JETTATORE!

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Por Fabián D´Amico

Un clásico de la comedia rioplatense con relevante dirección de Alezzo y sobresaliente elenco.

La generación del 80 en Argentina marcó un quiebre con respecto a la influencia extranjerizante en materia dramatúrgica. Una de las primeras obras nacionales fue Juan Moreira. A principios del Siglo XX nuestro teatro contaba con una temática y lenguaje propio de corte costumbrista donde las ideas políticas, situaciones y clases sociales y muchos de los vicios de las mismas ocuparon los escenarios porteños de la mano de nombres como Payró, Sánchez y Laferrere.

El inusitado suceso de público que causo el estreno de Jettatore! de Gregorio de Laferrere en el año 1904, marcó el inicio de una serie de comedias reideras y bufas cercanas a los vaudevilles franceses donde el peso de la acción se equilibraba entre los diálogos mordaces y una dinámica puesta en escena. A poco de cumplirse el centenario del debut de la comedia por la compañía Podestá, se estrenó una nueva versión de la misma en el Teatro Cervantes, con la dirección de Agustín Alezzo.

Lucía y Carlos, pareja de primos enamorados, tratan de impedir por todos los medios que los padres de la joven la casen con Don Lucas, un solterón de buena posición económica. Encuentran como plan para evitar ese propósito, hacer creer a la familia que Don Lucas es un jettatore, es decir una persona que con su sola presencia irradia energías malignas que provocan desgracias. Con la ayuda de un joven médico amigo de la pareja alegan que Lucía cae enferma por el solo contacto con su pretendiente. Pero el juego se completa con el convencimiento del propio Don Lucas sobre sus poderes sobrenaturales, quien desata cómicas situaciones y equívocos varios.

El autor pinta con esta obra a la sociedad burguesa de principios del siglo pasado, que se debatía entre los albores de la ciencia que no logra curar las migrañas de la madre de Lucía y la fuerza de las creencias populares. Un sector social permeable a todos los amuletos y cábalas, folklore de las clases bajas o de los sirvientes, se muestra a la perfección y de manera jocosa merced a la hábil pluma de Laferrere en esta comedia de tres actos que mantiene, a pesar del paso del tiempo y de los avances en la sociedad, frescura y efectividad sin convertirse en una pieza arcaica.

La actual versión de Jettatore! es respetuosa del original y su efectividad, pese a la inocencia o ingenuidad de la trama vista desde la óptica del teatro actual, reside en el discurso propuesto por Agustín Alezzo. EL director encuentra un perfecto equilibrio entre puesta y actores, donde una mano firme en el diseño de los personajes no descuida el juego propio de la comedia con entradas y salidas, el uso de planos simultáneos de acción, la impronta propia de Parravicini al romper la cuarta pared y dirigirse a la platea y ocurrentes escenas como la de la procesión que arrancan aplausos a telón abierto.

Las actuaciones son magistrales y la homogeneidad del elenco recuerda a la desaparecida Comedia Nacional que deleitó con su presencia por décadas al público de la sala María Guerrero del Teatro Cervantes. Malena Figó y Hernán Muñoa como la pareja de enamorados, la lograda maquietta de Claudio Da Passano en un papel que el actor aprovecha al máximo, la desoplitante madre de Lida Catalano y la solvencia de Aldo Barbero y Nestor Ducó dan el marco perfecto para que Mario Alarcón deslumbre con un Don Lucas intencionado, divertido y a la vez contenido y medido en un rol proclive a excesos histriónicos.

Jettatore! cuenta con rubros técnicos de excelencia donde la sobria escenografía de Marta Albertinazzi y el deslúmbrate vestuario de Graciela Galán acompañan a la acción sin robarse el protagonismo reservado a la trama y las actuaciones. Este relevante debut de Alezzo como director de una pieza en el Teatro Cervantes enaltece la continuidad de la extraordinaria programación de clásicos nacionales que comenzó el año pasado con EL conventillo de la Paloma de Vacarezza. Un plausible rescate de nuestro acervo teatral con calidad y excelencia, cita obligada de todos quienes quieran disfrutar de un genuino producto artístico con entradas accesibles a todos los bolsillos.