Los secretos de Marikena

Por Paola Rompato

Secretos a cuatro voces

Escenario austero. A la derecha, perchero y mostrador de guardarropas. Una escalera vieja, de madera, se alza en el medio del escenario y se dirige hacia el camarín que espera a su artista. En el extremo izquierdo una tarimita de colores, de esas de las de circo que sirven para que se suba el presentador, o por qué no algún castigado animal.

Comienza la función: Marikena Monti traerá el recuerdo de otras mujeres cantantes y, con su prodigiosa voz, nos contará secretos a cuatro voces.

Ella aparece en escena, con pollera oscura hasta los tobillos y chaqueta del mismo color, que la cubre casi sin dejar ver su piel. Inicia su recitado. La homenajeada: Pepita Avellaneda, la cupletista, aquélla a la que Villoldo, allá a principios del siglo XX, le escribiera algunos versos de “El entrerriano”. El texto que pronuncia pertenece a Pedro Orgambide y nos sitúa en tiempo y espacio, en el tiempo y el espacio en el que Pepita se ocultó cuando abandonó su carrera: el guardarropas de un cabaret. Tangos como “Guapo sin grupo”, “El porteñito” y “En esta tarde gris”, entre otros, se suceden para recordar la imagen de esta mujer, Josefa Calatti “con doble t” –dice Pepita- que murió olvidada por su público. Y entre sus recuerdos, el baile imaginario con Villoldo, Parra (Parravicini) y Evaristo (Carriego), concluye esta primer tanda de secretos, cuando Pepita dice: “Se acabó. Pero… ¿quién me quita lo bailado?”.

Apagón. Una luz tenue se abre y muestra a Marikena sacándose los aros rojos y los zapatos. Se pone unas botas sin cordones (botas al estilo payaso), un delantal gris y deslucido y un gorrito, tipo honguito. Se sube a la tarima y abriendo sus brazos invita: “¡Pasen y vean! ¡Pasen y vean! Sin cartel ni maquillaje, el artista directamente frente a ustedes… ¡Pasen y vean! ¡Pasen y vean!”. Es el momento de evocar a la Edith Piaf artista de la calle, cuando nadie se imaginaba que sería quién fue. Textos escritos por Patricia Zangaro se declaman mientras, intercaladas, se suceden “Les flon-flons du bal” o “Mon homme” entre otras canciones del repertorio de la francesa, y así se transita desde su vida en la calle hasta el primer triunfo como cantante en un cabaret.

Otro apagón. Nuevamente se abre la luz tenue. Marikena sube al camarín. Allí se quita su chaqueta oscura haciendo aparecer una blusa blanca y escotada. Zapatos de taco blancos y negros y, por supuesto, la flor blanca en la cabeza… “blanco sobre negro, para resaltar la negrura”: llega el homenaje a Billie Holiday. “My man”, “Summertime”, “The man I love” y “Strange fruit” son cantadas a la vez que la protagonista monologa mostrando las broncas, miserias, angustias y desengaños de la maravillosa cantante negra.

Para cerrar: Marikena. Ella, con una bata de final de show, cantando “Enhebrando heridas”, tema de su autoría, con música de Oscar Laiguera, en el cual se le rinde homenaje al “cantar “.

El espectáculo nos muestra la plasticidad de Marikena Monti para adaptarse a diferentes estilos musicales, pero también nos muestra una Marikena actriz, en una notable interpretación.

El momento mejor logrado artísticamente, tanto desde lo musical como desde la representación escénica, es el de la Piaf. El homenaje a Billie resulta ser hermosamente emotivo, visceral a más no poder en la interpretación de los textos pero, si bien el resultado musical final es bueno, es dentro del género del jazz donde pueden verse algunas debilidades interpretativas de la cantante. Y el recuerdo de Pepita es enternecedor… trae a la memoria no solamente a la cancionista, corajuda y audaz en una época en la que las mujeres casi no podían cantar (menos subirse a un escenario de teatro picaresco), sino que también muestra su relación con otros grandes de la canción porteña, la poesía y el teatro cómico de su época.

Se trata de un espectáculo emotivo, con una destacada selección de repertorio musical y textos elocuentes, preparados y seleccionados para mostrar facetas diferentes, desconocidas, de tres figuras de la canción.

Cuatro mujeres: Pepita, Edith, Billie y Marikena. Secretos, secretos gritados a cuatro voces en una sola voz, la de Marikena Monti.