Lo que hice por amor

Por Fabián D´Amico

Una angosta escalera desciende hasta un mostrador que recibe a los visitantes. Paredes cubiertas por telas negras con brillos, una imponente araña y un cortinado que esconde la magia de un lugar que nos traslada en el tiempo hacia un pasado plagado de glamour. Dorian Teatro bar es un nuevo espacio teatral-musical abierto en Recoleta que propone un reencuentro con una manera de presentar espectáculos cuyo anclaje temporal y estético son propios de los dorados años 70 cuando el café concert se aleja de los conventillos y se traslada a lugares selectos convirtiéndose en moda de la alta sociedad vernácula.

Luz tenue, muros espejados, una amplia barra para atender a varias mesas dispuestas a lo largo del salón y un minino escenario son los elementos que predominan en el lugar y que imitan los selectos lugares donde artistas renombrados de la escena nacional hicieran sus primeras presentaciones teatrales. El Dorian propone en esta temporada Lo que hice por amor, unipersonal musical creado por Pedro Frías y Omar Calicchio.

Un sillón, una pequeña mesa con copas y bebidas y una lámpara con algo en común: corazones rojos que invaden los elementos y la escena. Todo está lleno de corazones y el corazón del protagonista invadido de sentimientos encontrados que plasma en canciones y poemas conocidos. El relato se basa en las cosas que se hacen por amor y la audiencia participa tímidamente con sus propias experiencias: se ríe, se sufre, se espera, se desespera, se muere y se resucita. Una sucesión de estados anímicos que Frías traduce en palabras y música y con ellos crea un clima particular entre murmullos de conversaciones animadas, sonidos de copas y repentinos silencios frente a ciertos temas que recalan fuerte en el inconsciente colectivo del público presente.

La joven presencia de Frías, su excelente voz e interpretación, la música en vivo interpretada por Guido Cefaly en la guitarra y una mínima historia y puesta en manos de Omar Calicchio dan forma a un show íntimo donde las distintas formas del romanticismo cobran vida a lo largo de la velada, que siempre cuenta con la actuación de dos invitados sorpresas que sirven de un válido contrapunto para un determinado momento de la función.

Lugar, interprete y música acorde para pasar una placentera noche plagada de amor y romance.