Frustrados en Baires

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Por Fabián D´Amico

Oscura tragedia musical basada en canciones de Charly García. Coreografía e interpretes lo mejor de la propuesta.

Valeria Ambrosio, sin alejarse de la moda de “homenajear” a grandes mitos de la música popular argentina en formato de musical, ofrece “Frustrados en Baires” en la sala mayor del Konex. La propuesta basada en canciones de Charly García es una tragedia con todas las letras, alejada de la habitual producción de la realizadora donde el humor es siempre un factor primordial. La historia de cuatro jóvenes artistas que se presentan a castings y audiciones y son sometidos a malos tratos, abuso de poder y acosos varios por los poderosos de turno carece de cualquier vestigio de esperanza en el futuro. Ni estudios con profesores reconocidos ni las más aptas cualidades pueden vencer el poder que detentan quienes los juzgan, basándose en lo efímero y glamoroso.

Ambrosio ejerce una mirada impiadosa y personal sobre el material que tiene entre sus manos. Junto a Ana Repetto y Bruno Zampardi crean un relato extremista, sin medias tintas, donde los buenos tienen miles de conflictos y todas las de perder (un gay con dificultades en el habla, una chica fácil, una utópica idealista y un drogadicto) y los malos visten buena ropa, lindos peinados y hablan continuamente por celulares. Los protagonistas, dentro un registro naturalista de actuación pero con un perfil psicológico cercano a la caricatura, deambulan agobiados dentro de un círculo concéntrico de fracasos constantes y reiterativos. La amistad consolidada entre ellos y la creación de una obra de arte hecha con sus temores y conflictos como símbolo de rebeldía frente a una existencia chata y un futuro incierto es el único que les permite seguir adelante. En otro plano de la acción, sus antagonistas disfrutan de la buena vida, del sol, los buenos tragos y sentados en blancos sillones son iluminados por una gran pantalla de Led donde se reflejan imágenes y videos que tienen una doble finalidad. Lo proyectado refuerza la potencia del relato mostrando parte de la vida de los personajes y constituye un manifiesto artístico de la directora, donde Ambrosio deja en claro su postura frente al mundo, al arte y a los medios, siendo como toda proclama, subjetiva y cuestionable.

Lo endeble y hermético del relato gana soltura y adquiere poética en la puesta en escena. La directora plama cuadros visualmente atractivos, donde se amalgaman música, canto y danza bajo el buen diseño de luces de Juan García.
Una marcación detallista de los actores en cuanto a sus movimientos es sin duda lo plausible de esta realización gracias al creativo trabajo de Sebastian Codega quien comprende y cristaliza ( por fin en un musical argentino!) la danza como un lenguaje más dentro del teatro musical y no como simples desplazamientos escénicos en pos de un show atractivo. Mérito posible gracias a la energía de los intérpretes, destacándose Juan José Marco dentro de esta disciplina con momentos de alto impacto emotivo.

La dirección musical y arreglos de Gaby Goldman y los arreglos corales de Gabriel Giangrante son formidables y resisten el mal diseño de sonido de Rodrigo Lavecchia con saturaciones y decibeles solo soportables en un recital de rock pero no aceptables para un espectáculo teatral.

La excelencia de los ocho protagonistas, el manejo de sus cuerpos y voces y la entrega que se ve y vivencia desde el escenario posibilita que "Frustrados en Baires" más allá de sus altibajos, confirme el joven talento argentino existente dentro de la comedia musical.