El Variete

Por Fabián D´Amico

En uno de los lugares ganados por inquietudes culturales en Buenos Aires, como lo es Palermo Hollywood, se puede apreciar, en los últimos tiempos, además de bares y restaurantes, una considerable cantidad de ámbitos en donde se desarrollan las más variadas corrientes artísticas. Este auge con salas de ensayos convertidas en improvisadas salas teatrales, bares con diminutos escenarios, casonas antiguas transformadas en salas alternativas para la puesta de teatro no convencional, demuestra que la cultura es cíclica, y que todo esta inventado o creado, que las nuevas corrientes que aparecen no son innovadoras, sino recreadoras de viejos estilos. Bares culturales y teatros-cafés, decorados con nuevas y modernas estéticas, no son, sino aquellos viejos y a veces raídos cafés-concerts, en donde Gasalla, Perciavalle y Nacha deleitaban y escandalizaban a la generación del 60. La actual generación, tal vez menos ingenua o más difícil de sorprender, está descubriendo estos lugares y los viejos estilos que en ellos se recrean.

Todos los viernes, a las 22,30hs, en ESPACIO K, se puede descubrir o reencontrase con una forma de hacer teatro: EL VARIETÉ. Para los que nunca escucharon esa palabra o los que ignoran cual es el objetivo de este genero teatral, se podría decir que el mismo es simple, pero a la vez difícil de lograr…entretener, divertir, conseguir a lo largo de la representación risas y asombro. Durante varias décadas, en Argentina y en especial en Buenos Aires, el varieté fue un genero muy valioso, la cuna y semillero de grandes talentos que nutrirían luego las marquesinas de los teatros de revista. Magos, ilusionistas, cómicos, cancionistas, malabaristas y muchas más disciplinas del teatro surgieron del varieté.

Hoy, en el 2003, en donde la revista ya no puebla las carteleras porteñas, encontrase con sangre nueva, que rescata viejas ilusiones, es reconfortante, y más aun, si lo hace con el talento y sobre todo, con lo que se requiere de los interpretes del varieté….el amor y la entrega al teatro. Este amor se nota en los cinco actores que suben a escena para conjugar el verbo actuar, cuya traducción literal en casi todos los idiomas es JUGAR. Eso es, en síntesis, lo que se ve en el ESPACIO K, un juego, en el cual se hace partícipe, con sumo respeto, al público. Un público totalmente heterogéneo compuesto por familias enteras con chicos, jóvenes con raros peinados y varios piercings sentados junto a señoras mayores. Esa heterogeneidad se traslada al escenario, en donde los cinco protagonistas brindan cinco estilos, corrientes y actuaciones particulares.Desde el comienzo del show, con la batuta de un presentador muy particular, mezcla de galán de radionovela de los 50, con compadrito porteño, interpretado por Carlos Pulenta, demuestra un dominio corporal muy especial y una manera particular de manejar el humor ácido, sin que llegue a molestar a nadie.Este especial presentador, es el encargado de hilar los distintos cuadros de la noche. Una amante despechada y kitsch, por la falta de atención de su amado, con un estilo muy de los años 80 y una estética tipo Valeria Lynch de aquella época, es el primer monólogo del show, el cual, Jorgelina Aruzzi desenvuelve con gracia. Esta, es seguida por Mirko, un mago ilusionista, que asombra con sus trucos y divierte con su humor y desparpajo. Georgina Movia es una acróbata que a escasos metros del publico realiza un bello y riesgoso acto de danza aérea, pendiendo sólo de dos trozos de tela.El quinto número del show, está a cargo de un excelente actor rosarino: Juan Pablo Palavecino en la piel de una mujer que viene a dar testimonio de vida y de curación gracias a la ayuda de un pastor mediático, logrando carcajadas y aplausos.

El cierre del espectáculo es un show aparte. La sola mención de Karina K (“El Jorobado de Paris 2”, “Drácula”, “Canciones Degeneradas”) logra aplausos y expectativas por parte de la platea. Su creación de una hippie setentista llamada Janis Chaplin, es de un vuelo creativo y de una fuerza que le da a la noche un cierre brillante. Desde su performance como actriz, y en especial, como cantante (en los dos temas que canta y sobre todo en el tema en donde todo el público le marca el ritmo con llaves y palmas) demuestra el talento al cual nos tiene acostumbrado Karina K.

Una noche especial, un lugar atípico, un género que renace y en especial, cinco grandes intérpretes que brindan todo de si, para que la gente olvide sus problemas por una hora y pasen un rato más que agradable.