El eterno encanto de Bob Fosse

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Por Fabián D´Amico

Mirada creativa sobre la danza de Bob Fosse en El gran final, donde sobresale un elenco de talentosos bailarines del teatro musical argentino.

El teatro musical alternativo gana mucho terreno en el último tiempo frente a una realidad económica que impide que los grandes musicales foráneos se estrenen en nuestra cartelera. Una posibilidad certera para jóvenes creadores para contar de una manera particular historias desde el canto o el baile.

Gustavo Wons, bailarín destacado de las versiones locales de Chicago y asistente de coreografía de varios musicales en Broadway, estrena en el verano de este año El gran final un tributo a Bob Fosse en el Teatro 25 de Mayo.

Luego del éxito de público y críticas obtenidas desembarca en la Avenida Corrientes con el mismo espectáculo dentro de un espacio escénico mucho más amplio, con pocos cambios estructurales y algunas debilidades que se mantienen desde su origen.

Una de las virtudes de este musical es el interesante punto de partida de la historia, que comienza con la fiesta que Fosse dejo paga antes de morir para que sus amigos celebren su muerte. Ahí se reúnen a sus amantes, viejos amigos y obviamente el mismo Bob en la figura de Wons. Un relato que prescinde de palabras y utiliza la danza como lenguaje para narrar su adolescencia, el debut sexual, su pasión por el baile y el cigarrillo, sus dos esposas y esbozar de manera inteligente, con recursos de vestuario y sin recurrir a las clásicas melodías , sus grandes éxitos.

El producto creado por Wons es un “musical de ensamble” donde cada uno de sus integrantes tiene su parte destacada y en donde todos sobresalen en las precisas coreografías con un estilo marcado, donde la impronta de Wons como coreógrafo se materializa en la evocación de una “manera de hacer” y no en la copia de movimientos ya conocidos. Coordinación, desplazamientos ordenados y geométricos en el amplio y despojado escenario del Astral, un logrado manejo grupal y lo mejores bailarines del teatro musical argentino.

El punto débil del espectáculo continua siendo la parte vocal. Las bellas canciones que se escuchan durante la representación y que anclan temporalmente las distintas épocas del coreógrafo, están cantadas en vivo sobre pistas cuyo registro dista mucho del propio de las cantantes. Una fallida dirección coral que sobreexige a la cantantes se hace aún más notoria con la presencia de Valeria Lynch como estrella invitada (le seguirán en los próximas representaciones figuras destacadas) quien con las excelentes interpretaciones de “Cabaret” y “May be this time” deja aún más en evidencia las falencias mencionadas.

El gran final es un musical donde se apuesta a un elenco de calidad que acerca al gran público la figura de un gran coreógrafo americano de la mano de un creativo nacional.