Entrevista a Sandra Guida

Por Paola Rompato

Carismática, sensual, bella e inteligente, Sandra Guida es una mujer que, por sobre todas las cosas, encara su trabajo con extraordinaria profesionalidad.

Carismática, sensual, bella e inteligente, Sandra Guida es una mujer que, por sobre todas las cosas, encara su trabajo con extraordinaria profesionalidad. Conversar con ella, tenerla frente a frente y escucharla hablar de su labor con tanta pasión, resulta una experiencia fascinante que entusiasma y enriquece a la vez.
Desde “Hair” y “El Diluvio que Viene”, hasta “Chicago” y su protagónico en Estados Unidos con “El Beso de la Mujer Araña”, esta cantante-bailarina-actriz ha sabido desenvolverse con entereza y seriedad a lo largo de su carrera profesional y ha crecido y madurado lo suficiente como para encontrarse hoy encarando sus propios proyectos personales.
Actual protagonista del unipersonal de jazz y cabaret songs que lleva su nombre -“Guida Concert”- Sandra no se detiene en su tarea y continúa concretando nuevos y buenos proyectos. Mundo Teatral pudo compartir con ella una animada charla, en la que habló de su ayer, de su hoy y de su futuro profesional.

MUNDO TEATRAL: ¿Cómo fue el armado de Guida Concert? ¿Vos tuviste algún tipo de intervención en el mismo?

SANDRA GUIDA: No, no… La propuesta nace a partir de Daniel Falcone y de Cristina Aranjuelo Prieto, de El Club del Vino, porque ellos tenían ganas de que yo estuviera en El Club… Hacía rato que yo quería hacer un show mío, pero fue Julio Panno el gestor e ideólogo de Guida Concert y quien adaptó y tradujo las canciones –salvo las de El Beso de la Mujer Araña y las de Chicago- y quien armó un show a mi medida. Obviamente que yo tuve que ver porque dije “Ah! Sí!, me gusta!”. Pero en realidad las ideas son de Julio y yo me limité a sugerir cosas que tenía ganas de hacer, como por ejemplo ciertas canciones. Así que yo participé en la selección del repertorio.

MUNDO TEATRAL: ¿Cómo fue pasar del escenario de grandes dimensiones a un escenario más intimista, bien cerca del público? ¿tenías ganas de hacerlo, te seducía la idea?

SANDRA GUIDA: Es que como la propuesta venía de El Club… no había ninguna posibilidad de no hacer un show intimista allí, entonces Julio armó el espectáculo “a medida” para El Club del Vino. No se pensó el espectáculo previo al espacio, sino que se concibió pensando que se iba a montar en ese lugar.

M.T.: ¿Y te sentís cómoda en ese espacio?

S.G.: Si… si!!!! Súper cómoda! Creo que me va el lugar y que el espectáculo le va al lugar justamente porque fue así, hecho casi como a medida.

M.T.: Están en El Club del Vino desde el 20 de agosto ¿Hasta cuándo se extenderán las presentaciones allí?

S.G.: Y… por ahora seguimos!!! (comenta con entusiasmo). Al principio arrancamos los viernes y ahora nos trasladamos a la trasnoche de los sábados, así que vamos a seguir en ese día, a la una.

M.T.: ¿Tienen pensado grabar un disco del Guida Concert?

S.G.: Y… estaría bueno tener registro de este espectáculo porque la verdad que estamos muy contentos. A parte los arreglos musicales también son muy buenos.

M.T.: Y la formación instrumental es muy interesante y novedosa…

S.G.: La formación la concibieron Julio Panno y Eduardo Vaillant –arreglador y director musical del espectáculo-. En el comienzo estábamos pensando en tener un trío de vientos, pero no nos daba el espacio escénico para eso ya que, imaginate!!! Un trío de jazz más tres vientos, dejaban un lugar mínimo para que pudiera moverme. La idea de esta formación pasaba por la necesidad de tener un sostén armónico importante y entonces Julio (Panno) me dice “y… podemos poner un bandoneón!!!!!!” y yo le dije: “es una buena idea el bandoneón, además le daría un color lindísimo!!!!”. En eso habla Panno con Vaillant y éste a su vez le dice: “estuve pensando en un bandoneón” (risas). Y bueno, así fue que el mismo día se cruzaron las ideas, como si se hubieran leído la mente.

M.T.: Además lograron darle un cierto aire porteño…

S.G.: Claro! Pero a aparte, cuando surgió esto, nos gustó la idea no solamente por la resolución que nos daba el bandoneón, si no porque además recién ahí caímos en la cuenta de que nos daba como un sonido propio, como un sonido local. Y cuando arrancamos con eso, ya no queríamos los vientos aunque tuviéramos lugar, queríamos el bandoneón porque nos atrapaba la idea estética sonora.

M.T.: Una idea estética con arreglos musicales muy bien logrados.

S.G.: Sí, los arreglos son bárbaros. Además tenemos unos músicos bárbaros también porque Galimany –en contrabajo-, Trapanotto –en batería- y Bruschini –en bandoneón- son tres músicos de primer nivel. Inclusive cuando vienen cambios son de primer nivel también. Michelini, que es el cambio de Trapa, es bárbaro!! Y la vez pasada tocamos con Pocho Palmer que es un bandoneonista también de primera línea.

M.T.: Evidentemente lograron unir excelentes profesionales que dieron lugar entonces a un espectáculo de primera calidad.

S.G.: Sí, sí!!!! Además el dream team!!!!! (equipo soñado), porque Jorge Ibáñez –diseño de vestuario-, Aníbal Pachano –imagen y diseño de iluminación-, Josse Muñoz –coreografía- y Miriam Costamagna –asistente de dirección y coreografía- son de primerísima también!!!!!

M.T.. ¿Estás armando algo nuevo actualmente?

S.G.: Estoy ensayando una obra de Julio Panno también, que se llama “El último tango de Eva Perón”, que la dirige Daniel Suárez Marzal y hace dos semanas que comenzamos a ensayar con Juan Palomino, que es el protagonista masculino.

M.T.: ¿Y para cuándo es el estreno de este “último tango”?

S.G.: Para abril del año que viene. La música la está haciendo Diego Vila y la coreografía la está montando Julio Zurita. Así que se trata de otro gran equipo!!!!!
Y estamos disfrutando tanto de ese proyecto también!!!!! La música va a funcionar a modo de guión musical cinematográfico. No es que van canciones y música para coreografía, sino que la música juega un papel importantísimo dentro de lo que es toda la trama dramática de la obra; es teatro musical y el guión cuenta una historia distinta de la que se viene contando de Eva. Es una Eva no mostrada, ya que no hablamos de la Eva política. Es una historia en donde convive lo onírico y lo real, donde aparecen sus personajes del radio-teatro. La idea estética de la obra busca un tratamiento similar al de las películas en blanco y negro y el glamour de esa época. Juan Palomino interpreta a la “Muerte” que, sensual y enigmática, está ahí acechando. Es un proyecto en el que también está puesto todo nuestro corazón.

(Sandra habla tan entusiasmadamente de este nuevo proyecto, que casi pueden leerse en su mente las imágenes del mismo pasando por su cabeza)

M.T.: ¿Y qué te seduce más? ¿un producto de afuera, ya armado, o algo local, que se esté gestando?

S.G.: Es que es tan distinto!!!!! Por ejemplo me encanta “Sweet Charity”, y la verdad que tengo muchísimas ganas de hacerlo, pero obviamente que una vez que pase “El último tango de Eva”, porque éste es ya el proyecto nuestro del año que viene, que ya está confirmadísimo… de hecho he rechazado dos proyectos ya este año por este trabajo.

M.T.: ¿Y en que sala irá El último tango…?

S.G.: Estamos confirmándola (dice cruzando sus dedos). Hasta que no tenga la firma puesta no quiero decirla (risas).
Es la primera vez que estoy con dos proyectos propios, y es un sabor distinto “el hijo”. Es muy diferente asistir a todo, estar en todo. Darle empuje a toda la pre-producción e impulsarlo… Es distinto cuando vos estás en la cocina de la cosa, cuando lo ves formarse desde la primera palabra, desde el primer concepto y además tenés la posibilidad de compartir con el director qué camino tomar. Porque, bueno, hasta ahora, en general, yo he estado en proyectos que ya venían probados, con una dirección hecha. Y si bien, Jazz Swing Tap no fue tan así porque se construyó en base a nosotros, el repertorio ya estaba elegido.

M.T.: Ahora bien, entre un producto y otro, entre el “ya armado” y el que “estás desde el vamos” ¿no te resulta más enriquecedor este último?

S.G.: Absolutamente! Si, si totalmente!!!! Yo estoy como enamorada…. ¿viste cuando estás de romance? Bueno, la sensación esa de mariposas en la panza, de decir: “ay, viene el ensayo”, como si recién empezara… como cuando es la primera vez, que estás esperando, contando las horas para que llegue el momento del ensayo… uno piensa “qué lindo, qué me va a proponer hoy…” es eso, es un romance.

M.T.: Pueden verse, entonces, como dos etapas bien marcadas dentro de tu vida profesional: un primera con las puestas internacionales ya armadas y esta nueva con puestas locales, de mayor participación tuya en cuanto a la construcción del espectáculo. Muy enriquecedoras las dos, pero parecería que esta última es la más enriquecedora

S.G.: Sí!!!! Totalmente!!! Están estas dos etapas, pero creo que esta última es más enriquecedora. (se queda pensando).

M.T.: Además de “Sweet Charity”, ¿hay algún otro personaje que no hayas hecho y que te gustaría hacer?

S.G.: Mmmm… De lo extranjero, no tengo una predilección tan fuerte como la tengo con Charity.
Lo que pasa que tengo personajes preferidos pero que creo que los haría en otra época, creo que cuando sea más grande. Por ejemplo, me encanta el personaje de Mama Rose, de la obra Gipsy. Inclusive, te cuento, que vamos a hacer en el Maipo una función semi-montada de esta obra. Me convocó Ricki Pashkus para hacer nuevamente Gipsy –que yo ya lo hice- y María Rosa Fugazot va a hacer de Mama Rose. Esto será en noviembre y, a lo mejor, viene Stephen Sondheim -el autor- a verlo. Estoy muy entusiasmada con hacerlo porque creo que los personajes siguen moviéndose, uno no se divorcia de ellos y siempre hay algo más para ponerle. Creo que hoy haría una Gipsy completamente distinta. Sin embargo ahora estoy en una edad intermedia en donde me encuentro un poco lejos de la de Gipsy y, sin embargo, aún no estoy en la edad de Mama Rose… Pero éste es un personaje que me encantaría hacer!!!! Lo mismo que el protagónico de Sunset Boulevard.

M.T.. ¿Y dirigirías? ¿o darías clases?

S.G.: No, no dirigiría. Clases doy, no de técnica vocal sino que doy clases de técnica de interpretación. Básicamente trabajo con gente con una base técnica y con determinadas condiciones para el género. Te alimenta muchísimo el trabajo. Cada persona es un mundo y en lo que se refiere a técnicas de interpretación cada persona tiene sus vericuetos, entonces es un trabajo muy minucioso en definitiva es una manera de dirigir porque le tenés que encontrar la vuelta, tenés que ver qué le conviene, por dónde, lo mismo que le sirve a uno no le sirve a otro y eso a mí me invita a aprender y a descubrir cosas.

M.T.: ¿Y entonces? ¿la dirección convencional no?

S.G.: No, por ahora me veo como intérprete.

M.T.: ¿Cómo ves al género acá en la Argentina? ¿Hay autores, hay productores, hay intérpretes, o faltan?

S.G.: Hay gente muy buena ya formada y además una cantidad de gente que se está formando que tiene un talento impresionante!!! El mercado creció y hay mucha gente preparada en todas las disciplinas, cosa que antes no pasaba. Creo que este crecimiento es un poco producto de la globalización. Favoreció muchísimo el hecho de que vinieran producciones extranjeras y que se vieran altos niveles de producciones acá en Buenos Aires con elencos locales. Esto produjo una retroalimentación y empezó a crecer el mercado.
Fijate que ahora no hay temporada teatral que no tenga por lo menos cuatro musicales, cuando antes había un musical cada dos años.
Creo que hay más gente preparada para hacer musical que para escribir o que para componer. Si bien eso también está avanzado, está más rezagado. Hay una gran diferencia entre la gente que está lista para hacer musicales y la gente que está lista para crear un musical. De todas maneras, es un mercado que se está desarrollando y, como tal, va a haber aciertos y desaciertos.

M.T.: ¿Cuál de todos los personajes que hiciste te llegó más o te significó más? ¿O todos tienen lo suyo?

S.G.: Uno de los personajes que más me pegó fue la Mujer Araña, que acá la hice dos veces, pero estuve un año de temporada afuera, en EEUU, y la verdad que me cambió la vida. Si bien la obra era la misma, cada semana era un estreno distinto, una ciudad distinta y una cabeza diferente.
El Beso… fue la primera producción extranjera en la que participé y a pesar de que Marta –que fue el personaje que hice acá- fue un rol muy pequeño, para mí ver esa manera de trabajar fue fascinante. Era un orgullo hacer esa obra porque era verdaderamente maravillosa… nunca había estado en un puesta tan impresionante… la escenografía, las proyecciones, la música… era fantástica!!!!!
(Piensa un momento y agrega) “El Diluvio que viene” también me marcó!!!! Ayer cuando estábamos en la presentación del libro de Gorlero y salieron Trelles y Vicky Buchino a cantar “Hormigas” a mí se me cayeron las lágrimas.
Pero bueno, contundentemente, Velma, de Chicago, me abrió la puerta a que me conociera más el medio local. Velma marcó un antes y un después en mi vida en cuanto a mi proyección artística en el espectáculo porque, en realidad, el trabajo que yo hice en La Mujer Araña afuera no lo pudo ver nadie. Velma fue un personaje que hizo que yo pudiera poner toda la carne al asador. Además respondía a una esencia muy particular porque era el “estilo Fosse” (de Bob Fosse), y ese estilo siempre me resultó muy orgánico. Cuando con Carlitos Veiga hacíamos producciones en los programas de Badía, hicimos All that Jazz. Carlos era un fanático de Fosse y su estilo coreográfico estaba muy emparentado con él. Fosse no es solamente una forma corporal; es también una manera de pensar, una forma estética… es una filosofía, una manera de ver la vida. Hubieron una cantidad de cosas que se juntaron energéticamente en Chicago. Los personajes Fosse son personajes que necesitan alguna experiencia de vida, una manera de pensar. Y bueno, todo se juntó como para que yo pudiera explotar artísticamente.
De todas maneras, cada uno de los roles que hice lo viví a fondo, al 100 %, porque así me gusta trabajar, porque no me gustan las medias tintas, amé todo lo que hice…

M.T.: Bueno, me parece que ahí está la clave entonces. Independientemente de tu preparación profesional, la clave está en el apasionamiento que ponés, que es el que te abre las posibilidades para que el resto se dé. Y creo que por eso podés saltar con tanta naturalidad y tanto magnetismo de un escenario de grandes dimensiones y escenografías monumentales a un escenario pequeño, cantando al lado del público, en un espacio intimista como el que propone Guida Concert

S.G.: Si pero también tiene que ver con el aporte que te dan los demás, a mi me gusta trabajar en equipo, la conjunción que logramos en “Guida Concert” hace que yo disfrute y me siga apasionando con mi trabajo.