Carne viva -o la vida misma-.(Mar del Plata)

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Por Fabián D´Amico

Íntimo y personal show de Martin Ruiz con logradas versiones de clásicos del cancionero popular en La Bodega del Auditorium.

Muchos de los intérpretes de comedias musicales toman la iniciativa de la autogestión en forma de unipersonales cuando no hay grandes producciones que los convoquen o simplemente por propia decisión artística. Una forma de acercase al público- tan vieja y probada en el mundo del espectáculo -que se ha transformado en moda en los últimos años en nuestro país. Ya sea contando vivencias propias, reeditando canciones emblemáticas de musicales famosos en los que han participado, o purgando sentimientos y mostrando facetas más filosóficas que frívolas. Carne Viva- o la vida misma- se encuentra dentro de esta última alternativa.

Un título muy sugestivo que se acompaña con un paratexto explícito como lo es el programa de sala donde literalmente reza: Es el resultado de una búsqueda concreta, sencilla y de transformación. El ser auténtico, el encuentro con el otro, abandonar la vieja piel para habitar el presente, celebrar la alegría de expresar. El arte como lugar de comunión, donde alimentamos nuestro corazón, nuestro deseo, nuestro cuerpo y nuestra mente. Indagando sobre diferentes estilos musicales y autores populares, para lograr desde esta pluralidad una convivencia melódica.

Una especie de manifiesto existencialista que Martin Ruiz- protagonista de Bella y Bestia, Chicago, Casi Normales-lleva a escena a través de temas musicales perteneciente al cancionero popular pero versionados de manera efectiva y sorprendente. Toma de cada canción que interpreta alguna palabra o frase que antecede a la misma para ir relatando estados de ánimos, sentimientos, éxitos y fracasos, golpes y crecimientos. “Terminar ser”, “dejarse”, “sumergirse”, “historias de amor que marcan el inicio de una nueva vida” son disparadores que muestran a Ruiz desnudando sobre el escenario a la persona, al ser humano antes que el artista.

La intimidad de la Bodega del Teatro Auditorium crea una ambiente especial para que Ruiz, acompañado por Martín Lozano (contrabajo), Eduardo Palomo (piano) y Leo Gerstner (Percusión y Batería) – y sin las invitadas femeninas que lo acompañaban en el Teatro Picadero -sumerja a la audiencia en un viaje personal, íntimo y sugestivo formado por un repertorio variopinto como una versión jazzeada de Sueño de Barrilete, un clásico de Camilo Sesto como Vivir asi es morir de amor convertido en un enérgico rock o la sensible interpretación de Alfonsina y el mar con el solo acompañamiento del contrabajo.

Estar en "carne viva" significa lo que deja ver una llaga o herida en la piel. Esto es lo que ofrece Martin Ruiz en su show, una exposición, una apertura pero no de la piel sino de sentimientos que deja ver todo su ser o la parte del mismo que está en construcción, utilizando su armoniosa voz para tal acción.