Demoledor (Mar del Plata)

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Por Fabián D´Amico

Excelente espectáculo concebido e interpretado por Campi en su nueva temporada en el Bristol de Mar del Plata

El Turco es un taxista, nacido y criado en Parque Patricios, cansado del caos de la ciudad de Buenos Aires, la cual ama y odia en partes iguales. Separado y padre de dos hijos-Tito y Beto- vive en un hotel y visita esporádicamente a sus hijos ya mayores. Su madre, Doña Beba, aún vive en el barrio de su infancia. Una señora viuda que fuma y “putea” sin cesar desde que se murió su marido, siendo esas cosas, junto a sus gallinas y gatos, sus únicos placeres. Tiene como vecinos a Jorge, un nostálgico incurable que piensa que todo tiempo pasado fue mejor, y a Mario quien, con escasa y su vestimenta infantil, pasa todo su día en la calle dialogando con los transeúntes. Completa esta particular jungla Pucheta, amigo de Tito y Beto -fanático de los Rollings Stone y muy fumado- y Nacho, un ex vecino de Parque Patricios devenido en nuevo rico cuya vida transcurre dentro de un barrio cerrado, jugando al golf y alejado de todo tipo de persona que no sea de su círculo social.

Un relato propio del grotesco pero con la particularidad que está interpretado por una sola persona: Campi. En Demoledor, unipersonal que Martín Campilongo presenta en el Bristol, la combinación de personajes y su lograda interacción conduce al público a un recorrido particular por la vida del barrio y de cada uno de sus arquetípicos integrantes.

Personajes que hacen rememorar el humor político ausente del teatro de revista desde hace tiempo, como lo es la radiografía que el taxista hace de la cotidianeidad citadina o el monólogo de Jorge sobre las diferencias entre la actualidad y el pasado al momento de las vacaciones o de la diversión, son los momentos más logrado de la obra en cuanto a lo cómico, donde se alcanzan las plenas carcajadas de la platea.

La emoción y cierta nostalgia con toques de melancolía no está ausente de la pieza pero la columna vertebral de Demoledor es la profunda observación que Campi -como autor- hace de cada una de sus criaturas. Detalles mínimos, pequeños gestos, guiños continuos con la platea que es partícipe activo del show son potenciados con una lograda puesta en escena donde elementos del teatro negro acompañan al actor en sus diferentes performances.

Un “tour de forcé” actoral que le permite a Campi transitar distintas cuerdas interpretativas que ejecuta a la perfección, no solo en las escenas de plena risa sino en capas más profundas y emotivas que como actor aprovecha para exhibir su versatilidad.

Demoledor es un logrado espectáculo que abre un camino hacia un pasado cercano, aunque distante a la vez, como lo es la vida de seres comunes y corrientes que habitan un barrio, donde el equilibrio entre la emoción y la carcajadas de las criaturas de Campi rememoran, desde un lenguaje actual y cotidiano, a las nacidas de Luis Sandrini.