Degustando sabores de distintas cepas

Por Paola Rompato

Jaime Torres y Gerardo Gandini en El Club del Vino.

Dicen los entendedores enófilos que “el arte de degustar permite apreciar los caracteres del vino”. De ahí que el ritual de paladear vinos de distintos cepajes se convierta en una invitación a la deleitable tarea de descubrir y saborear la singularidad de cada varietal.

Es probable entonces que, en un lugar como El Club del Vino, se siga la costumbre de los expertos catadores a la hora de elegir artistas para sus espectáculos y que, por eso, podamos leer en los anuncios la invitación a degustar, en un mismo escenario, las expresiones de dos músicos de distinto cepaje: popular uno, académico el otro.

En este contexto, el espectáculo del viernes a las 21 hs., comenzó con Gandini (el de cepaje académico) “improvisando” sus Postangos en el piano.

Así como muchas veces se habla de tangos al estilo de Di Sarli, Pugliese o Troilo, en Postangos podemos hablar de tangos al estilo de Gandini quien, utilizando la técnica jazzística de la improvisación sobre un tema estándar, toma tangos conocidos y los reinterpreta usando recursos compositivos de la música académica del siglo XX.

En medio de estas improvisaciones, se pudieron escuchar (y reconocer) una sucesión de tres tangos de Gardel (El día que me quieras, Volvió una noche y Por una cabeza) a los que siguieron La Cumparsita (que según las palabras del mismo intérprete fue ejecutada en “un estilo muy sui generis pero menos sui generis que otras veces porque se notaba que era La Cumparsita”), y Malena.

Luego de saludar al público y hacer algunas aclaraciones (“Yo no soy músico de tango; soy de la música clásica. Postangos surgió luego de tocar con Piazzolla en 1989, donde me picó el bichito del tango y de hacerlo al estilo improvisación jazzística”), Gandini ejecutó La Casita de mis Viejos y posteriormente invitó a la cantante Neli Saporiti que, con su voz, le puso el toque tanguero tradicional a Los Mareados y Soledad. Este segmento del espectáculo fue cerrado con Los Pájaros Perdidos que la cantante presentó como un tema de “Piazzolla, Trejo y… Messian”, en alusión al estilo usado por Gandini.

Luego de un intervalo y de una breve actuación de la cantante, un ansioso público estalló en ovaciones e intensos aplausos de bienvenida cuando apareció Jaime Torres. El músico acomodó sus tres charangos sobre una manta, tomó uno de ellos y, parado en el centro del escenario, comenzó a tocar. Él, sus charangos y su música, nada más… Ingredientes más que suficientes para envolver al público en un clima de notable intimidad, en donde una impecable ejecución virtuosística se combinó con un particular sentido expresivo para transmitir la esencia de las manifestaciones musicales norteñas.

Cuatro destacados músicos alternaron y combinaron guitarras, acordeón, piano, cajón y maracas para acompañar a Torres en el resto del espectáculo, en un recorrido por temas de su último CD, “El del charango” (2001), pero también pasando por clásicos como El Diablo Suelto, en el cual el histriónico percusionista empezó ejecutando maracas, continuó con el cajón y terminó con un rítmico y estruendoso zapateo.

Cuando Jaime Torres anunció el último tema de la noche, aclaró que “ustedes deben pedir Otra! Otra!, así salimos todos, probablemente con el Maestro Gandini, y terminamos”. Su público se hizo cómplice con el guiño de una sonrisa y, tal cual lo solicitado (pero también motivado por su deseo), gritó “Otra!”, dando lugar a que la actuación culminara con Torres, sus músicos, Neli Saporiti y… sin Gandini que, sin duda, se había hecho eco del “probablemente”.

La intrigante invitación al convite publicitada, que despierta el deseo de saber cómo será la sensación de degustar a dos músicos de distinta cepa juntos, en un mismo escenario, queda en la ilusión. Sin embargo nada impide disfrutar de una excelente degustación al mejor estilo catadores de vino que, entre un varietal y otro, comen pan blanco para neutralizar el paladar. Así, intervalo de por medio, Gandini-Torres, Torres-Gandini podrán degustarse todos los viernes de enero en El Club del Vino.