Edipo y Yocasta

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Por Fabián D´Amico

Madurez creativa de Taccagni- Goldman con protagónicos sobresalientes y un destacado ensamble.

La programación semanal teatral se modifico en los últimos años. De hacer funciones de martes a domingos, con dobles los fines de semana, en la actualidad la mayoría de las salas comerciales ofrecen obras de miércoles a domingos y en la mayoría de los casos, en un solo horario. Esa problemática económica abrió la llegada de producciones alternativas a la Av. Corrientes los días en los cuales los teatros no tienen agenda programada. Así acceden a la meca del espectáculo vernáculo musicales de Broadway en formato de cooperativas con producción y títulos tales como Company ,Into the Woods, Ghost y musicales nacionales como es el caso de Edipo y Yocasta, que puede verse los días lunes en Teatro Apolo.

Edipo rey es una tragedia griega y la obra maestra de Sófocles. El clásico muestra a Edipo como rey de Tebas y esposo de Yocasta, en una época plagada de pestes y muerte. Según el pueblo, la causa de las muertes es su propio reinado, que esta maldito. Para salvar a la ciudad comienza a investigar la muerte del rey anterior: Layo. Poco a poco se descubre la verdad: Edipo es el asesino que busca. Layo era su padre. Y su esposa: Yocasta, es al mismo tiempo, su madre. El original culmina con el suicidio de Yocasta y la ceguera provocada por si mismo de Edipo, encargándole a Creonte, su cuñado la custodia de sus hijas menores y de su nación.

La versión de Mariano Taccagni, si bien fiel al original, comienza con el nacimiento de Edipo, al que Layo, su padre, encarga su asesinato ya que el oráculo le vaticino que seria su hijo quien ocupe su lugar en el trono y en la cama. La salvación de Edipo por compasión y su llegada a Tebas, luego de matar a quien le diera la vida marca el inicio del drama que pretende reflejar el musical, y que logra realizarlo de manera certera con una narración fluida, escenas concretas y acciones dramáticas precisas, sin momentos secundarios que aletarguen el desarrollo de la trama. Un trabajo efectivo acompañado desde la partitura musical por Gaby Goldman

La música de Edipo y Yocasta, interpretada en vivo con una afiatada orquesta como hace tiempo que no se disfruta en ningún musical nacional, tiene una variedad rítmica que la torna atractiva y funcional a la historia que se está contando. Fiel a un estilo que dejo explícito en su primer musical- Frankenstein- Goldman crea su música en función del relato y no en pos de melodías que perduren en los oídos de los espectadores al abandonar la sala. En Edipo y Yocasta ocurre eso y la ausencia de un leiv motiv torna a la bella partitura un tanto fría.

Esa frialdad se traslada en cierta medida a la dirección de actores realizada por Taccagni quien elige una marcación un tanto declamativa, donde los actores en escenas íntimas y de hondo sentimentalismo, hablan con la mirada perdida hacia la platea, como si a su vera no existiese ningún interlocutor. Una dirección más cercana a una reggie que a un musical dramático, siendo bien resueltas muchas de las escenas por el probado profesionalismo del elenco protagónico.

Rodolfo Valls y Marisol Otero son sinónimo de prestigio en cualquier elenco del género y acá vuelven a demostrar todo su caudal interpretativo y vocal. Otero dota a su Yocasta de una carnadura avasallante, debatiéndose entre la frialdad de una reina y la pasión de una madre-amante con solos realmente brillantes y merecidamente ovacionados. Rodolfo Valls emana magnetismo propio de su rol- presentador de la historia y de cierta manera alter ego maduro de Edipo- que materializa de manera precisa tanto desde la actuación como desde su fuerte que es el canto. Grata sorpresa -y nombre a tener en cuenta – es Gonzalo Almada como Edipo, con fuerza interpretativa, presencia escénica y bella voz en su debut en el musical. El resto del elenco cumple con los requerimientos de los distintos papeles.

El ensamble tiene un papel protagónico en este musical en lo coreográfico como en lo vocal y en ambas disciplinas descollan con grupo, más allá de alguna lograda individualidad. Mérito que tienen nombres y apellidos: Juan José Marco como coreógrafo y la excelente dirección coral de Santiago Otero Ramos. El ámbito escenográfico de Pia Drugueri y las luces del reconocido Gonzalo Córdoba dan un marco adecuado al musical, siendo un punto negativo dentro de los rubros técnicos el vestuario de Jorge Maselli. Una mezcla incomprensible de estilos ente el clasicismo de los atuendos palaciegos hasta el vestuario del pueblo, cercano al de una película futurista de ciencia ficción.

Más allá de cualquier reparo, Edipo y Yocasta es un musical de creativos nacionales con una madurez plausible, en donde el profesionalismo de sus integrantes es recibido con beneplácito tanto por la platea porque quienes disfruten del género.