La hora de la batalla

Por Rómulo Berruti

¿Qué pasa si dos hombres aman apasionadamente a la misma mujer, se ven obligados a compartirla y además se conocen en un baño turco?

¿Qué pasa si dos hombres aman apasionadamente a la misma mujer, se ven obligados a compartirla y además se conocen en un baño turco? Esta es la propuesta de Susana Torres Molina en Ella, que acaba de estrenar el Payró. El sitio elegido para que esta situación se blanquee resulta importante. Allí los rivales están sin ropas, cubiertos apenas por una toalla y esto ablanda muchas formalidades. Están, además, encerrados, sudados, les falta el aire. Un reflejo exterior de su paisaje interior. Y como uno de ellos provoca el encuentro, es también casi una emboscada. Con un texto muy interesante, escueto, filoso, agudo y por momentos hasta divertido, “ella” es la presa virtual. De esa mujer se habla todo el tiempo, la corporizan, la vuelven carnal y a través de esa sensualidad modelada por la memoria los dos hombres medirán sus fuerzas y limitaciones. En ese ring lleno de vapor lucharán como animales en celo –esto está enfatizado en la puesta de la autora, los intérpretes no se pegan, se embisten como bisontes- y desde su ausencia física el objeto del deseo relumbra como una gema. La clave de esta obra, obvio, son los actores. Sobre una dramaturgia inteligente que estimula y contiene a la vez, Patricio Contreras y Luis Machín enfrentan el desafío en la siempre un poco complicada platea doble de la sala. Hay que actuar alternando los dos frentes para no omitir ninguno. Lo hacen muy bien. Contreras, en un gran trabajo, asume un personaje difícil, desesperado, áspero y con la mochila doble de ser el que presenta batalla. Tiene momentos notables de angustia mordida y certezas masculinas que en realidad esconden perplejidades. Luis Machín, con un papel algo más pasivo, es un espejo casi perfecto del otro yo de su adversario. A través de ambos, casi alcanzamos a oler a esa mujer que los enloquece. La duración cauta y la buena ambientación de Ariel Vaccaro contribuyen a que Ella se incorpore como una propuesta muy atractiva a este verano teatral porteño.-