Besitos de Coco

Por Fabián D´Amico

Un ingenioso juego teatral donde la música es la principal protagonista.

“Recién llegados de una extensa gira por el Machu Pichu, arribaron “Los Amados”, en el trasatlántico Isabelita Martínez, al puerto marplatense. Acogidos, como siempre, en el seno del teatro Auditórium, esta vez en la sala Payró, este itinerante grupo se dispone a hacer el deleite de grandes, y porque no también, niños, durante la presente temporada estival...
Muy similar a un viejo noticiero de “Sucesos Argentinos”, pero utilizando muchas de las propias palabras del grupo, la introducción anterior define adecuadamente la tónica del espectáculo.
Para quien no conoce a este grupo, resulta difícil decir si lo de ellos es teatro, música, o humor. Para la mayoría del público, quien conoce, disfruta y sigue sus representaciones, no es necesaria ninguna presentación. Los Amados, ganadores de la “Estrella de Mar” 2003, han regresado con un nuevo show “Besitos de Coco”.

Sobre el escenario, palmeras, instrumentos musicales y ellos. Trajes de amplias solapas y colores pasteles, grandes flores sobre sus ojales, engominados peinados y jopos de antaño. Una música ambiental adecuada suena en el teatro. Desde los altavoces, Ringo Bonavena canta un hit de Palito Ortega, “Pío, pío” y la llegada de Alejo “Chino” Amado no se hace esperar. Con su carga de sufrimientos por amores no correspondidos y otros truncos, su voz comienza a hacerse presente.
Boleros, guarañas, congas, cha-cha-cha, y todos los ritmos latinos relacionados con el amor surgen del conjunto. Compuesto por cinco músicos (Lisandro Fiks, Fernando Costa, Oscar Duran, Hernán Sánchez, Analia Rosemberg) y dos voces (Alejandro Viola -creador y director del show- y Bárbara Togander), “Los Amados” ofrecen mucho más que buena música. Alternándose con las canciones, Chino Amado dialoga con el público, cuenta sus vivencias, reconoce entre la platea femenina viejos amores truncos, regala joyas a futuras amantes y sobre todo reparte besitos de coco. Junto a él y al conjunto, se encuentra Dina Dulri, una cantante un tanto especial, victima de un confuso accidente y a partir del cual, solo recuerda las canciones del show.
Eso es “Besitos de Coco”, un exótico show en donde si bien hay música como excusa, lo que en realidad se muestra es un espectáculo teatral hábilmente armado, en donde para su máximo disfrute, el espectador debe estar dispuesto a entrar en ese juego.
Un juego donde el público participa sin ser objeto de burlas o utilizado para cubrir baches creativos. La audiencia es una parte fundamental del espectáculo, son los asistentes a ese viaje al pasado, a las inolvidables noches de las boites porteñas de los dorados años ´50 y ´60.
Uno de los aspectos que hacen que “Los Amados” y sus presentaciones sean exitosas, es el juego antes mencionado, en el cual, nadie es lo es que parece ser. Los integrantes del grupo no solo cantan o ejecutan instrumentos, sino que representan un rol, un personaje, con mayor o menor profundidad psicológica, o simplemente desde su aspecto exterior.
Sin abandonar por un solo instante a su criatura, los músicos representan un papel (cada uno de ellos con distinta nacionalidad), y los supuestos cantantes, en realidad, son excelentes actores interpretando a su manera, las melodías seleccionadas. Esa dualidad, músicos-actores, y actores-cantantes es un sello distintivo del grupo, muchas veces imitados, pero pocas veces igualados.

“Besitos de Coco” nos brinda la posibilidad a muchos, de revivir épocas pasadas, a otros, de rememorar canciones inolvidables, y a todos, de pasar una noche plena de humor, buena música y excelentes performances.