La novicia rebelde

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Por editor

Sin duda, ha sido un título muy esperado y ahora de la mano de T4F se puede apreciar, en familia, a pleno sin temor a salir defraudado, muy por el contrario el público disfrutará en grande este clásico para todas las edades.

Finalmente, se estrenó la nueva versión de este clásico del género en el Teatro Opera City; asumiendo todos los riesgos de presentar un material tan vivo en la memoria del público en general, y muy proclive a comparaciones de los fanáticos de los musicales.

Esta puesta, presenta un acertado desarrollo escenográfico que opta por una estética basada en la síntesis, lo icnográfico y la sugerencia, aunque a veces se ve empañada por el exceso de personas que corren visiblemente los elementos.

También se pueden apreciar un acertado reacomodamiento de algunas canciones que suman a la dinámica general y sutiles adaptaciones en las escenas, por ejemplo Maria se entera del amor del Capitán por una charla con la hija de él, situación que favorece el vínculo entre ambas pero diluye un poco el personaje de la Baronesa, quien fuera la portadora original de dicho parlamento.

En los rubros técnicos, es destacable el preciso y precioso “diseño de sonido” que permite disfrutar todo el desarrollo musical tanto de la orquesta, los coros y los solistas; permitiendo que las letras de las canciones lleguen de una forma absolutamente clara.

El punto más alto de la puesta es sin duda, el efecto de la huida final, que con un recurso muy simple y efectista logra una imagen llena de emotividad; y el menos logrado es el número “Dieciséis para diecisiete” que no logra recrear la atmósfera intimista y romántica necesaria.

El elenco presenta trabajos parejos y acertados; quizás algo preocupados en la caracterización exterior más que en un fluir, siendo Mirtha Wons quien se destaca con su original composición.

El trabajo, nada sencillo, de dirigir actoralmente al elenco infantil es formidable, consiguiendo un resultado lleno de frescura, gracia natural y fuera de peligrosos esteriotipos.

En la historia, el personaje protagónico es María y en esta puesta la pieza fundamental es Laura Conforte, quien da vida a ese personaje, arrollando con una energía ideal, con un candor pocas veces visto. Con mesura, ella administra con astucia sus recursos y siempre sorprende con una faceta aún por descubrir de su criatura. Todo, en ella es naturalidad, teniendo la particularidad de poder alternar entre sus textos cantados y hablados, sin que nos demos cuenta. Aporta a su creación las dotes justas de humor, alegría, preocupación, y valentía sin que nada suene artificial o exagerado.