busque ese tipo de humor tiene que hacerlo en el Teatro Melany de la mano de Ariel Tarico en su Multipersonal.