Embarazados, ecografía de una espera.

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Por Fabián D´Amico

Grato musical con mucho humor, bellas canciones y talentosos comediantes.

Embarazados, ecografía de una espera es un musical cuya historia ha sido contada infinidad de veces desde el cine y en las miles de repeticiones por televisión. El relato de la muchacha profesional y ordenada que queda embarazada del nerd de su novio, joven desprolijo, sin futuro ni ambiciones, invade la programación de canales de cable. Convivencia, peleas, reconciliación, nuevas peleas, distanciamiento, parto y ¿final feliz? son los elementos de esta receta exitosa del cine americano.

Juan Ignacio Bruzzo, autor del libro y las canciones del musical, apela a todos los lugares comunes antes mencionados pero con una visión “argentina” y muy divertida de los acontecimientos. Los personajes no son caricaturas, sino seres cotidianos llenos de dudas e incertidumbres frente a un hecho fortuito que deciden enfrentarlo con los pocos recursos que cuentan. Bruzzo plantea la estructura de la pieza como si fuera una sitcom donde el humor es la clave del juego, con diálogos rápidos, situaciones efectivas bien resueltas y una continuidad precisa entre texto y canciones.

Las canciones de la obra, con la inspirada música de Hernán Matorra, y los dos monólogos –en especial el desopilante relato de los cambios en el cuerpo de la mujer embarazada- son los momentos destacados del autor aunque la dinámica de la obra naufrague en un final deslucido y sin fuerza, donde falta un cierre acorde al final propuesto o tal vez, sea innecesaria la última escena de la pieza.

Los protagonistas de Embarazados son, en gran parte, los responsables del éxito de la obra. Florencia Otero dejó hace mucho tiempo de ser la pequeña Cosette de Los Miserables o la hermana de Marisol. Consagrada en roles protagónicos en musicales de primera línea, demuestra en esta obra su crecimiento como actriz. Luce fresca, espontanea, emotiva y logra un equilibro exacto entre la cantante y la actriz, sin que su excelente voz opaque o quiete de eje a la comediante que el rol necesita. Junto a ella, Eliseo Barrionuevo da vida a una querible criatura desde el manejo certero de su físico. Con infinidad de matices y un registro vocal potente y armonioso, el actor apela a lo bufonesco o cómico para, desde ese lugar, provocar la emoción y se complementa a la perfección con Florencia Otero quienes dan muestra de profesionalismo y presente promisorio.

Júan Alvarez Prado, responsable tanto de la dirección como de la estética de la obra, muestra una comunión perfecta entre el texto y los intérpretes y su discurso es simple y llega de manera certera a la platea. La presencia de músicos en vivo es un valor agregado indiscutido que le brinda al show fuerza y vitalidad.

Juventud, frescura, bellas canciones, excelentes intérpretes y mucho humor son algunas de las virtudes de este grato musical.